El alma del Lobo

Capítulo 24

Aprovechar el sueño profundo del grupo parecía fácil. El problema fue que el hombre de la cicatriz no se unía a ellos. A veces, lo escuchaba manipular metales, con los ojos entre cerrados, lo veía siempre ahí, despierto y en movimiento. Me preguntaba si hacía guardia por los lobos porque dudaba que hubiera más personas de paseo en un bosque recóndito dispuestos a robarles algo valioso. Tal vez, sufría un grave insomnio. 

Así que tuve que aceptar que esa noche dormiría con ellos. Y no fue fácil. A dos metros de mi espalda, se encontraba Breyton. Aún su nombre ocasiona grandes turbulencias mentales. El hombre quien apareció en una de mis visiones forzando a besarlo, puede que incluso siendo cautiva, y quien sospechaba que disparó al hermano de Malkolm, Áric. Podría aparentar ser una persona generosa.

Pero no iba a bajar la guardia. 

El grupo abandonó los lechos de dormir en cuánto se asomaron los primeros rayos del Sol. Cada uno empezó a hacer una tarea distinta: uno preparando la comida del día, otro inspeccionando los cascos de los caballos, el equipaje... Yo intenté en ayudar y probé hacer un mínimo aporte, pero los miembros me miraron atravesados en cuanto manipulé el cucharón para  remover el caldo. El chico quien me encontró ya no se acercaba a mí, pero sí lanzaba esas miradas y sonrisas insinuantes. Breyton era el único que conversaba conmigo, o intentaba, y supongo que les hizo entender a todos que no podían molestar a la "acogida". 

Algunos de los hombres, incluido Breyton, frecuentaban en enseñar esos ojos dorados, gruñir cual animal nervioso en una jaula y los músculos siempre tensos que las venas salían a flote. Era inevitable pensar en Malkolm. Aún no sabía el nombre de la misteriosa naturaleza que lo poseía y parte afectaba a mi cuerpo de embarazada. Una que él mismo admitió que nuestro hijo llevaría. 

Cuando el caldo de desayuno empezó a servirse por el Maorí, Breyton fue quien me entregó el mío en un cuenco de madera que era posible llevarse una astilla de recuerdo. Compartió una vez más asiento y cercanía conmigo. Recién despierta, lo había encontrado con una nueva indumentaria: una camisa más ceñida a los hombros y un pantalón negro de mejor aspecto, también del cordón que ataba su cabello de medio recogido. Si no fuera por sus ojos sangre, daría una cara más grata de ver que asustarse. 

— ¿Te gusta? —preguntó en inglés sobre el caldo y yo asentí con una sonrisa. 

— Doy las gracias a tu amigo por el caldo —Miré al gigantón que se perdía entre los árboles tras al terminar el suyo. 

— Kenril, su nombre —Dijo y tomó un cucharón mientras buscaba con la mirada a otro miembro—. Él, Seiran — señaló con el mentón al de las cicatrices quien ya tenía una camisa oscura que las escondía y atendía a los caballos con su pareja, la cual también hizo conocer su nombre—. Nerelyn —Y entonces recayó en "el sonrisas" apoyado en un árbol comiendo a sorbos del cuenco—. Cordor. 

— No me gusta Cordor, da miedo. —Me culpé después por hacer ese tipo de comentarios en alto con Breyton. 

Pero él coincidió con una carcajada ahogada, intentando tragarse el buche antes de salirse de la boca. 

— Lo sé —expresó en gaélico—. Es... Le gustan las mujeres. Como tú. Va detrás de ellas... —Hizo un gesto con la mano que interpreté a uno exasperante. 

— ¿Cómo yo? 

— Piel blanca y...—Ladeó su mano sobre su cabeza disminuyendo hasta quedar al cuello; se refería a la altura.

— Oh, estatura baja —Palpé el aire hasta bajar y hacerlo con mi cabeza, imitando. 

Asintió. 

No era fácil dialogar con Breyton con aquel vocabulario reducido y normas básicas de expresión que tenía que ajustarme igual a él para estrechar mejor la comunicación. 

—Y... — Echó una fugaz y discreta mirada a mi busto, a mis pechos y lo entendí. 

La solapa cuadrada del peto marcaba bastante el tamaño de lo normal y las hebillas que lo sujetaban brillaban por las luces recibidas como las llamas de fuego. 

— Ya, entiendo. 

Volví a mirar de reojo a Cordor y me entregó una sonrisa de dientes. Breyton siguió la dirección y le hizo sellar los labios y mantenerlos rectos gracias a una mirada de advertencia. 

Cordor estaría interesado en mí, pero Breyton no se quedaba atrás o eso intuía. No estaba segura si me protegía del comportamiento inadecuado de sus compañeros o era un proclamo de interés fuera de la cordialidad. 

— ¿Y los demás por qué no les gusto? No de esa forma —aclaré y arrugué mi ceño con una mueca de labios pensativa—, sino como...

— No les gustan los desconocidos —contestó, con la primeras palabras al inglés y después al gaélico. 

Me reservé en silencio un minuto. Los observé a cada uno y bastante tiempo en la pareja. La verdad, al conocerlos creía que era solo un interés pasajero, físico, por cómo se tocaban y a veces sin reparar en ciertas partes que era fácil sonrojarme. Pero parecían estar enamorados. Se notaba el cariño y la atención, y con esas miradas entregadas. Nerelyn le ayudaba a equilibrar la montura con unos cinturones que cruzaban el abdomen del animal. 

Me dolió verlos, pues otra vez recordé a Malkolm. Hasta sentí envidia y una culpabilidad que me invitaba a pensar cosas tóxicas como no merecerlo. Debí ser sincera desde el principio. Más valiente. Confiar en él. 

— ¿Y tú no desconfías de mí? —pregunté al dejar el cuenco vacío y así distraer mis pensamientos. 

Breyton estudiaba mi cara. Mi expresión. Y recé que sólo se limitará a eso, en no ir más allá donde estaban mis verdaderos secretos y temores. 

— Eres buena para tratar con desdén —dijo entonces, con una soltura que me asombró y levantó el cuenco a terminar de beberlo. 

Era observador como Malkolm, eso lo llevaba a ser callado. Sonreía con naturalidad, a veces con un estilo de malicia, pero inofensiva, como la de un niño bromista, y de orgullo como un atleta a sus logros reconocidos por otros. Esos detalles los vi en las conversaciones que compartían entre ellos. En la noche pregunté por qué cazaban con arcos que con armas de fuego. Él casi mostró una cara de quien recibe una pregunta retórica. Fingió no entender. Y eso, solo incrementa mi desconfianza. 




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