El Fragmento de la Aurora brillaba en las manos de Sebas y Elena. Su luz dorada parecía luchar contra la oscuridad que los rodeaba. La figura encapuchada, ahora más definida, los observaba con ojos insondables.
—¿Qué verdad nos revelará este Fragmento? —preguntó Elena, su voz firme a pesar del temor.
La figura se adelantó. Su capucha cayó, revelando un rostro pálido y marcado por siglos de secretos. Era un antiguo guardián, atrapado entre mundos.
—El precio del conocimiento es alto —dijo el guardián—. Pero si desean salvar Lumina, deben saber la verdad. El Bosque de las Sombras no solo es un lugar de pesadillas, sino también un portal a otros reinos. La Niebla Negra es la manifestación de las almas perdidas que buscan venganza.
Sebas apretó la empuñadura de su espada. ¿Cómo podían detener esa maldición?
—Para sellar la Niebla Negra —continuó el guardián—, deben encontrar los tres Fragmentos restantes y completar el Pacto Oscuro. Solo entonces podrán liberar a las almas atrapadas y cerrar el portal.
Elena miró a Sebas. Ambos sabían que el Pacto tenía un precio: un sacrificio personal. ¿Qué estaban dispuestos a perder por Lumina?
—¿Dónde están los otros Fragmentos? —preguntó Sebas.
El guardián señaló hacia el norte, donde las montañas se alzaban como dientes afilados.
—En la Cima de los Lamentos —dijo—. Allí encontrarán el segundo Fragmento. Pero cuidado, héroes. La verdad puede ser más aterradora que la oscuridad misma.
Sebas y Elena se miraron. Sus destinos estaban entrelazados, y la ciudad dependía de ellos. Juntos, se adentraron en el Bosque de las Sombras, dispuestos a enfrentar la verdad y sellar el Pacto Oscuro.
¿Qué desafíos aguardan a nuestros héroes en la Cima de los Lamentos? ¿Qué secretos descubrirán mientras buscan los Fragmentos restantes? Continuará...