El amante del pantano de Nil (libro 1)

El final de la guerra y el inicio de una nueva historia (segunda parte)

—¿Lia? —pregunta Leonardo lleno de angustia, su corazón está contraído.

—¿Amas más a mamá que a tu mayordomía? Si es así, ven conmigo… si deberas nos quieres ¡por favor ayúdame a traerla con nosotros! — dice Lia entre lágrimas.

Por otro lado, Bardana pelea con brutalidad, cada ataque, cada golpe certero y mortal, el grito de Leonardo llegó a sus oídos, dibujando una enorme sonrisa en su rostro.

—¿De qué te ríes? Sabes que no puedes derrotarme. —expone Alejandro furioso al saber que sea han llevado a uno de los suyos.

—jajaja ¿Estás asustado rey de nada? —Bardana se regocija en su soberbia, el rostro de Alejandro se pone turbio.

—Hoy seré coronado como el nuevo rey de los vampiros, no sabes lo que te espera ¡muere maldito! —Bardana da su golpe final, pero Alejandro pasa sobre él con la velocidad de un rayo.

—Nadie se mete con mi familia —expone Alejandro con la cabeza de Bardana en sus manos.

–La… la bestia te matará… —susurra Bardana antes de desaparecer.

—Yo soy la bestia. —dice Alejandro mientras sale victorioso contra el general y se dirige hacia donde está Leonardo, ha escuchado lo que Lia le ha preguntado a su mayordomo.

—Respóndele a la aprendiz yo también quiero escucharlo.

—¡Mi señor! —Leonardo tiene la mirada humedecida.

—¿Amas más a la bruja que a mí? —pregunta el rey con serenidad.

—Un silencio ensordecedor se apodera de todo.

—Sí… jamás amé tanto en mi vida y sí mi señor, la amo más que a usted.

Alejandro dibuja una tierna sonrisa y mira a Leonardo con alivio.

—Entonces recupera a tu amada querido amigo, te libero de tu mayordomía. —Una especie de cadenas caen del cuello, manos y pies de Leonardo, el mayordomo no puede creer lo que escucha.

—Eres libre Leonardo.

—Alejandro, pero…

—No, no digas nada, debí liberarte hace mucho y aun sé que te hubieras quedado aun si lo hacía, soy yo quien te pide que te vayas, hace mucho deseaba decirte estas palabras.

—Gracias … —Leonardo llora conmovido y se va junto con Lia en busca de su querida Beatriz.

Esta batalla no ha terminado, Bardana está muerto, pero él no es su único enemigo, Fernando ha despertado de su profundo sueño y se siente más fuerte que nunca, el alcalde de Valle de cobre ha vuelto a alborotar al pueblo ha incendiado el local de Beatriz, sembrando un gran odio en los pueblerinos a denunciado a la bruja y todos exigen que esta sea quemada en la hoguera frente a todos los habitantes del lugar.

—¡Suéltame! ¡déjame ir bastardo! —grita Beatriz mientras trata de liberarse, Gabriel la ha atado de manos y la lleva a rastras por las calles.

—¡Aquí viene la bruja! —grita Gabriel con el rostro cubierto con su máscara blanca, el pueblo la insulta y la escupen mientras la jalonean.

—¡Maldita bruja!

—¡Quémenla!

—¡Mátenla! —El pueblo la apedrea hiriéndole la cabeza, causándole un fuerte sangrado.

—¡Ay! —Beatriz es interceptada por un grupo de mujeres que la golpean y una de ellas coge unas tijeras y comienza a cortarle el cabello dejándola calva, su rostro está lleno de golpes.

—No… Leonardo… Lia… —voy a morir sin decirles lo mucho que los amo… ay Leonardo, mi vida… me van a matar… —Las lágrimas inundan el rostro de Beatrz, le han rasgado las ropas y de manera violenta es arrojada a los pies de Fernando el cual la levanta con rudeza.

—Tú… —Beatriz nota algo extraño en él, sabe que ha dejado de ser humano.

—¿Tienes frío bruja? —pregunta Fernando con burla, su rostro está lleno de odio.

—Ja, te convertiste en uno de los monstruos que tanto odias, maldito perdedor. —dice Beatriz con una sonrisa y Fernando le da un puñetazo en el estómago sofocándola.

—Mira basura, en esta hoguera serás purificada. —Fernando toma su cabeza forzándola a mirar el lugar donde morirá.

—No… el corazón de Beatriz se encoje y se llana de miedo.

—¡Prepárenla!

Gabriel la amarra al poste y una vez que la sujeta bien, prende el fuego.

—¡No vas a ganar! Alejandro acabará contigo, no moriré en vano, no lo haré…

—¡Miren como invoca al dominio! ¿Qué tanto murmura esta hechicera? —grita el pueblo enardecido.

—¡Ahh! — — el fuego arde con toda su intensidad, quemando el cuerpo de Beatriz, la cual emite agudos sollozos, gemidos llenos de un dolor indescriptible.

—No sabes cuánto lo estoy disfrutando maldita bruja, jajaja —Gabriel se burla de Beatriz mientras la escucha gemir de dolor.

A lo lejos se escucha un fuerte gruñido, un demonio está suelto, lleno de rabia. Lleno de odio, corre a toda velocidad, se trata de Leonard el cual se encuentra enloquecido, pero un grupo de cuarenta vampiros le salen al encuentro, a una distancia considerable, sus ojos se iluminan con la luz que devora a su amada.

—¡No! ¡Beatriz!

—¿A dónde crees que vas mayordomo? Tendrás que acabar con nosotros si es que quieres evitar que se consuma, Fernando observa todo con tanto deleite, disfruta lo que ve y se siente orgulloso, se burla de la impotencia de Leonardo, el cual busca llegar a su amada a toda costa, pero es embestido una y otra vez por los traidores.

—Leonardo… huye… —susurra Beatriz casi inconsciente, Leonardo es desmembrado una y otra vez por sus hermanos y este, estira su mano deseando alcanzarla, pero es inútil.

Entonces, cuando todo parece perdido, aparece Alejandro, el cual golpea con fuerza a Fernando, Lanzándolo lejos, los pueblerinos están aterrados y corren despavoridos.

—¡Es el rey! ¡acaben con él! —gritan los vampiros asustados.

—¿No se suponía que el general lo mataría? —se preguntan confundidos.

—Seremos nosotros quienes lo asesinaremos.




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