El amante del pantano de Nil (libro 1)

El final de la guerra y el inicio de una nueva historia (primera parte)

Ginebra está vuelta loca, sus bebés no dejan de llorar, aquellos vampiros los

superaban en número, Bardana no tenía otra intención más que asesinar a su esposo,

no solo ellos corrían peligro, sino que también sus hijos, los vampiros simpatizantes a

la inmortalidad, los quieren muertos.

—Dios… —Ginebra cae de rodillas y se lamenta, Víctor por su parte trata de

consolarla.

—Mi señora, no se preocupe, nuestro rey es más fuerte de lo que cree. —expresa Sila

con seriedad.

—El hada tiene razón hija, Alejandro saldrá victorioso. —dice Víctor nervioso.

—Lo superan a número, no puedo hacer nada para ayudarlo, soy una inútil...—dice

Ginebra entre lágrimas.

—Confíe en su majestad, él es el señor de todo, no será fácil de vencer, yo la protegeré

a usted y los suyos con mi vida si es necesario. —Manifiesta la druida para confortarla.

—Señora Ginebra, digo, mi señora, yo también peleare, no dejaré que nadie lastime a

los gemelos.

Lía acaricia a los bebés para tranquilizarlos y estos le agarran sus dedos con fuerza y

añade la aprendiz de bruja con convicción.

—Mi madre me prohibió Salir, pero nunca he sido una niña obediente, si es necesario

Lilith y yo saldremos a luchar, mi deber es proteger a los príncipes.

—Lía… —Ginebra la mira con ternura.

Lo único que pido es que mi esposo este bien. —manifiesta Ginebra entre rezos.

Por otro lado, una salvaje batalla se ha llevado a cabo, Alejandro se enfrenta a Bardana

con fiereza, parecen dos bestias salvajes, hambrientas, rabiosas, Johan da todo lo que

tiene en la pelea, le corta la piel a Alejandro como si fuera de mantequilla.

—¡No te estas tomando esto enserio Romani! ¡no me subestimes! —Bardana se

abalanza contra él y le muerde el hombro arrancándole un pedazo de carne.

—No me digas que el rey de los vampiros es tan débil que lo único que puede hacer es

dejarse atacar. —dice Bardana jadeando.

—¿Eso es todo lo que tienes basura? —pregunta Alejandro mirándolo con desprecio y

esto hace enfurecer al general el cual intenta darle una mordida en el cuello, pero

Alejandro lo pesca de la cara y le deforma el rostro.

 

—¡Ahh! ¡Maldito! —Bardana se toca el rostro deformado y sonríe de forma siniestra y

añade. —Muy bien, los dos deberíamos iniciar a pelear enserio.

Johan saca las garras y su aspecto es alterado, las orejas se le vuelven puntiagudas,

sus colmillos crecen al igual que su corpulencia, su tamaño llega a los tres metros, esta

vez no está jugando, ha dejado su figura humanoide para parecerse a un demonio de

la noche, la niebla ha crecido y su densidad le cubre la mitad del cuerpo.

—Ven aquí bestia… —expone Alejandro mirándolo fijamente.

—Maldición… esto no es bueno. —manifiesta Beatriz angustiada mientras se da cuenta

que tiene la mitad del cuerpo cubierto de niebla, mira a su alrededor pues siente una

presencia maligna y uno de los vampiros se abalanza contra ella tirándola al suelo.

—¡Beatriz! —Grita Leonardo quien inmediatamente es envestido por un grupo de

traidores.

—¡No te distraigas Mayordomo! Tienes que poner atención cuando te destripemos.

—dicen los vampiros desertores.

—Demonios, debo encontrar la forma de zafarme de ellos y arrojarles la maldición.

—Leonardo está rodeado por treinta Vampiros, mientras que Aaron lidia con los otros

veinte, ambos están desesperados de no ver a Gabriel entre ellos.

—¡Aaron! —Grita Leonardo para que valla en el auxilio de la bruja, pero este no puede

estar más en apuros.

—Beatriz…—Aaron siente que el corazón se le comprime al pensar en la idea de que

la bruja corra peligro, pero no puede zafarse.

—¡Maldición! No sé por qué le tengo tanto miedo a los vampiros… —dice la bruja en

sus adentros mientras aquel demonio esta encima de ella tratando de morderla.

—Desgraciado… apestas a muerte… —Beatriz no tiene tanta fuerza y está a punto de

sucumbir, pero aquel vampiro la hace entrar en calor con aquellas palabras.

—Bruja apestosa, sé que no eres la única en este lugar, hasta acá me llega el hedor de

una de tus hermanas, no sabes lo mucho que voy a disfrutar torturándola, no

comprendo por qué el general nos advirtió de ti si no eres más que… —El vampiro es

interrumpido abruptamente.

Un viento poderoso avienta con brusquedad al chupa sangre, Beatriz tiene la mirada

de un asesino, los ojos le brillan con singular poder.

—Con mi hija nadie se mete bastardo…

—¿Qué? —el vampiro se queda extrañado y traga saliva.

Por otro lado, El rey de los vampiros recibe una brutal embestida por parte del general,

el cual intenta arrancarle la cabeza.

 

—Supongo que nadie defiende a un rey olvidado ¿Dónde están tus súbditos?

—pregunta Bardana mientras escupe un trozo del brazo de Alejandro.

—Están ansiosos de escuchar mi orden para despedazarte, pero no creo que valgas

tanto la pena, ya me cansaste, de haber sabido que peleabas como una hembra no te

habría dado el título de general. —Dice Alejandro mientras le lanza una sonrisa

burlona.

—¡Malnacido! —Bardana enfurece y se rasga las ropas, esta vez va por el corazón de

su rey, lo asesinará de una vez por todas.

—Hoy los vampiros sabrán que su rey murió en manos de un general…

 

Bardana trata de interceptar a Alejandro, pero este se le adelanta y a una velocidad

inimaginable, el rey, le arranca los brazos y al instante estos caen al suelo llenos de

necrosis, el viento se lleva las cenizas de sus restos.

—¿Qué? ¿Qué hiciste? ¿Por qué no puedo regenerarme? —pregunta Johan en shock.




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