Reinar y Mirten se quedaron extrañados de la petición que Selene les hizo, no era
común que los cazadores llevaran visitas a los muros, esta era la primera vez que
recibían una petición tan extraña, no sabían cómo actuaria Alejandro, pero era evidente
que ni Selene ni su hija eran malas personas, los habían acogido en su mansión al
escuchar que ellos eran los héroes que habían aniquilado a los goblins y, además
conocían a sus padres
—Lo siento señora, no podemos llevarla con nosotros, así como así, nuestro señor es
estricto y no sabemos si las dejarán entrar. —le dijo Mirten esperando que cambiara de
parecer.
—Por favor, reconsidérenlo, realmente me encantaría ver a tu madre, ella es muy
especial para mí, gracias a ella mi hija y yo tenemos lo que tenemos, además sé
perfectamente que tu papá era el monstruo del pantano de Nil, perdón, el gran rey de
los vampiros, déjenme llevarles regalos y saludarlos, si es que no nos dieran la
bienvenida como pensamos, dejaremos los regalos con ustedes, me bastara solo con
verla de lejos. —insistió Selene suplicante, a lo que Lucia se cruzó de brazos, tenia
curiosidad de conocer a esa mujer llamada Ginebra y aun que para ella no era una
heroína como la describe su madre, al menos quería decirle todo lo que pensaba de
ella.
—Está bien. —le dijo Reinar a Selene mientras que Mirten lo miraba con los ojos
abiertos.
—No creo que sea buena idea además tu padre no…—Reinar lo interrumpió
abruptamente.
—Cuando le explique a mi padre seguro entenderá, él es muy amable y comprensivo.
—Mirten hizo unos gestos de desapruebo, pues para él Alejandro era intimidante y de
un temperamento irritable, más ahora que salía y venia de los muros.
—Oye Reinar tu padre me va a matar si…
—No te preocupes amigo, mañana partimos al amanecer.
—¡Muchas gracias! Prepararemos nosotras mismas los regalos. —exclamo Selene
llena de alegría.
Ya se había hecho de noche cuando todos estaban descansando en sus habitaciones,
Mirten tenía insomnio por el atrevimiento que se estaba tomando Reinar, pero al mismo
tiempo confiaba en que pudiera usar sus encantos para ablandar a su padre o que
Ginebra pudiera persuadir al señor de los cazadores.
—¿Cuál será la historia completa? Es decir, ¿Cómo es que se conocieron mis padres y
Selene?
—No lo sé, debió ser en su juventud cuando aún no te concebían. —le respondió
Mirten entre bostezos.
—Dijo que me conoció en el vientre de mi madre, me pregunto qué reacción tendrá al
ver que mi mamá, sigue igual que cuando la conoció. —dice Reinar esbozando una
sonrisa.
—Todos seguimos igual de jóvenes que hace diecinueve años, todo gracias al hechizo
de esa bruja.
—Sí, la gran bruja.
—Beatriz, la reina del mundo espiritual, así le dicen ahora.
—Me pregunto si aun recordaran a mis padres, ella y Leonardo, debido a que nuestra
gente se convirtió en humanos tuvieron que separarse, ojalá que su amistad haya sido
muy fuerte para que algún día no nos toque enfrentarnos a ellos.
—Esa es una posibilidad muy grande, nosotros aniquilamos seres sobre naturales,
mientras se mantengan al margen y no se metan con nosotros o los humanos,
seguiremos en paz con la raza vampírica.
—Por cierto, Mirten ¿Quién sucedió en el trono a mi padre después de que renunciara
a su poder? ¿Aun es Leonardo? —pregunta Reinar con curiosidad.
—Supongo que aun es Leonardo, no sabemos nada de su rey o su gobernante, no
preguntes más sobre eso.
—¿Entonces por qué mi abuelo se convirtió en uno de ellos? ¿De verdad deseaba ser
un vampiro o la inmortalidad en lugar de a su familia?
—¿Cómo sabes eso? —le pregunto Mirten asustado.
—Lo escuché de mi madre…una vez que lloraba por él.
—No sé nada al respecto y no deberías estar escuchando a tus padres detrás de la
puerta, te puedes llevar a una sorpresa, ellos son muy activos en cuanto a… —Reinar
le tapó la boca con rapidez.
—¡No lo digas! No he escuchado nada de eso… —expresa sonrojado y añade. —La
verdad es que tengo la sensación de que mis padres me esconden algo, algo de un
pasado que desconozco, me duele que mi abuelo haya preferido estar al lado de la
gran bruja y de Leonardo el grande en lugar de estar con nosotros, con migo…
—Deja de pensar en eso, eres más amado de lo que piensas, eres la vida entera de tus
padres y para nosotros, los sobrevivientes, eres muy especial, así que pega la cabeza
en la almohada, estoy muerto de sueño, rezaré para que tu padre no me mate sin antes
haber visto a la preciosa de Sifri.
—Ya te dije que el amor de Sifri es solo para mí jaja.
—Si como no, ya duérmete.
—Descansa, nos vemos mañana. —Reinar quería mucho a Sifri, era como su hermana
mayor y eran muy cercanos, pero Mirten se había enamorado de ella desde hacía
cuatro años.
Nuestros héroes no se habían percatado que detrás de la puerta Lucia los había
escuchado, originalmente iba a ofrecerles más cobijas, pero le apenó interrumpir su
platica y al notar que ya se habían quedado dormidos regresó a su habitación.
—Quien diría que estaríamos conectados, si supiera lo que su madre le hizo a mi
familia no la tendría en un pedestal. —expresó Lucia resentida apretando las sábanas
con sus manos.
La noche avanzaba y por primera vez Laila dormía en una cama limpia, libre de pulgas,
insectos y malos olores, estaba tan agradecida que se durmió llorando y al mismo
tiempo no podía dejar de pensar en Reinar, el muchacho que la había salvado de la