El Alfa y su luz

Capitulo 8

 

Regresamos todos a la manada, haré una reunión con mi beta, mi delta y mi hermana. Debemos investigar a Gwen, saber qué clase de problemas tiene, quien la busca y porque, quiero saber todo sobre ella. Quiero tener controlado su apartamento para cuando regrese, no quiero tener nada fuera de mi control.

 

-         ¿Eso es todo alfa? – pregunta mi delta James

-         Si, cualquier cosa que sepáis me informáis – le digo 

 

-         Hola hijo! – entra mi padre al despacho – hola princesa! Trebor, James

-         Hola padre – los demás hacen una reverencia

-         Me he enterado de que tienes a tu mate, cuando nos la presentaras – me pregunta mi padre

-         Ahora mismo no está en la ciudad, se ha ido un par de días, en cuanto llegue le pediré que se venga a vivir aquí en la manada, es una humana, por lo que aún no sabe de nuestra existencia. Así que agradecería que cuando la conozcáis no se os escape nada fuera de lo normal, no la quiero asustar – le informo a mi padre

-         Me alegro que no la quieras rechazar – me sonríe mi padre – os dejo para que continuéis con vuestra reunión. Hasta luego chicos.

-         Ya os podéis retirar todos – les digo

 

Voy a la universidad, aunque esto es deprimente, odio ir, estoy que me subo por las paredes, ella no está, no la encuentro. Mis hombres están buscando cualquier pista. Y como no se a donde ir a buscarla, siempre voy a la universidad y a su apartamento.

 

-         Tranquilo, tenemos todas las comunicaciones con los aeropuertos, incluso si se ha ido por mar tenemos los puertos bien vigilados por hombres que conocemos – me comenta Trebor

-         No la quiero perder, quiero tenerla cerca, ella es tan frágil, tengo miedo de que le pase algo malo –

 

Ella es solo una humana, si la buscan porque alguien se ha enterado que es la Luna de todas las manadas, y con eso podrían hacerme chantaje, incluso la podrían tener en una celda. Donde se habrá ido, debió confiar en mí, somos novios y según entiendo para los humanos los novios se cuentan toda su vida y confían el uno en el otro. Si no ha venido a pedirme ayuda, significa que ella no confía en mí, por eso se fue, me duele mucho pensar que se ha ido por mi culpa.

 

Seguimos andando por los pasillos de la universidad, yo sigo en mis pensamientos, pensando cualquier cosa que hubiera dicho, para yo poder ir hacia allí.

 

-         Hola perros – nos para Black – tengo entendido que alguien perdió algo muy valioso – dice con burla

-         No tengo tiempo para perderlo contigo – le digo, se que se refiere a mi luna

-         Es una lástima, yo que quería ayudarte – me dice Black

-         Si tu tienes a mi luna o sabes algo de ella, es mejor para ti que me lo digas ahora mismo, o de lo contrario me importara muy poco el consejo y te declararé la guerra – le digo irritado por su comentario

-         ¿Así agradeces que quiera ayudarte? Mejor me voy donde alguien requiera mi ayuda – Black se gira riendo mientras empieza andar en dirección contraria a nosotros

-         Si sabes algo dímelo y te lo agradeceré – mascullo, no me gusta pedir su ayuda, no quiero deberle nada a este maldito ser

-         De seguro no sabes nada, además que ganarías ayudándonos – dice Trebor

-         A mi me gusta ayudar a perros desvalidos – dice riendo Black

-         O me dices o te parto la cara – le gruño

-         Tu no podrías ni tan siquiera acercarte a mí, pero ya que estoy de tan buen humor, te diré – hace una pausa, y yo estoy cada vez más enojado – ¿has pensado en pedir ayuda al Consejo? De seguro ellos tendrán mejores contactos que tu

-         Maldición – susurro, tiene razón no pensé en pedir ayuda al Consejo para informarme de mi luna y de que me la pueden encontrar, ellos saben que es necesario que la manada tenga una luna y mas si es luna suprema.

-         Lo sabía, eres imbécil – se va riendo Black 

 

No tengo tiempo que perder para ponerme en contacto con el consejo, espero ellos me puedan informar, tienen buenos hechiceros y brujas, a parte de todos los seres sobrenaturales del planeta, por lo que les puede ser más fácil encontrarla. Me dispongo a escribir una carta, poner el sello de mi manada y con esto el hechizo de solo el consejo lo puede abrir. La carta desaparece de mi mesa, eso solo significa que ha sido enviada correctamente. Ya solo falta esperar su respuesta, esperemos sea lo antes posible.

 

Ha pasado 2 días, y no tengo respuesta de Gwen, ni del consejo. Mi gente no ha encontrado nada de ella, es como si no existiera. De verdad, que esconde esta chica, me tiene desesperado. Mis guardias de la entrada abren el link 

 

·        Alfa, tenemos a un hombre que pide reunirse con usted.

·        ¿De quien se trata?

·        No nos quiere decir, solo dice ser un tal señor Dinn, y que es urgente hablar con usted

·        No lo conozco, pueden decirle que se vaya

·        Alfa, el señor insiste, dice que es sobre nuestra luna – acaso sabe algo de Gwen este señor, por poco que sea, deberé reunirme con él

·        Háganlo pasar a mi despacho – le ordeno

·        Si alfa – me dice el guardia de la entrada

·        Trebor, te necesito a mi despacho, es urgente – le digo a mi beta por el link, para que también esté presente

·        Si alfa – me dice Trebor

Al poco rato entra Trebor y le comento que pronto recibiremos a un señor que no conocemos pero que sabe algo de Gwen, mi beta ya sabe que esta aquí por si ese hombre quiere hacer algo malo, por lo que ya habrá avisado a los guardias y a la manada de que esten alerta por lo que pueda suceder. Solo espero que traiga buenas noticias, y nada malo pase, al fin y al cabo solo es un hombre. 

 

Llaman a la puerta, y le decimos que puede entrar, el guardia le deja entrar y cierra la puerta para que solo estemos reunidos los 3. El hombre viste con un traje a medida, de un color azul marino, se le ve de unos 35 años, es muy elegante. 




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