El amante del pantano de Nil (libro 1)

UNA ÚLTIMA OPORTUNIDAD.

CAPÍTULO 15


Ginebra está indignada, su corazón a sufrido mucho en muy poco tiempo, se siente sola y  
no sabe a quien recurrir, esta completamente vulnerable, a conseguido donde pasar la noche  
gracias a un brazalete, el cual a empeñado para conseguir algo de dinero. 
—¿Por qué todo me sale mal? No puedo obligar a mi corazón a olvidar lo que siente, estoy  
condenada a amar aun infeliz que me engaño. 
Ginebra se ha hospedado en una pequeña posada, esta tan deprimida que no puede ni  
levantarse de la cama, pero un misterioso sobre entra por su puerta, se trata de una carta de  
David. 
—Mi querida Ginebra, espero que entiendas que no hay para mi más vida que tú, esta  
noche planeo irme de Valle de cobre para siempre, por favor, escápate conmigo, se que no  
tengo derecho a pedirte tal cosa, pero… si aun te queda algo de amor por mí, te espero a la  
media noche junto al arroyo, un caballo nos esperara junto con unos boletos de tren a parís,  
te amo infinitamente. 
—David… 
Mientras tanto, en la mansión de los Landez. 
—¿Qué tanto esta haciendo David? Escucho sus pasos de aquí para ya ¿Qué está pasando?  
¿Habrá recordado que fui yo quien lo empujo? ¿de que tanto habla con Bardos? 
Victoria sale de su habitación y lentamente se acerca a la puerta para escuchar lo que dicen. 
—¿Estás seguro hijo? 
—Si padre, esta noche me iré del pueblo y de todo corazón espero que Ginebra este ahí, la  
llevare lejos y me casare con ella. 
—¿Y que pasara con Victoria? 
—Me hare cargo de ella y le dejare dinero suficiente para que no le falte nada ni a ella ni al  
bebé, pero no seguiré al lado de una mujer que no amo. 
—Eres un maldito David Landez, juro por mi vida que no llegaras a ningún lado, si no eres  
mío, entonces no serás de nadie. —Victoria aprieta los puños, los celos le hierven la sangre. 
La media noche se acerca, David cabalga hacia el arroyo y se da cuenta de que victoria va  
tras él. 
—¡Detente David! —Grita Victoria furiosa. 
—Victoria... —David se detiene, no esperaba algo así. 
—¡¿Qué haces aquí?! 
—Lo mismo te pregunto yo a ti, ¡no es muy tarde para que estes con tu caballo! 
—Regresa a la mansión, no es necesario que me acompañes. 
—Escuche todo lo que le decías al viejo de tu padre, piensas huir con Ginebra ¿no es así?

—¡Si! este matrimonio es una farsa, ¡nunca debí enredarme contigo! 
—¡No puedes abandonarme! 
—Yo no te amo Victoria, siempre he amado a Ginebra, ¡tu fuiste el peor error de mi vida! 
—¿Cómo puedes decir eso? — Victoria saca un arma y le apunta a David en la cabeza. 
—¡¿Qué estas haciendo?! ¡Baja el arma! 
—No voy a permitir que te vayas con esa zorra, ¡tú eres mío! 
—¡Estás loca!, baja el arma entes de que hagas una tontería. 
—Siempre preferiste a Ginebra ¿Por qué? ¡Yo te di todo! ¡Deje a mi novio por ti! 
—Lo que paso entre nosotros es una aberración y me arrepiento profundamente. 
—Entonces ya tomaste una decisión, yo también he tomado la mía. 
—Aunque me mates jamás seré tuyo, ¡eres una psicópata! 
—Este hijo no es tuyo pedazo de idiota, quería decírtelo antes de mandarte al otro mundo  
así que, Adiós mi amor, te vere en el infierno. 
Victoria detona el arma 3 veces, dejando a David tirado, agonizando en el suelo, ella huye  
en su caballo abandonando a su esposo en el crudo frio de la noche, las lagrimas recorren el  
rostro de David, sabe que jamás volverá a ver a Ginebra, el ruido de los disparos llegó a los  
oídos de Ginebra la cual esta esperando en el lugar donde se encontraría con él. 
—¡David! —Ginebra corre con todas sus fuerzas, su corazón se estremece al ver a lo lejos  
un cuerpo tirado y a alguien huir de la escena del crimen, no cabe duda, se trata de David. 
—No… —Cada uno de sus pasos la llevan a él, ni siquiera puede hablar de la impresión  
que le causa ver el cadáver del que alguna vez fue su prometido, se ha ensuciado el vestido  
con la sangre de David, le han arrebatado la vida. 
—No, tu no, ¡¿Por qué?! —Ginebra llora desconsoladamente —dijiste que me esperarías,  
que iría contigo a parís, Dios mío… ¿Quién te hizo esto? Mi amor despierta… —la policía  
se acerca y ginebra corre peligro de ser culpada por homicidio, esta perdida en su dolor y  
desesperación, pero una mano la levanta del suelo, es nada mas y nada menos que  
Alejandro. 
—Es hora de irnos. 
—Déjame, no puedo dejarlo aquí, hace mucho frio... 
—La policía te culpara si no te mueves de aquí. 
—No quiero irme ¡lo asesinaron! ¿Quién pudo hacerle algo así? —Ginebra abraza el  
cuerpo de David y aun costado encuentra un arete —¿Qué es esto? —presta atención y se  
da cuenta que es muy parecido a la joyería que usa Victoria y exclama —ella lo mato… esa  
maldita asesina lo… —Alejandro golpea su vientre dejándola inconsciente. 
—Ya fue suficiente, este crimen no lo pagaras tu.

Victoria se a salido con la suya, a llegado a la mansión como si nada hubiera pasado,  
incluso se toma el tiempo de servirse una copa de vino. 
—Nadie va a descubrirme, espero que te mueras de dolor hermanita, te he quitado todo lo  
que te hacia feliz, este brindis es por ti David, que disfrutes tus días en el otro mundo —Los  
gritos desgarradores de Bardos la estremecen, la policía ha ido a darle la noticia de la  
muerte de David y por primera vez el inquebrantable Bardos se desmorona.




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