La noticia de que Alejandro se convertiría en padre le dio un nuevo sentido a su vida, si
bien, ellos jamás podrían sustituir a los gemelos, el hecho de esperar un bebé les hacía
sentir que aquel vacío que sus hijos dejaron era un poco menos profundo, ese pequeño
les había traído algo de dicha a sus vidas.
Por otro lado, en el lugar donde el sol no se asoma, el reino frio y desolado de las
animas en pena les abre sus puertas a las únicas brujas capaces de entrar a ese lugar,
la reina del mundo espiritual y la bruja de la invocación, había llegado el momento del
entrenamiento para Lía, el aire en ese lugar era pesado, el instinto de supervivencia se
activaba al instante, una sensación de escalofríos y miedo es lo primero que se siente
al llegar ahí, hace frio y todo se ve gris y desolado.
—Hacia mucho que no venía a este lugar, para ser sincera, creí que jamás regresaría.
—le dice Lía a Beatriz mientras caminan entre la niebla.
—Ahora será tu hogar por los próximos quince años. —expone Beatriz con seriedad
mientras mira a ambos lados para cerciorar su seguridad.
Al escuchar esas palabras el corazón de Lía se encoge, ella no quiere estar ahí, pero
sabe que no tiene otra opción.
—¿Quince años? —pregunta Lía con angustia.
—Serán quince años en el mundo de los vivos, en este lugar el tiempo pasa de forma
diferente, sentirás que pasaste una eternidad aquí, seguramente creerás que soy una
mala madre por pedirte venir al mundo espiritual sabiendo lo peligroso que es.
—No pienso eso… sé que lo haces por mi bien, para que pueda crecer en fuerza y mi
magia alcance su máximo potencial y por el bien de los príncipes también.
—No lo hago por los príncipes. —manifiesta Beatriz con voz fuerte. Y añade —ellos
podrán cuidarse bien solos, incluso ahora son capaces de destruir un pueblo entero en
un berrinche y no se diga Valeska, él es un dios, ¿Quién podría derrotarlo tan
fácilmente? Desde el principio Alejandro me dio la condición de que te convirtiera en
una bruja competente a cambio de que permanecieras a nuestro lado como parte de la
familia que el protegía y te dio un propósito al esperar que te conviertas en su
guardiana, te tomaste muy apecho tu deber y por el amor que les tienes estas aquí aun
que no quieras, pero la verdadera razón por la que te traje a entrenar aquí fue por que
corres peligro, constantemente tu vida se verá amenazada por espíritus malignos y
demonios aterradores, esto te llevará al límite y te obligará a defenderte, a no
descansar, podrás usar tu magia con libertad y descubrirás de lo que eres capaz de
invocar. —Beatriz evita verla a los ojos, cualquiera diría que no la ama por llevarla a
ese lugar.
—¿Pero tu estarás conmigo todos estos años no? —pregunta Lía llena de pánico.
—Solo el primer año…
—¿Un año? —Lía siente como su sangre se le baja hasta los pies de la impresión, eso
no se lo esperaba y contiene sus fuertes ganas de llorar.
Un silencio sepulcral hace un abismo entre las dos formando un nudo en sus
gargantas, Beatriz siente tanta culpa, su hija solo tiene diez años, aun su carita refleja
su necesidad de ser cuidada por su madre, su corazón se rompe al ver los ojitos
suplicantes de su niña y la abraza con fuerza mientras llora.
—Esto lo hago por tu bien, créeme… tú no vivirás para siempre como yo, sé lo difícil
que es esto de entender, pero tienes que confiar en que busco lo mejor para ti, eres lo
que más amo en este mundo y perderte me volvería loca, este mundo es perverso, los
humanos buscarán matar todo aquello que desconocen, en especial a las brujas como
nosotras, nos temen y por eso quieren erradicarnos, no quiero que pases por las llamas
del infierno al igual que yo, con este entrenamiento jamás nadie se atreverá a hacerte
daño, por favor Lía… ¡Conviértete en la bruja más poderosa de este mundo! Incluso se
más fuerte que yo… dame la tranquilidad de verte convertirte en una leyenda, así nadie
te lastimará y todos van a temerte.
—Mamá… —Lía puede sentir a su madre temblar, Beatriz llora como una niña
asustada conmoviendo profundamente a su hija.
—Cuanto has sufrido que el dolor te a traumado tanto…—se dice Lía en sus adentros
mientras abraza a su mamá y la consuela.
—Te prometo que haré realidad tu sueño, me convertiré en la bruja más poderosa que
jamás haya existido.
Ese día Lía dejó a la niña atrás, sus ojos quitaron el brillo de su inocencia infantil,
despojándose de sus temores he inseguridades, con solo diez años, la bruja de la
invocación estaba lista para enfrentar a toda criatura que se pusiera en su camino con
tal de ver a su madre sonreír.
—Nunca nadie volverá a lastimarte, mamá.
La carga que Beatriz le había puesto a su hija en los hombros era demasiado pesada,
pero por amor Lía estaba dispuesta a cargarla, solo Beatriz sabia las heridas con las
que cargaba y su amor por Lía no estaba en discusión, aun que muy probablemente
estaba cometiendo grabes errores en su crianza.
Mientras tanto, el apuesto Leonardo se encuentra en el balcón del palacio principal,
vestido de una elegante ropa oscura, su espalda estaba adornada con una capa de
plumas negras que acariciaban el suelo, el regente oscuro como lo llamaban yacía
sumergido en sus pensamientos mientras se preguntaba como estarían sus amadas y
si lo extrañarían tanto como él a ellas, ser el gobernante de un pueblo de demonios no
era un trabajo fácil, sabía que esos aires de paz acabarían pronto, ahora los príncipes