El Alfa Y Omega

Prologo

Sophia Wilson, hija de una familia de omegas, ha sido rechazada, humillada y marcada desde que tiene memoria. En la jerarquía de la manada Luna de Plata, ser omega significa servir, callar y sufrir. Y Sophia lo ha hecho toda su vida, hasta que la Luna interviene.

El vínculo de pareja aparece de forma inesperada, marcándola como la compañera destinada del temido alfa Liam Miller. Pero en lugar de aceptarla, Liam la rechaza públicamente, avergonzado de que una simple omega sea su igual.

La luna llena iluminaba los bosques helados como un ojo vigilante. Todo estaba en silencio, excepto el sonido de su respiración agitada.

Sophia corrió sin mirar atrás. La mansión, las luces, los rostros, todo quedó atrás, borroso, irreal. Solo corrió. Como si pudiera dejar atrás el dolor si se alejaba lo suficiente. El la había rechazado delante de todos y fue lleno de odio, no la acepto como a una omega, su alma gemela, las lágrimas brotan de sus ojos con fuerza nublando su vista y tropieza con una rama cayendo al suelo y grita fuerte en el oscuro y silencioso bosque.

"Ella no puede ser mi alma gemela."

Liam, el alfa de la manada Luna de Plata, su supuesto compañero destinado, la miró a los ojos el día que el lazo apareció y dijo con frialdad:

—Yo Liam Blake, futuro alfa de la manada luna de plata. Te rechazo a ti como mi pareja destinada y luna de esta manada.

Desde ese día, Sophia dejó de ser una loba. Pasó a ser una sombra. Una omega rechazada.

Pero la manada ignoraba una verdad peligrosa: Sophia no era una omega común.

Y la Diosa Luna no se equivoca al elegir a sus destinados.

***




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