"El Alpha "

❤Capitulo 7❤

Luke bajó la cabeza en señal de sumisión cuando Lachlan pasó por su lado en forma lobuna. Se
marchó corriendo a toda prisa hacia el bosque. Todos los que se cruzaron con él hicieron
exactamente lo mismo, señal de su rango superior al resto.
Ryan se sorprendió al ver el respeto absoluto que le profesaban al Alfa, él era los brazos de
aquella manada y no había visto a nadie que no profesara ese profundo respeto que mostraban en
público.
—¿Ocurre algo? —preguntó Ryan al ver el ceño fruncido de Luke.
—Lachlan estaba inquieto, rozando la ira.
El novato miró hacia atrás, justo a la casa de la que había salido.
—¿Crees que Olivia está bien?
Luke hizo un pequeño carcajeo, como si acabara de decir alguna estupidez.
—Por supuesto que sí, nadie la tocará en su estado. Seguramente esté en uno de los puntos
fuertes del día. —Señaló por donde se había ido el Alfa—. De ahí la prisa.
Era comprensible y no podía llegar a imaginar lo que significaba estar cerca de alguien en celo.
En ese punto en el que el cuerpo demandaba el calor de otro cuerpo llenando todas sus
necesidades más primitivas.
—Hasta a ti te costaría soportarlo.
El comentario de Luke le hizo cabecear un poco. Los Devoradores no estaban preparados para
soportar y manejar algo semejante. Los lobos llevaban siglos lidiando con el celo de sus hembras y
se temía que habían tardado años en pillarle el punto.
—No me gustaría comprobarlo —contestó sinceramente.
—Mejor, yo te recomiendo disfrutar de la compañía de alguna de las chicas que deseen estar a tu
lado.
Ryan se sintió incómodo.
—¿Qué obsesión tienes con que tenga sexo?
La sonrisa de Luke fue tan lobuna que casi pudo ver el lobo pelirrojo que se escondía en su
interior.
—Tienes pinta de hacerlo poco y trabajar demasiado. Con tanto trabajo dudo mucho que te
diviertas alguna vez.
Un aullido espeluznante cortó el cielo provocando que Ryan se estremeciera con el sonido, era
desgarrador e, incluso, pudo notar como calaba en su cuerpo hasta lo más profundo de su pecho.
Era una sensación difícil de describir en voz alta, los lobos eran muy distintos a los Devoradores.
—A alguien lo han rechazado —rio Luke.
¿Eso era un no? Ryan frunció el ceño sin comprender demasiado lo que era.
—¿Todo eso por un no?
—No es un no cualquiera. Ese lobo que aúlla es el marido de Amberly, una de las hermanas de
Lachlan —dijo con diversión antes de ponerse mortalmente serio—. No hay peor castigo para uno
de nosotros que ser rechazaros en pleno celo por nuestra pareja. Como compañero de la loba
nuestra necesidad es casi tan fuerte que el de la loba.
Y eso significaba que la loba tenía un serio problema con su marido para causarle semejante
castigo.
—No me imagino a Leah castigando a Dominick, acabaría con toda la base después —comentó
Ryan imaginando la situación en su hogar.
—Tienen una relación peculiar y no es el primer celo en el que discuten —explicó Luke.
Era extraño aquel lugar y eso que la base tenía unas normas fuera de lo común. Estaba claro que
eran dos mundos distintos que habían chocado gracias a Leah y Olivia. Sin ellas no se hubieran
conocido.
Luke dio una palmada al aire atrayendo totalmente su atención.
—Vamos —ordenó suavemente.
—¿A dónde?
—A cenar. Unas calles más abajo hay un restaurante brutal.
Ryan sonrió, el caso era que sí tenía hambre. Llevaba horas allí y ya comenzaba a tener ganas
de cenar.
—Te has propuesto que lo pase bien, ¿eh?
—Mis amigos siempre deben pasarlo bien.
Comenzaron a caminar, el novato siguiendo al lobo hacia donde quisiera guiarlo.
—¿Somos amigos?
Asintió con solemnidad.
—Desde que vi tus pies tímidos bajando del enorme Jeep que conduces. Y lo mejor fue con la
vergüenza con la que viniste a preguntar dónde estaba Lachlan. Estuve tentado a transformarme
para ver si salías corriendo o me plantabas cara.
Ryan cabeceó un poco sobre esa hipotética situación. Seguramente habría combatido, era un
soldado entrenado por el mismísimo Dominick. No era un niño al que amedrentar con una forma
lobuna.
—No hubiera acabado bien nuestro primer encuentro.
—Por eso mismo no lo hice. Por miedo a que todo saltara por los aires. Nuestro alfa ya nos había
advertido de la visita de los Devoradores y de las nuevas alianzas que habían comenzado a
formarse.
Llegaron al local y no pudo evitar quedar sorprendido, era muy diferente a lo que hubiera
imaginado. Tartamudeó un poco en busca de alguna palabra para definir aquello y no la supo
encontrar.
Era un local grande que ocupaba casi toda la calle, con una fachada de un blanco impoluto. No
obstante, lo interesante era la terraza. De mesa a mesa las separaciones eran los biombos que
conocía de verlos en la consulta del hospital.
Ryan parpadeó sorprendido y se fijó que algunas sillas eran camas de hospital reconstruidas en
forma de sofá y otras, sillas de ruedas.
—¿Te gusta? —preguntó Luke.
—Sí.
—Eso quería, que te sintieras como en casa.
Y no podía ser más acertado. Estaba en una especie de fiesta temática de doctores y él era un
aprendiz. Sonrió, aquel lobo poseía muchos más ases bajo la manga de lo que hubiera podido
prever.
***
Llamaron a la puerta y decidió ignorar aquel sonido. Olivia giró sobre sí misma y rodó por la cama
hasta encontrar una postura más cómoda de la que tenía. Los espasmos en su intimidad estaban
comenzando a cesar y eso era agradable.
El picor en el cuerpo la abandonó, ya no sentía esa necesidad imperiosa de ser tocada. Durante
los momentos más álgidos del celo había deseado suplicar a cualquiera que lo detuviera, que
llenara sus necesidades y pudiera descansar de todo aquello.
Necesitaba volver a verlo y olerlo. Los meses estaban provocando que apenas se acordara de su
voz y se odiaba por eso. No podía olvidarlo, no podía arrancar a Cody de su mente y mucho menos
de su alma.
—Olivia, ¿puedo entrar?
Una voz femenina que no conocía sonó, ella frunció el ceño confundida, pero decidió ignorarla.
—Mi nombre es Ellin, soy hermana de Lachlan.
Bufó sonoramente, peor todavía; era alguien de la familia de ese Alfa que quería dejar atrás.
Seguramente ella no era mucho mejor.
—¡Largo! —gritó.
La puerta de su habitación se abrió. Fantástico, toda la familia sufría el mismo defecto: sordera
selectiva.
Gruñó en señal de advertencia, pero aquella mujer no se dio por aludida. Ella sonrió y caminó
hasta su escritorio, se sentó en la silla y miró a su alrededor.
—Los obreros han sido muy rápidos reparando el destrozo que hiciste.
Olivia bufó.
¿Por qué nadie entendía que quería estar sola?
—Mi nombre es Ellin.
Decidió que no valía la pena luchar contra algo así, ella la ignoraba de la peor forma y no se veía
con fuerzas de transformarse y asustarla. Suspiró aceptando la nueva situación y se la quedó
mirando.
—Siento que el encierro haya sido así. Esperábamos que fuera más liviano.
Parpadeó sorprendida.
—Los lobos suelen ponerse bastante tontos cuando hay una hembra en celo y mi hermano cree
que tenerte bajo llave es lo mejor. Obviamente, se ha equivocado. Espero que puedas disculparle.
Ahora sí que esa tal Ellin tenía toda su atención.
Olivia se sentó en la cama y miró a la recién llegada. Si eran hermanos no compartían parecido
físico. Aquella mujer era exuberante y muy elegante, sus ropas lo indicaban. Llevaba un traje con
chaqueta impolutamente perfecto. En lo que más se fijó fue en sus carnosos labios, los llevaba
pintados de color fucsia y eran perfectos.
—Eres preciosa, Olivia.
La híbrida frunció el ceño, justamente eso pensaba ella de Ellin.
—¿Toda esta charla significa que soy libre?
El rostro de Ellin mostró sorpresa unos leves segundos antes de regresar a la sonrisa cordial
inicial.
—¿Quieres libertad? Haremos un trato.
—Soy toda oídos —dijo Olivia.
La loba cruzó sus piernas acomodándose en el asiento, unos segundos en silencio que
provocaron que el nerviosismo de Olivia aumentara.
—Esta noche hay una gran fiesta, irán casi todos, hasta el Devorador jovencito que suele enviar
tu hermana.
—¿Ryan?
Asintió contestando su pregunta.
—Ve a la fiesta. Avisaré a todo el mundo que se comporte y aumentaré la seguridad femenina
para que eso se cumpla.
—¿Lachlan qué opina de todo esto?
Ellin hizo una mueca con los labios antes de poder contestar.
—Él lo sabrá a su debido momento. Este es un experimento que necesitáis ambos.
Le gustaba la forma de pensar de aquella loba. Para ser sinceros, necesitaba salir de aquellas
cuatro paredes y respirar aire puro, pero, por otro lado, deseaba tanto marcharse con Leah que todo
quedaba en segundo plano.
—Yo solo quiero ir con Leah.
—Si después de la fiesta ves que no puedes soportar tu estancia aquí, yo misma te llevaré a la
base.
La frase la dejó pasmada, aquella mujer era dura y directa, no se andaba con rodeos y eso era un
cambio refrescante en la rutina de sus últimos meses.
—No obstante —comenzó a decir—, debo remarcar que los Devoradores no están preparados
para un celo. Ellos pueden sucumbir por mucho que deseen respetarte. Aquí, en cambio, estamos
entrenados para ese tipo de situaciones.
Olivia casi sintió que estaba punto de pactar con el diablo, como si aquello tuviera trampa. Lo
cierto era que había normalizado tanto su encierro que le daba miedo poner un pie fuera de aquella
fortaleza. Era un giro en su vida que necesitaba.
—¿Te meterás en un lío con esto? —preguntó Olivia.
—¿Acaso importa?
Eso era un sí solemne.
—Necesitas salir de aquí. Nosotras lo hacemos durante el primer celo, no demasiado, debo
reconocer, pero sí que podemos pasear bien acompañadas.
—¿Os da miedo que os violen?
Ellin endureció el rostro y negó con la cabeza.
—Eso jamás sucedería en esta manada. El gran problema del celo es que en el momento más
álgido serías capaz de entregarte a cualquiera por calmar ese calor. Y —la señaló— excepto tu
caso, el celo suele presentarse a los catorce o quince años; es impensable la idea de dejarlas hacer
lo que quieran a esa edad, ya que hay una probabilidad de embarazo.
Ella hablaba de una forma perfecta, casi parecía que estaba dando un discurso muy preparado
previamente.
—¿Por qué soy diferente?
—Eres híbrida. Eso significa que tu sangre humana enmascaró a la loba. Tardó más en dejarse
ver y por eso el celo ha tardado tanto tiempo. Ha salido justo cuando la loba de tu interior se ha
hecho más fuerte y los cambios han sido más constantes. Justo lo que ocurre a esa edad. Es el
mismo proceso de nuestras adolescentes, pero con la diferencia de edad.
Olivia bufó.
—De no haberme rescatado lo hubiera tenido en aquel lugar.
—Imagino que lo estarían esperando para engendrar más luchadores.
Su contestación fue brusca y dura, pero agradeció que no ocultara la verdad.
—Hubiera tenido hijos de… —Cayó al instante como si su nombre estuviera prohibido.
—Sé que estabas muy unida a Cody y siento lo ocurrido.
Olivia se dobló instintivamente al sentir las letras que formaban su nombre. Se abrazó a sus
piernas y jadeó dejando que los miles de recuerdos que poseía se agolparan en su cabeza. Él ya no
estaba para cuidarla como tanto necesitaba y eso provocaba un profundo dolor.
—Quiero que sepas que conmigo puedes hablar de él. Puedes recordarlo, no es malo, pero
debes avanzar. Tú no moriste aquel día, aunque te empeñes en hacerlo.
—No puedo dejarlo ir —susurró con la boca tan cerca de su piel que sintió sus labios en sus
rodillas.
Ellin se alzó suavemente como si esperara una reacción desorbitada de ella. Al ver que no
sucedía, se acercó a ella y se sentó a su lado. El colchón se hundió un poco ante el peso, pero
Olivia no se inmutó.
—Olivia, has vivido algo muy traumático y todos comprendemos lo duro que ha debido ser su
pérdida, pero también vemos como te has ido perdiendo en ti misma.
—¿Cómo? Si he estado sola todo este tiempo.
Ella negó con la cabeza.
—Has estado rodeada sin vernos. Esta casa está llena de gente que ha reparado tu habitación,
tus heridas, ha cocinado, ha limpiado, mi hermano ha estado aquí solo por ti ignorando muchas
veces sus obligaciones. Te he sentido desde el pasillo llorar miles de veces, hundiéndote,
agonizando en un agujero tan profundo y desesperanzador que me encoge el corazón.
La loba se mantuvo en silencio unos segundos. Con su mano derecha, de forma titubeante, se
acercó a ella y la posó sobre su espalda. El contacto hizo que Olivia se estremeciera y gruñera
fuertemente, no deseaba que nadie lo hiciera como si eso pudiera borrar todos los toques de Cody.
—Todos queremos que te recuperes y que sigas adelante. Eso no significa que lo olvides.
—¿Por qué os preocupáis por mí?
Ellin frunció el ceño.
—¿Crees que no lo mereces?
Olivia asintió. Colocó su mejilla en la rodilla y quedó mirando a la loba, la cual pasaba por muchos
estados antes de llegar a la calma.
—Llevas tanto tiempo sola, salvo por la compañía de Leah, que crees que nadie puede
preocuparse por ti. —Tomó algo de aire—. Déjame decirte que eres una de los nuestros y nosotros
no nos abandonamos por mucho que no nos conozcamos. Cuando Lachlan te trajo todo el mundo
te olió y te aceptó. Formas parte de esto, aunque no te guste y te cuidaremos y protegeremos hasta
la muerte. Ese es nuestro código.
Olivia reservó las lágrimas para la soledad y asintió.
—Ni siquiera me conocéis.
—No importa, nuestro Alfa te traía, señal que eras alguien increíble.
—Lachlan puede equivocarse.
—Contigo no y el tiempo lo dirá.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.