El amante del pantano de Nil (libro 1)

EL DOLOR DE LA VERDAD.

CAPÍTULO 10

Victoria esta impaciente y llena de inseguridad, su mente imagina los peores escenarios y  
en todos esta Ginebra. 
—Iré a buscarlo, no sé por qué tarda tanto 
—Si no llega en 20mn me iré de aquí, llevo mas de una hora esperando — le dice Clemente  
enojado 
—¿Qué esta diciendo padre? Le pagaremos el doble, el novio debe estar nervioso eso es  
todo — ríe Verónica apenada 
—Ya se los dije, tienen 20mn 
Verónica se acerca a Bardos enojada, piensa que talvez el esta cubriendo a su hijo. 
—¿Dónde está David? 
—¿No es obvio mujer?, el muchacho no quiere casarse con tu hija, yo haría lo mismo si  
fuera el 
—No digas tonterías, Victoria espera un hijo de el 
Victoria esta muy avergonzada, por mas que busca, no ve a David por ningún lado y esta  
apunto de llorar. 
—Él no puede hacerme esto... 
Por otro lado, David esta en uno de los jardines traseros lamentándose por su querida  
Ginebra. 
—¿Como pude hacerte esto mi amor? Éramos tan felices ¿Cómo pude romper tu corazón  
así? Ibas a ser mi esposa, mi mujer, contigo formaría una familia, pero fui un idiota, un  
completo imbécil, daría lo que fuera para regresar el tiempo y estar aquí contigo ¿Qué  
estarás pensando ahora? ¿Estarás recostada en los brazos de ese hombre que dice ser tu  
novio? Ya no vale la pena lamentarse, tengo que hacerme responsables de mis actos  
David se limpia las lagrimas y se va, en eso, Alejandro y Ginebra llegan a la ceremonia del  
brazo y todos los presentes los miran. 
—¿Quién es el?

—¿Sera el nuevo novio de Ginebra? 
—¿Qué pasa con esta familia? 
—Ella merece ser feliz, después de lo que su hermana le hizo... 
Ginebra siente las miradas sobre ellos y la incomodidad la hacen querer dar la vuelta. 
—Todo el mundo nos esta mirando, vámonos de aquí, no puedo hacer esto 
—No iremos a ningún lado, recuerda que no hay vuelta atrás  
—Ya lo sé, pero... 
David esta caminando hacia el altar y el corazón de Victoria descansa al ver que su futuro  
esposo se ha presentado. 
—Ahí está, menos mal que regresó 
—Y no es la única — dice Verónica mientras toma la mano de Victoria. 
—Ginebra… —Víctor se llena de angustia al ver entrar a su hija del brazo de aquel extraño. 
—¿Qué hace ella aquí? 
—No te preocupes cariño, no permitiré que haga un escandalo 
—¿Crees que vino a impedir la boda? — le pregunta Victoria a su madre con los nervios de  
punta. 
—No lo sé... 
De pronto el corazón de David se detiene, su instinto lo hace voltear, tiene frente a sus ojos  
a su amada Ginebra. 
—David... — ella se estremece al verlo. 
Alejandro lanza una mirada altiva y le dice a David con voz amenazante. 
—Tu futura esposa te espera en el altar 
—¿Es verdad que eres su novia? ¿acaso ya dejaste de amarme? dice David con un profundo  
dolor en el pecho, no puede soportar la idea de que Ginebra este con otro hombre. 
—Dejé de amarte desde el momento en que te vi enredado en los brazos de Victoria 
—No te creo, tu cara parece dura, pero te conozco, se que lo que hice fue una canallada,  
pero te amo, nunca deje de amarte 
—No mientas, tú nunca me amaste, te revolcaste con ella a la primera oportunidad 
—Losé, fui un idiota, ¡por favor perdóname! se que no tengo derecho ha pedirte esto, pero  
no te quedes con él, no lo agás por despecho, no arruines tu vida por mi.

—¿Qué? Tu eres el único que intento arruinarme, pero estoy viva y si, soy su novia, él es  
mucho mejor hombre de lo que fuiste tu… — Ginebra esta apunto de romperse en llanto,  
pero su orgullo se lo impide. 
—¡Mientes! Tu no lo amas, se te nota en la cara, en la forma en la que aun me miras, tu  
corazón te delata, aun me amas 
—Te odio...  
—Ginebra yo… —el corazón de David se oprime al escuchar a Ginebra y Alejandro se  
dirige a el en un tono amenazante. 
—¡Ya fue suficiente! ¿te atreves a hablarle así a mi novia en mi presencia? ¿No te quedo  
claro que ya no le importas? 
—¡Tú no te metas! ¿Quién te crees que eres? 
—Soy el hombre que ahora complace a tu exmujer— le responde Alejandro a David  
mientras se miran con rabia. 
Desesperada y llena de incertidumbre, Victoria interrumpe con gritos. 
—¡¿Qué significa esto?! ¿Qué hacen ustedes aquí? 
—Victoria...— Ginebra la mira fijamente. 
—¿Viniste a interrumpir mi boda? ¿he? ¿tanto me odias? ¿Viniste a robarme a David? 
David aparta a Victoria, alejándola de Ginebra. 
—Por favor, regresa a la ceremonia. 
—¿De qué ceremonia me hablas? Creí que no vendrías 
—No te preocupes por mí, no vine a impedir nada  
—¡¿Entonces por qué estás aquí?! 
—No pienso esconderme, no fui yo la que te traicioné 
—¡Deja de interrogarla Victoria! ya te dije que me hare responsable de ti y del hijo que  
llevas dentro, Ginebra no tiene la culpa de nada 
La discusión se esta poniendo acalorada y Víctor decide interferir. 
—Ginebra, hija, ¿Qué haces aquí? 
—¿No querían que los acompañara como una hija feliz? ¿no querían que fuera su dama de  
honor? 
—Estas en tu derecho de irte cuando quieras, no tienes por que ver esto mi amor.

—No padre, vine por mi propia cuenta, vine a ver con mis propios ojos como toda mi  
familia se une para traicionarme 
—Ginebra…

 




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