El amante del pantano de Nil (libro 1)

CAPÍTULO LVIII

Fernando ha llegado a la orilla del lago alcatraz, se sorprende al ver el bote lleno de enormes rasguños, son las marcas de unas feroces garras.

—¿Qué clase de animal los atacó?
—No fue un simple animal —responde el acompañante de aquel pescador, y añade lleno de miedo —fue una de las sirenas de alcatraz.
El acompañante lee todos los escritos que su amigo le da pues al ser sordomudo es la única forma que tiene de comunicarse y este, se los lee a Fernando, apresuradamente.

—¿Sirenas? -pregunta Fernando, extrañado.
—Sé Que suena como una locura, pero tiene que creerle a mi amigo, ¡él no es un mentiroso! Además, ¡acaso no ves el bote! ¡Es obvio que fueron atacados por esa cosa!

—Sigue leyendo lo que tú amigo escribe— dice Fernando, con seriedad.
—Sí, Señor, esto es lo que escribió mi amigo.
(Mi cuñado y yo nos dedicamos a la pesca desde muy jóvenes, nuestros padres nos inculcaron ésta gran labor, vengo de una familia humilde pero honrada, soy originario de la ciudad de Camelias y cómo de costumbre nos levantamos en la madrugada para la pesca, aprovechamos el pronóstico de un día soleado. Aún estaba muy oscuro y Andrés, comenzó actuar muy extraño sonreía mucho y hacía gestos muy raros, empezó a bailar como tonto, pensé que el vino se le había subido a la cabeza así que lo ignoré, a los pocos minutos intentó echarse al agua, pero logré detenerlo, el bote comenzó a moverse de un lado a otro y entonces mis ojos vieron algo aterrador, una criatura estaba jalando a Andrés, hacia el lago, yo estaba horrorizado mientras él movía sus labios diciendo, qué belleza y seguía sonriendo como un idiota pero lo que mis ojos veían no era una belleza si no un monstruo marino con horribles colmillos y rostro deformado, intentaba jalar los pies de mi cuñado para evitar que se lo llevaran pero esa criatura se abalanzó contra el bote provocando casi que nos volcáramos y finalmente se lo llevó a la profunda oscuridad, ¿qué se supone que le diré a mi hermana? —Exclama el hombre entre lágrimas —¿Qué excusa le daré a mis sobrinos cuando me pregunten por su padre? Si les digo lo qué pasó no van a creerme , su viejo jamás regresará… 
—Voy a pedirte un favor —Fernando, se dirige al amigo que acompaña a aquel hombre— Ve a su casa y dile a su familia que Andrés, fue arrastrado al fondo del lago por un animal que no pudo distinguir que era debido a la falta de luz, yo me encargaré de averiguar qué fue lo que se llevó a Andrés y voy a dar con su paradero, y no se preocupen la familia de tu cuñado no quedará desamparada.

De pronto el pescador le entrega un mensaje a Fernando, de su puño y letra.

—Tenga mucho cuidado, esas criaturas solo salen en la oscuridad y por lo que más quiera no se deje llevar por su aparente belleza en realidad son criaturas horribles que embrujan a los hombres para devorarlos.
—No te preocupes por mí, yo me encargaré de erradicar todo aquello que amenace La Paz de este pueblo.




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