El amante del pantano de Nil (libro 1)

MILAGRO

El rostro de Leonardo, muestra una emoción enternecedora, su mano sigue posada sobre el vientre de la mujer de su amo.

—Me pregunto si Alejandro se alegrará con la noticia… es algo difícil de creer… —Ginebra

tiene el corazón lleno de ilusiones nuevas.

—Estoy seguro de que le dará un significado a su existencia.

—¿Dónde está Alejandro? ¡Me encantaría darle la noticia ahora! —dice Ginebra llena de alegría.

—El amo salió de casería, no se despidió de usted porque no quería despertarla.

—¿Enserio? ¿se tardará mucho? — Ginebra pregunta triste mientras mira por la ventana

—No lo sé, estoy seguro de que regresará cuando menos se dé cuenta, por lo pronto piense en

como le dirá al rey que está esperando un hijo suyo, me gustaría ver qué cara pone cuando se lo

diga.

—Ni siquiera puedo imaginarlo jaja, no puedo creer que esté esperando un bebé.

—No se preocupe, mi señor me ha pedido que cuide muy bien de usted y lo haré con mucha mas

dedicación ahora, le prometo que no dejaré que pase dificultades en su ausencia.

—Gracias, será bueno que Alejandro despeje su mente, después de lo que pasó debe estar muy

enojado, por otra parte, me gustaría ir a ver a Beatriz, tuvimos una horrible discusión, quiero ir a

disculparme.

—El día está bastante nublado, puedo acompañarla sin problemas.

—¡Gracias!

Ginebra y Leonardo se dirigen al pueblo, el aire está frio y una ligera llovizna cae sobre Valle de

cobre, por otro lado, Beatriz está en su tienda, tiene un balde lleno de pañuelos, sus ojos se han

hinchado de tanto llorar y ha corrido a todos sus clientes con su mal humor. De pronto la

campanilla de la entrada del local suena, pero Beatriz ni siquiera levanta la vista para ver de

quien se trata, tiene la cabeza recostada en el mostrador.

—¡Largo de aquí! Estoy en mi descanso, hay otra tienda de ocultismo a dos cuadras.

—Pero aquí trabaja mi mejor amiga…—Dice Ginebra con voz temblorosa.

—¿Giny? ¿Qué haces aquí? —Beatriz levanta la cabeza y mira a Ginebra con las manos

cargadas con bolsas de comida.

—Vine a traerte esto, son tus cosas favoritas, además hay cervezas y pan con queso, vine a

disculparme por lo que te dije en la mañana, perdóname por haberte ocultado mi relación con

Alejandro, no quería lastimarte yo confió en ti, solo quería que supieras que lo siento y que me

encantaría que a partir de ahora no hubiera secretos entre nosotras, bueno… si es que aun quieres

ser mi amiga…

—Debo admitir que tuve algo de culpa. —Balbucea Beatriz apenada.

—¿Qué?

—Me la paso criticando a tu novio y mis constantes desprecios hacia él te hicieron sentir

insegura, por eso no sentiste la confianza de decirme lo que pasaba entre ustedes, además esta

ofrenda de paz me ha ablandado el corazón.

—Entonces…

—Te perdono Giny ¡ven acá y dame ese pan!

—Primero dame un abrazo.

—ok, ok, como digas.

—¿Puedo regresar a trabajar contigo?

—Nunca te corrí, tu amabilidad atrae a los clientes —expresa Beatriz mientras lagrimea.

—Ah… por cierto, traje a un amigo conmigo.

—A Fernan…

Beatriz ve entrar a Leonardo a su local y se le eriza la piel.

—E… el mayordomo…—Beatriz se pone tiesa de los nervios.

—Solo vine a este lugar por la señorita Ginebra. —Leonardo mira a Beatriz con indiferencia.

—Como digas, pero si intentas algo raro te rociare esencia de ajo ¿me escuchaste?

—Él no te hará daño.

—Aja —dice Beatriz mal humorada.

—¿Por qué no te tomas una cerveza conmigo? para celebrar nuestra reconciliación.

—Ella no puede beber alcohol —responde Leonado molesto.

—¿Qué disparates estas diciendo? Mi amiga es una gran bebedora.

—¿Qué pasa? ¿estas enferma? ¿tienes anemia verdad? Lo sabía estas en los huesos luego se te

ven las clavículas y es un poco macabro además tu cara es…

—¡Estoy embarazada! —Ginebra alza la voz con una sonrisa en el rostro

—¿Qué? —pregunta la bruja confundida.

—La sirena roja me dio una perla y…

—Pero … ¿cómo es eso posible?

Ginebra le cuenta todo a Beatriz y esta se deja caer de la silla perpleja.

—Giny estas…

—Vas a ser tía y yo seré mamá.

—No sé qué decir… hay no, ¿voy a llorar? Demonios ya no puedo parar… estoy muy feliz por

ti, Ginebra, ¡es un milagro! Los vampiros son estériles, pero tu vínculo con Alejandro le dio un

giro a esta realidad, eres la primera humana que se vincula con un vampiro y este sería el primer

caso de concepción entre dos razas diferentes, ¿ya lo sabe Alejandro?

—No, justo hoy salió de cacería… —responde Ginebra con tristeza.

—Eso es bueno.

—¿Qué? ¿Por qué?

—¿Normal mente cuánto tarda en regresar?

—De uno a tres meses.

—¡Genial! No estés triste Giny, si hoy le contaras sobre tu embarazo seguro que no te creería,

pero si en un par de meses regresa y ve tu estomago entonces no tendrá más opción que aceptar

su paternidad.

—Cuando él regrese yo tendré de tres a cinco meses más o menos ya que tengo dos meses de

retraso.

—¡Exacto! Mientras tanto el pálido y yo cuidaremos de ti.

—Mi nombre es Leonardo bruja escandalosa.

—Lo siento, se me había olvidado, te iba a decir Lorenzo jaja, ya conoces el dicho, mente de

bruja mente olvidadiza.

—Yo sé un dicho mejor, mantenga la boca cerrada a no ser que quieras quedarse sin lengua.

—¿Ah, sí? Miserable cabeza de…

—He… ¿Por qué no nos tranquilizamos jeje —interrumpe Ginebra y añade — me gustaría hacer

algunas visitas rápidas, quisiera ir a ver a mi padre y también iré a visitar a Selene, Leonardo

¿crees que puedes esperarme aquí con Bety?




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