La mujer de los lamentos ha logrado hacerse más fuerte gracias a las almas que robó
de los niños del pueblo, pero hay una que no ha logrado devorar, un alma diferente, un
espíritu joven y lleno de magia, si el demonio logra devorar el alma de Lía, podría ser
perjudicial para nuestros amigos, se complicaría mandarla de nuevo a las fauces,
incluso podría liberar a más espíritus malignos y entonces no habría manera de
detenerla, tendrían un verdadero festín, no solo con las almas de los niños sino de todo
ser viviente.
Beatriz grita con todas sus fuerzas que el demonio va tras Lía, Leonardo mira a su
alrededor y no ve a la pequeña y entonces cierra sus ojos para poder olfatearla y así
dar con ella, la lluvia, el fango y todos los olores combinados hacen que encontrar a Lía
seas algo complicado pero una vez que detecta su aroma, va con Beatriz y la carga en
su espalda para llevarla hacia donde está la niña, Bardana por su parte quita el gran
trozo de madera que lo atravesaba y los sigue.
—¡Por favor apresúrate! ¡si la encuentra la matará! No solo quiere su alma…. Quiere
también su carne… —la sangre no deja de escurrirle en el rostro a Beatriz, su sangre
se mescla con la lluvia que cae sin remordimientos.
—¡No le tocará ni un pelo! ¡lo prometo! —dice Leonardo mientras su hombro se
mancha de rojo.
A lo lejos aquel espíritu siniestro contempla a la aprendiz de bruja, como una vestía a
su presa no le quita la mirada de encima, mira a una distancia considerable que aquella
niña está protegida por un escudo, definitivamente no hay manera de que pueda
sacarla de ahí con sus manos, solo hay una forma de hacer que Lía salga del hechizo
de protección por su propio pie.
—¡Esa cosa llegó a ella! —grita Bardana mientras observa al espíritu yendo de aquí
para ya mientras Lía se cubre la cara asustada.
—No podrá sacarla de ahí. —afirma Leonardo confiado.
El demonio comienza a caminar en cuatro patas como un perro, empieza a gruñir y
echar alaridos rodeando el árbol donde es resguardada la pequeña quien no deja de
temblar.
Beatriz por su parte reza para que el demonio no encuentre la manera de sacar a la
niña de ahí, porque si bien, el espíritu no puede sacarla, Lía si puede salir de ahí por
voluntad propia, la bruja de Misfa está muerta de miedo esa cosa comienza a caminar
como una araña mientras su cabeza gira bizarramente hasta cruzar la mirada con
Beatriz y una vez de cabeza le sonríe haciendo que la bruja se derrumbe, el demonio
por fin encontró la forma de llevarse a Lía.
—¡No dejaré que te la lleves!
Leonardo se abalanza contra el espíritu maligno, pero es inútil, no puede tocarlo, sus
golpes no pueden atravesar a aquella mujer.
—¿Qué es esto? —el mayordomo intenta herir al demonio, pero es imposible, este
espíritu no es como el espantapájaros, este no ha poseído nada, por lo tanto, no tiene
un cuerpo físico, aunque es frustrante Leonardo no puede hacer nada para detenerlo.
—¡No seas estúpido! ¡No puedes matar a un espíritu! —dice Bardana furioso.
—¡Encontraré la forma de herirla! ¡no puede ser invencible! —grita Leonardo cansado.
—¡Ah! ¡eres demasiado terco! —Johan se une a Leonardo y juntos intentan distraer al
demonio en lo que buscan la manera de ganar tiempo, pero Leonardo se da cuenta de
que este espíritu no es como la maldición del trianer, no pueden enfrentarlo de la
misma forma.
—por favor Lía… por nada del mundo salgas de ahí… —susurra Beatriz llena de
angustia mientras mira fijamente a Lía.
Pensar para la bruja se vuelve complicado, el golpe que se dio en la cabeza la ha
dejado mareada, mira a su alrededor, es inútil para los vampiros hacerle frente a esa
cosa, ellos no pueden tocarla, pero ella sí, y con sus garras les abre la carne dejando
su oscura sangre por todos lados, una y otra vez son arrojados con violencia y se les
rompen los huesos con brutalidad, si no fuera por su inmortalidad ya hace rato que
hubieran muerto.
—¡Leonardo! —Lía grita al ver como su preciado Vampiro es masacrado por aquella
maligna criatura.
—Dios…. Ganar tiempo no servirá de nada… —Beatriz mira como Bardana y Leonardo
son severamente heridos por el demonio y este se cansa de perder el tiempo con ellos
y grita con todas sus fuerzas.
La mujer de los lamentos usa su poder para hacer dos cruces con los árboles del
pantano y espinas enormes salen de ellas y con un grito arroja a los vampiros
clavándolos ahí, haciendo que estos escupan sangre, regenerarse de tantas
heridas les tomará algo de tiempo y quedan sus cuerpos ensartados mientras se
desangran.
Beatriz no tuvo tiempo de reaccionar, el demonio la ha atado contra un árbol de manos
y pies, sus ataduras son afiladas espinas que a un mínimo movimiento le desgarraran
la piel.
El espíritu maligno por fin se ha deshecho de sus estorbos y logra hacer contacto visual
con Lía y el demonio comienza a cantar.
El canto maldito del demonio, es lo que piensa Aarón mientras escucha la letra de
aquella abominación, una tétrica canción de cuna, es como si las animas del infierno
cantaran su canción acoro, Aaron mira preocupado a Beatriz, busca la manera de
acercarse a ella, no sabe por qué, pero tiene que ayudarla y como puede se acerca a la
bruja, no hay manera de que pueda desatarla sin desgarrarle la piel y frena su intento al
ver el montón de sangre.
—No te detengas… no te fijes en la sangre, necesito callar a esa maldita cosa antes de
que engañe a Lía.
Aaron se niega y corre a bajar de los maderos a Bardana y a Leonardo, estos se
#1467 en Novela romántica
#534 en Chick lit
#298 en Fantasía
#206 en Personajes sobrenaturales
Editado: 04.09.2022