—¡No! — dice una voz delicada, una voz acompañada de una magia exageradamente
fuerte.
—Leonardo, salva a mamá… ya no puedo sentirla… —expone Lía con gran tristeza.
—¿Quién diablos es esta mocosa? ¿De dónde viene ese poder? —preguntan los
vampiros confundidos, la estatura de esa niña no coincide con su nivel de magia.
Leonardo corre a toda velocidad hacia donde está Beatriz, los vampiros tratan de
impedírselo, pero de repente unas cadenas aparecen de la nada sometiéndolos del
cuello.
—No dejaré que lo molesten. —el rostro de Lía es intimidante al igual que su mirada,
sus pupilas se han tornado purpuras.
Mientras ella los detiene, Leonardo se introduce al fuego salvaje, sacando a Beatriz de
ahí, pero parece que llegó demasiado tarde, la bruja está agonizando, su cuerpo está
casi carbonizado, no puede hablar, Leonardo se está muriendo con ella, sabe que su
vida en este mundo está a punto de terminar.
—No…Beatriz… mi Beatriz. —Leonardo llora amargamente y añade entre profundos
sollozos. —Perdóname, llegué demasiado tarde… — las lágrimas inundan su rostro.
—No quiero que mueras, no puedo permitir que te vayas, la eternidad sin ti será un
infierno… —Leonardo la pega a su pecho lleno de dolor. —Ay Beatriz… si tan solo
supieras que yo te amo, que deseaba que fueras mi esposa… es a ti a quien esperaba.
Leonardo no puede dejar que su amada termine así, ha tomado una decisión y no
piensa perderla y entonces le muerde el cuello y se corta así mismo bañándola de su
sangre.
—Por favor querida mía… vive para siempre. —Leonardo la estruja entre sus brazos
mientras se consume en su dolor y entonces la bruja inhala con fuerza.
Por otro lado, Lía tiene el corazón roto, al ver de lejos que Leonardo llora, cree que su
madre ha muerto y esto despierta su poder.
—¿Crees que podrás detenernos aprendiz? ¿Quién demonios te crees que eres?
—preguntan sus rivales furiosos.
—¿Yo? yo soy la aprendiz de la bruja más grande de todos los tiempos. —expresa Lía
con plena seguridad. — soy la hija de la mujer que han asesinado y no se los voy a
perdonar… yo soy la bruja de la invocación.
De pronto, varias runas se activan en el suelo, Lía ha hecho una invocación múltiple, el
suelo comienza a temblar y de él salen tres bestias infernales, el minotauro de Gasam,
el ciclope devorador de hombres y Lilith la mujer de los lamentos, Lía ahora es su ama.
—¿Qué? ¿Cómo pudo hacer esto? —se preguntan los vampiros aterrados.
¡Quiero que desaparezcan! ¡mátenlos a todos! —grita Lía entre lágrimas.
Sus bestias son tan letales que no les tomó mucho tiempo acabar con los enemigos de
su invocadora y una vez que sus criaturas cumplen con su deber, la niña corre hacia
Leonardo quien parece sostener a su madre intacta.
—¡Mamá! —grita Lía con desesperación,
—Lía… —Beatriz está orgullosa de su hija.
La aprendiz llora de alegría al ver a su mamá sana y salva, la bruja de Misfa ha sido
convertida en una vampiresa, era la única opción de salvarle la vida y su poder, es más
grande que nunca.
—Eres como Leonardo… —expone Lía mientras acaricia la piel fría de su madre.
—El destino tenia señalado que esto pasara, al igual que la transformación de
Fernando, Alejandro corre peligro. —manifiesta Beatriz con seriedad y añade. —Justo
ahora se están enfrentando y él ya no es humano.
—¿Qué? —Lía no comprende lo que pasa.
Y de pronto, un fuerte aullido hace eco en Valle de cobre y cualquiera que lo escucha
se estremece.
—Así que esto planeaban. —dice Leonardo mientras aprieta los dientes. Y añade.
—Lía, regresen al castillo, cuiden de los príncipes, si algo sucede, Sila no podrá
defender el castillo sola.
—¿Pero y ustedes?
—Has demostrado ser capaz de proteger a los que amas, hoy ya no eres mi aprendiz,
te has convertido en una bruja. —dice Beatriz orgullosa.
—Te prometemos que no perderemos, regresaremos a ti. —expone Leonardo mientras
le acaricia el cabello a la pequeña.
—¿Estaremos los tres juntos verdad? — pregunta Lía esperanzada.
— Sí, pase lo que pase. —Lía los despide con un abrazo y se va de ahí montada en
Lilith.
Por otro lado, Alejandro está agitado, no puede creer lo que ve, su enemigo natural
está frente a él, Fernando se ha convertido en un hombre lobo, lo que Bardana le había
inyectado erra nada más y nada menos que suero de licántropo, había planeado
derrocar a Alejandro desde hacía tiempo ya, pero por alguna razón no podía concretar
sus planes y Fernando era su ultimo haz bajo la manga.
—Admítelo Alejandro, estas perdido, ¡nadie podrá salvarte de mí!
Fernando gruñe y saca las garras para después embestir a Alejandro y con su cuerpo
traspasan varias casas con el impacto de sus fuerzas.
—No sabes cuánto anhele este momento, el día en el que por fin pudiera hacerte
sangrar. — expresa Fernando y Alejandro se levanta de entre los escombros y se toca
el costado, pues sangra en abundancia.
—Le vendiste el alma al diablo humano, no, debo decir bestia, te convertiste en aquello
que juraste destruir, ese debió ser tu último acto de desesperación. —dice Alejandro
mirándolo con desprecio.
—Te equivocas vampiro, fue un acto de justicia, juré que acabaría con tu pueblo,
contigo y lo haré, no pasará de esta noche, este amanecer será el nacimiento de una
nueva esperanza. —Fernando corre con rapidez y le arranca el brazo a Alejandro,
llenando su hocico con su sangre.
—¿Qué no se suponía que eras el héroe de este pueblo? —pregunta Alejandro
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Editado: 04.09.2022