El amante infernal (libro 2)

El retorno de la bruja de la invocación

Aquella tarde el cielo se oscureció y los relámpagos rugían enérgicos como gigantes

asesinos, justo en medio de la nada un agujero negro se abrió haciendo temblar a toda

la tierra, de ese portal se asomó una mano que se estiraba como si buscara la libertad.

El agujero negro había desaparecido dejando en su lugar una loba blanca y a una

mujer de cabellos de fuego.

—Hemos cruzado ama, por fin llegamos al plano de los vivos. —exclamó Lilith con su

voz demoniaca.

—Pensé que jamás volvería a pisar estas tierras. —dijo la dama de piel blanca que

poseía los ojos más bellos, tenía dos esmeraldas adornándole el rostro.

—Princesa nuestra, por favor déjenos ir con usted, no seremos una molestia, solo nos

aseguraremos de que la atmosfera de este plano no sea mortal para usted y que la

comida de este mundo no la mate. —dijeron al unisonó unos niños gemelos de cabellos

blancos y negros de estatura pequeña y tierna.

—¡Bely! ¡Emm! ¿Por qué nos siguieron hasta aquí? Les dije bien claro que no

necesitábamos más compañía, este mundo está repleto de humanos, Si les da hambre

no podrán controlarse y serán un verdadero problema para la ama. —les dijo Lilith en

forma de regaño.

—Nuestro deber también es proteger a la princesa. —dijeron los gemelos. Bely era un

demonio femenino de cabello corto y liso color blanco que le llegaba hasta el cuello,

tenía unos ojos grises, casi blancos y tenía la apariencia de una niña de cinco años,

Emm, tenía el cabello negro del mismo tamaño que su hermana, era tan hermoso que

parecía una niña, él tenía los ojos completamente negros, los dos eran demonios

nacidos de los abortos y los niños asesinados a sangre fría, eran psíquicos y tenían un

gran poder, se alimentaban de la carne de sus víctimas especialmente de la de los

pequeños o bien bebían la sangre de los desafortunados, eran conocidos como los

demonios Bélicos, pues adoptaban la forma de una serpiente negra y una albina.

—¿Acaso quieren ser castigados? ¡Largo de aquí! No me hagan… —Lía la interrumpió

y aceptó que la acompañaran, ella estaba muy mareada por el oxígeno, su cuerpo se

había acostumbrado a la gravedad del mundo espiritual y le costaba trabajo respirar, así

que Bely y Emm se apresuraron para traerle algo de comer.

—¿Se encuentra bien? —le pregunto Lilith acorrucando su lomo para que ella pudiera

recostarse sobre ella.

—Sí, aunque no lo parezca, me tengo que acostumbrar, dame un par de horas

después de eso podré moverme con normalidad. —La voz de Lía era hermosa y muy

seductora, aun su rostro no se veía pues tenía una capa puesta y aunque el cielo

estaba nublado, sus ojos le dolían por la luz, pues ella vivió muchos años en la

oscuridad y penumbras.

Después de un rato los demonios bélicos llegaron con comida entre sus manos, entre

esa comida había manzanas, un conejo y una mano humana.

—¿Qué es esto? —les pregunto Lilith al ver la mano mutilada.

 

—Es proteína para la princesa, nosotros ya comimos, si tienes hambre puedes ir a

devorar las almas de los pueblerinos de aquella aldea, puede que todavía alcances su

energía vital.

—¿Asesinaron a todos los habitantes de ese lugar? —les pregunto Lilith con

desagrado.

—No te preocupes por eso, los humanos que vivían ahí eran pocos. —le respondieron

los gemelos con normalidad.

—Dejen de pelear, siento que me estoy ahogando, comeré todo lo que trajeron,

excepto esa mano. —les dijo Lía quien apenas si podía moverse.

Mientras ella se recuperaba, al sur, en la tierra demoniaca y siniestra donde se

encontraba el reino de los vampiros, también se percataron de aquel inmenso poder

que había hecho temblar la tierra.

—¿Y ese poder tan abrumador de dónde salió? —se preguntaban unos a otros los

vampiros.

Beatriz se asomó por la ventana de la torre y su corazón se aceleró mientras sus ojos

se le llenaban de lágrimas, se disponía a ir por su hija, pero no sabía si lograría

encontrarla.

—¿Sera ella?... —Beatriz se quedó dudosa al respecto, se supone que solo ella puede

entrar al mundo espiritual y ella seria quien iría por su hija al mundo de los muertos.

(Recuerdos del pasado)

—¿Solo estarás conmigo un año? —le pregunto Lía con dolor.

—Sí, debo proteger a los príncipes hasta tu regreso, Leonardo y yo estamos a cargo de

ellos hasta que lleguen a la edad adulta, sé que es difícil para ti, una madre no debería

hacerle esto a sus hijos… pero lo hago por tu bien y por qué te amo. —le dijo Beatriz

entre lágrimas.

—¿Cuándo volveré a verte de nuevo?

—dentro de quince años, el día de tu cumpleaños número veinticinco cuando el sol se

oculte te traeré a casa.

—¿Cómo sabré que no te olvidaste de mí?

—Eres mi vida entera, jamás me olvidaría de ti, déjame verte una vez más, la próxima

vez que te vea serás una mujer.

Todos estos años, fueron eternos para Beatriz, la culpa y el miedo la hostigaban día

con día, vivía con el temor de no encontrar a su hija con vida, muchas veces se vio

tentada a regresar por ella, pero terminaba llorando de rodillas antes de siquiera

pronunciar el hechizo, ocultó su depresión haciéndose mucho más fuerte, su fama

 

creció tanto que todos le temían haciéndole competencia incluso a la misma bitchancy

la reina del mundo espiritual, una gran bruja de renombre que estaba al servicio de los

dioses, así la llamaban.

—Tengo que darme prisa y averiguar quién ha salido del mundo espiritual. —Beatriz

tenía los nervios de punta no sabía si encontraría a su hija con vida y salió del castillo




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