El amante del pantano de Nil (libro 1)

JUSTICIA

CAPÍTULO XLVIII

Los gritos de una multitud enardecida se apoderan de las calles, el pueblo está furioso, la  
muerte de Bardos Landez los ha desconcertado y saber que su asesina es su propia nuera los  
ha indignado aún más, ya que Bardos, era un hombre respetado y de mucha influencia en  
Valle de cobre. 
—¿Qué está sucediendo? ¿A qué viene todo ese alboroto? —Pregunta Víctor, preocupado  
pues el túmulo es exagerado —Victoria... — susurra mientras se llena de angustia. 
La gente está vuelta loca tanto así que es difícil pasar, pues todos se amontonan y se dirigen  
a la puerta trasera del juzgado, el corazón de Víctor se estremece, sabe que el bullicio es por Victoria, el bullicio está imparable si no se llevan a su hija de ahí las cosas terminaran en una tragedia. Beatriz, por su parte está preocupada, el aura de aquel gentío esta teñida de venganza y su deseo de justicia no cesará hasta que Victoria deje este mundo. 
—Por favor cuida a Ginebra —Víctor se escabulle y corre con todas sus fuerzas, Victoria  
será una asesina, pero es su hija y no puede permitir que la maten de esa manera. 
—¡Señor Borgues! —Beatriz corre tras Víctor, pero la muchedumbre hace que lo pierda de  
vista. 
Por otro lado, Fernando y Ginebra se encuentran cerca de una celda de seguridad, al ver la  
euforia con la que se mueve la gente, Fernando ha decidido poner a Ginebra ahí para  
protegerla de la muchedumbre y antes de meterla, toma su mano pues ve que está en  
shock, la parentela no deja de gritar palabras ofensivas hacia el apellido Borgues. 
—No tengas miedo, no dejaré que te lastimen — le dice Fernando a Ginebra mientras intenta darle seguridad. 
—Tengo que irme, están apunto de tirar las rejas, van tras Victoria… —expone Ginebra  
con la voz entrecortada. 
—Aquí dentro estarás a salvo, mi padre ya mandó reforzar la seguridad, tu hermana llegará  
a su destino, mientras tanto seguiremos calmando a la gente y no dejaremos que los lastimen. 
—No te metas en esto, puedes salir herido por nuestra culpa —Ginebra suelta a Fernando y  
se va, pero él la detiene. 
—¡Déjame ayudarte! —Exclama Fernando decidido. 
—¡Suéltame! Mira a tu alrededor… soy hermana de una asesina, hija de una fugitiva, mi apellido es una vergüenza, el pueblo quiere la cabeza de Victoria y conociendo a mi padre debe estar desesperado por ayudarla, ¡tengo que impedir que haga una locura! Si algo le pasa yo… —Ginebra es interrumpida por el abrazo inesperado de Fernando, quien se aferra  
a ella con fuerza.

—Somos amigos… los amigos se protegen. —dice Fernando con ternura. 
—Lo sé, por eso no voy a arriesgarte.  
Ginebra empuja a Fernando a la celda y lo encierra. 
—¡Ginebra espera! —grita Fernando sacudiendo la reja mientras ve a Ginebra partir, los ojos del héroe se abren de par en par al ver que el gentío ha logrado traspasar las puertas de seguridad. 

—¡Ginebra! 
Los policías comienzan a detener a la gente, pero no se dan abasto, pues muchos se han  
infiltrado, van por la cabeza de Victoria Borgues. Ginebra por su parte se dirige adonde se  
encuentra su hermana. 
<<Losiento Fernando… no me perdonaría si algo malo te sucede. >>
Victoria se encuentra escondida en el maletero del carro, los guardias han optado por  
ocultarla por temor al enojo del pueblo y han mandado dos carros para despistar a la gente,  
han llevado a Victoria por un camino diferente para evitar una tragedia, está asustada jamás  
imagino que estaría en una situación similar y se llena de ansiedad mientras piensa en sus  
adentros. 
<< ¿Qué diablos esta pasando? Esto no debería ser así… ¡maldición! Debo escapar a como  
dé lugar. —Victoria saca un alfiler de su boca y comienza a intentar abrir las esposas con  
desesperación. 
—Ábranse estúpidas… —después de varios intentos por fin logra abrir las esposas. —¡Sí!  
—exclama aliviada. 
Decidida a escapar comienza a patear el maletero, su plan es distraer a los policías y hacer  
que se detengan, pero esto se viene abajo al escuchar a una horda de gente gritar furiosos,  
exigen que les entreguen su cabeza. El auto que iba de cebo fue volcado y quemado por la  
gente quien enfureció más al ver que los habían engañado y los guardias por temor a ser  
linchados dieron la ubicación exacta de Victoria. 
—¡Ah! ¿Qué es esto? —Víctor se llena de temor al ver a la multitud quemar el carro y a  
los policías golpeados por los pueblerinos —¡Esto se está saliendo de control! —Víctor se escabulle entre la gente lleva una capa negra para no ser reconocido, teme que al ser el padre de Victoria lo maten o le impidan intervenir. 
La agitación se ha vuelto más fuerte y de entre todo el alboroto resalta una voz que  
enronquece asonada. 
—¡Aquí está la asesina! 
El oscuro maletero es alumbrado bruscamente por una luz secante, han encontrado a  
Victoria y una mano la saca de ahí con violencia.

—¡Ah! —grita Victoria mientras un hombre la arroja al suelo. —¿Qué diablos les pasa?  
Qué… —antes de que Victoria pudiera terminar de hablar es enmudecida por el impacto  
de ver a esa multitud que exige su muerte. 
—¡Maldita escoria! ¡no vas a salirte con la tuya! —Grita el pueblo sediento de sangre 
—¡Pagaras por tus crímenes demonio! ¡Muerte a Victoria Borgues!  
—¿Qué? —Victoria está temblando, ni siquiera pueden pronunciar sus labios una palabra  
debido al miedo que la invade, sus ojos desesperados comienzan a buscar a los policías para  
que intervengan, pero están siendo amenazados por el pueblo y han sido desarmados. 
—¡Ustedes no tienen derecho ha ponerme una mano encima!  
—¡Cállate asesina! 
—¡Si me ponen un dedo encima lo pagaran! mi madre es...  
—La bruja de tu madre te ha abandonado, la muy cobarde ahora es una fugitiva, mataste a  
dos hombres inocentes y vas a pagarlo. 
Uno de los hombres golpea a Victoria en el rostro animando a los presentes hacer lo mismo  
algunas mujeres del pueblo se le van encima y la toman del cabello jaloneándola y  
arrancándole varios mechones de la cabeza provocando que Victoria Berree de dolor. 
—¡Maldita basura! —Vociferan las mujeres ensañadas con ella. 
¡Ayúdenme! —Grita Victoria adolorida mientras es golpeada sin piedad con un trozo de  
metal en las manos, la gente le pega en las manos al escuchar que había golpeado a Bardos  
mientras agonizaba, le han fracturado los dedos y las muñecas y Victoria gime de dolor. 
—¡Auxilio! ¡Me van a matar! 
Los gritos de Victoria han llegado a los oídos de Ginebra erizándole la piel, una electricidad  
recorre su cuerpo y el corazón se le comprime, por un momento se le olvidaron los insultos,  
las heridas y el dolor que aquella mujer le había causado, hay un dicho que dice que la  
sangre llama y en ella se hizo verdad, corre con todas sus fuerzas abriéndose paso entre la  
violenta muchedumbre, Ginebra no estaba viendo a una asesina, estaba viendo a su  
hermana. 
—¡Por favor que alguien me ayude! —Victoria tiene la nariz fracturada, le han tumbado los  
dientes de enfrente, la sangre cae ha chorros de su cabeza y boca, su belleza ha sido  
desfigurada y entonces alguien recibe el golpe por ella. 
—¡Ya basta! —Ginebra grita con todas sus fuerzas mientras la sangre cae de su cabeza.  
—deténganse por favor, ya basta… —Ginebra protege a Victoria con su cuerpo. 
—¡Si van a matar a alguien mátenme a mí! Ya déjenla en paz —Ginebra llora amargamente 
—Gi… ¿Ginebra? —Victoria balbucea mareada debido a la pérdida de sangre 
—Dejen a mi hermana en paz… —Ginebra esta temblando y Victoria se da cuenta. 
—Hazte a un lado mujer, esa asesina debe morir ¡muévete!




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