El amante del pantano de Nil (libro 1)

Se avecina el mal

 

La lluvia parece calmarse por momentos, los relámpagos estremecen el corazón

agitado de Lía, quien temerosa por las amenazas de Alejandro, yace sentada en el sofá cuidadosa de no hacer enojar a un más al rey.

—Necesito ayudar a Beatriz a regresar a ese demonio al lugar a donde pertenece, esta es la segunda vez que la meto en problemas, no era mi intención invocar esa cosa ¿tan terrible es que Beatriz se puso a temblar solo de ver a ese espíritu? a ella no le gusta entrar al mundo de los espíritus, no le gusta ver fantasmas es demasiado aterrador para ella… y aun así se echó toda la culpa. —Lía suspira desanimada, lo que menos quería era meter a su mentora en problemas.

Por otro lado, Alejandro está con Ginebra en la habitación.

—¿Por qué me miras con esos ojos de venado? —le pregunta Alejandro a Ginebra, pues no deja de mirarlo.

—¿No crees que fuiste muy duro con Lía? Ella… solo es una niña.

—Al contrario, fui demasiado blando con ella.

—Si no logran devolver al demonio a su lugar… ¿Realmente azotaras a Beatriz?

—Así es. ¿O prefieres que azote a la niña?

—¡Alejandro! No digas eso —Ginebra claramente está inconforme con la manera tan dura de actuar de su prometido.

—Ginebra, créeme cuando te digo que en esta situación estoy siendo realmente blando con esas dos, en otros tiempos las hubiera decapitado por su ineficiencia, la niña es una aprendiz y a pesar de su corta edad debe aprender a ser responsable de sus acciones, tiene una magia muy poderosa y considero que puede llegar a ser una buena aliada en el futuro.

—¿Por eso eres tan duro? ¿Es verdad que a los vampiros no les gustan las brujas?

¿Por qué hay riña entre ustedes?

—Ya te dije por qué soy firme con ellas, el hecho de que las brujas en otros tiempos se negaran a obedecer o prestar sus servicios a los vampiros es otra cosa, al parecer Beatriz y la niña son las únicas sobrevivientes de brujas, desconozco si hay más en algún lado, es una teoría a la que no me cierro, la pequeña humana nació con magia y aunque las Alayon fueron el ultimo clan registrado, estoy seguro de que debe haber más brujas allá afuera, ocultas para no ser descubiertas y no servir a mi especie, miserables ratas.

—Comprendo tu sentir, pero ¿No estarás descargando tu ira con ellas dos? Son brujas, pero no las representan a todas, al menos no a las que se esconden, además hiciste estériles a dos de ellas y perseguiste a María hasta matarla, se lo merecía, pero Bety y Lía, te sirven a ti con agrado, deberías ser más amable con ellas.

—¿Qué? —Alejandro se molesta por la forma en la que Ginebra lo aborda, es una

humana muy valiente, nunca tuvo miedo de expresarle cómo se siente y aun que lo moleste eso tan bien le agrada de ella.

—Lía, realmente se toma enserio su trabajo, justo hoy le habló a tus hijos, debiste de escucharla, fue tan tierna, aun en el vientre les jura lealtad y se esfuerza cada día para ser capaz de protegerlos, ¿eso hace una niña pequeña? No, eso hace Lía, la aprendiz de bruja, para mí la lealtad es mejor que cualquier cosa y sé que para ti también.

—¿Quién te crees para hablarme así? —Alejandro toma a Ginebra de la cintura y

acerca sus labios a los suyos.

—Soy tu mujer y tu futura esposa.

Mientras tanto Leonardo y Johan esperan afuera a la hora indicada, el frío es

insoportable y el ambiente es realmente pesado entre ellos dos.

—Veo que no te da gusto volver a verme ¿Por qué será? ¿Tienes miedo de que te quite el puesto de mayordomo? —Bardana mira fijamente a Leonardo.

—Aunque quisieras no podrías, vampiro ignorante, la mayordomía no se arrebata, se gana. —Leonardo no lo soporta, odia la idea de estar parado junto a él

—Ah, sigues siendo tan presuntuoso, no sé cómo el rey no se ha hartado de tu asquerosa personalidad.

Leonardo no le contesta y decide ignorarlo.

—¿Vas a ignorarme toda la noche? ah, qué noche tan aburrida.

Por otro lado, Beatriz había salido un rato, se había dirigido a su local a recoger agua bendita y algunas cosas que iba a necesitar para el ritual de encarcelamiento, realmente no estaba segura si esto iba a funcionar, esa clase de demonios no se vence tan fácilmente y eso le preocupaba, este espíritu no se con paraba con el espantapájaros este, era realmente maligno.

—Espero que esto realmente funcione…

Beatriz caminaba hacia la mansión sin percatarse de que Johan y Leonardo la miraban,

estaba tan metida en sus pensamientos que ni se percataba, llevaba puesto por primera vez un vestido bonito, estaba limpia, su largo cabello ondulado estaba peinado y hasta llevaba algo de perfume, había decidido arreglarse más, ser más femenina e incluso se había puesto a dieta, era difícil ver sus atributos en su estilo apagado he inseguro, vestía hasta ese día ropa de hombre, holgada y arrugada, pero hoy su rostro era visible, sus labios carnosos y rojizos, su hermosa nariz, sus ojos grandes y negros con largas y curveadas pestañas, su atractiva silueta, grandes caderas y enormes pechos, era alta y muy atractiva, quería sentirse diferente, más linda, para aunque sea en sus fantasías gustarle aquel reservado mayordomo.

Los ojos de Bardana y Leonardo la siguen hasta que por fin la bruja siente sus miradas y voltea rápidamente y llena de vergüenza corre hasta entrar a la mansión.

—De haber sabido que las brujas eran tan sexys, no las habría odiado tanto, y pensar que le quedan pocos años de vida, quizá deba hacerle sus días más apasionados jaja.

—¡Cierra la boca! —Leonardo lo toma de un extremo de la ropa en forma de amenaza.

—¿Qué te sucede? ¿No me digas que el rey prohibió acostarnos con ellas también?

Bardana sonríe burlonamente, ha puesto los ojos en la bruja de Misfa y Leonardo se llena de rabia al escuchar sus palabras indecorosas contra su amiga, hace un ligero gesto de preocupación, es cierto, Alejandro no solo maldijo el vientre de Beatriz, también le restringió sus años de vida ¿Cuántos años le quedan a Beatriz? Se pregunta Leonardo con angustia.




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