El algoritmo de tu amor

Capítulo 6

Preparatoria American.

Seis años atrás.

—El día está algo caluroso —dice Lexi a mi lado, haciéndose aire con el papel del examen que acaba de reprobar.

Tomo un sorbo de mi batido de frutilla extra frío cortesía de la cafetería frente a nuestra preparatoria.

—¡Hola, Meg! —saludan un par de compañeras de clase que pasan frente a nosotras. Saludo con la mano, sonriente.

Hili mig —imita Lexi, rodando los ojos y agrega—: Nunca me saludan, como si fuera a morderlas.

Lexi era la persona con diecisiete años más amargada que conozco y conoceré en toda mi vida. Era risueña y chistosa cuando quería y por gracia del cielo jamás la he conocido furiosa y pobre de aquel que sí lo haga. Sin embargo, malhumor ha aumentado a medida que pasan los meses y el final de las clases se acercan, lo que significa el comienzo de la Universidad. Lexi aún no tiene muy claro que es lo que quiere estudiar, lo que la lleva a ponerse nerviosa a medida que los días avanzan.

Suelto una risita—. Tan de buen humor no te conocen aquí, amiga.

Ella resopla y continúa mascando su chicle de menta. Hasta que ve algo detrás de mi que logra hacerla fruncir su ceño. Volteo y lo que veo hace que mi corazón lata desbocado.

—Debo ir —susurro dejando de lado mi batido.

Me incorporo y me dispongo a caminar hacia esa dirección, mi amiga toma mi brazo.

—Iré contigo.

Asiento y camino a paso rápido intentando encontrar el recorrido. Entonces escucho esa voz, esa maldita voz. Marcos Mortal, el bravucón más imbécil e inútil de toda la escuela.

—Esto es lo que harás, maldito nerd, te daré mi tarea de matemáticas y tú, como eres útil únicamente en esto, completarás los ejercicios —habló Marcos.

—No sólo eso, también hará mi tarea de derechos —agrega el hermano menor de Marcos, Matías.

Marcos ríe y asiente—. Sino, tu cuerpo entero sufrirá bajo el agua.

Señala a la piscina del equipo de natación y al instante siento mi corazón dejar de latir por segundos. Kyler no sabe nadar.

—Podríamos darle un ejemplo de lo que sería si no cumple con las exigencias —sugiere Matías y Marcos asiente sonriendo divertido.

—No —dice firmemente Kyler—. Haré lo que ustedes quieren, lo prometo.

Marcos ignora sus súplicas y lo toma de la cintura para lanzarlo al agua.

—¡No, espera, no! —escucho sus gritos y mis ojos se llenan de lágrimas.

Siento que Lexi aprieta mi brazo levemente—. Has algo.

Respiro hondo y tomando todo el coraje del mundo, salgo de mi escondite. Tampoco es sencilla mi posición, le temo a Marcos tanto como Kyler le teme y es que nada es seguro con estos bravucones.

—¡Marcos! —exclamo llamando su atención. Los tres giran a vernos y nos sonríen—. ¡Sueltenlo, los entrenamientos ya comenzaron, muchachos!

—Vamos Matu, no puedo llegar tarde de nuevo o el entrenador me va a meter una buena sanción —se preocupa.

Aprieto mis dientes al ver como empujan bruscamente el cuerpo del pobre Kyler. Él suspira tembloroso y se acomoda sus lentes cuadrados. Los hermanos Mortal pasan por nuestro lado y nos guiñan un ojo. Lexi frunce el ceño y vuelve a ver al castaño que aún se encontraba en el suelo. Tomando aliento, camino hacia él y me pongo en cuclillas.

—¿Te encuentras bien? —susurro levantando mi mano para correr un mechón de su cabello.

Él asiente sin levantar la mirada. Sus lindas y largas pestañas tiemblan sobre sus mejillas, lo que me da a entender que mantiene sus ojos cerrados.

—¿Seguro? —insisto. Él vuelve a asentir.

Frunzo el ceño y me incorporo, algo contrariada por su actitud.

—De acuerdo —susurro y añado—: Ten cuidado.

Vuelvo hacia mi amiga que observaba confundida la situación. Me encojo de hombros, igual de confundida que ella. Duro mi cabeza y mi pecho pesa aún más al verlo aún en el mismo lugar, casi inmóvil.

—Me duele el alma verlo así —susurro. Lexi me abraza y susurra fuiste muy valiente, Megi.

Sonrío de lado y continuamos el camino hasta salir del gimnasio.

•••

—He oído que el nerd Gibson intentó enfrentar a Marcos y Will, y se llevó un buen golpe en el ojo y otro en el estómago —escucho al azar al pasar por una mesa del comedor.

Me detengo de golpe y me acerco a esa mesa. Apoyo mis manos y pregunto—: ¿Saben cuándo sucedió eso?

Los integrantes de la mesa se sorprende y boquean, hasta que uno logra vocalizar—: Hace dos días.

—¿Vieron a Gibson hoy? —vuelvo a cuestionar.

El mismo chico responde—. Sí, en biblioteca. 

Asiento, agradezco y continúo con mi camino. Cuando llego a la mesa de los "populares", tomo mi mochila y volteo.

—Oye, ¿dónde vas, Meg? —cuestiona Lexi entre los chicos del equipo de fútbol.



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En el texto hay: prohibido, badboy

Editado: 26.08.2018

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