El amante infernal (libro 2)

La mujer que nos salvó

 

 

Alejandro era un hombre serio que difícilmente demostraba sus sentimientos, era un líder firme y respetable, todo lo que hacia lo realizaba con diligencia y responsabilidad, seguía teniendo las aptitudes de un rey, todo lo que había conseguido era gracias a sus amplios conocimientos y a su mente estratega, ahora las tierras de los cazadores eran amplias, fértiles y productivas, habían construido una ciudad sólida y prospera, tenían abundancia y riquezas y vivían aislados de los hombres, aun que había humanos entre ellos, algunos sobrevivientes a la abstinencia se habían casado con mujeres y hombres de los distintos lugares que iban conociendo y tuvieron hijos, no había ancianos entre ellos, solo hombres y mujeres saludables y bebés y niños que le daban vida al lugar.

Desde que Lía se había enclaustrado en el mundo espiritual Alejandro debes en cuando pensaba en ella, si estaría viva, si aquella frágil y pequeña niña habría podido sobrevivir a ese lugar infernal, así que verla montada en aquella intimidante he imponente criatura y verla convertida en toda una mujer le lleno el corazón de alivio.

Alejandro había sido muy duro con Lía durante su infancia, incluso se podría decir que la subestimaba y la rechazaba, pero solo quería su sobrevivencia, que pudiera valerse por si misma, pues en ese tiempo la escases de brujas era preocupante y era la primera vez en muchos años que se sabia de una bruja de la invocación, así que le encargo a Beatriz criarla y ser su mentora para que el día de mañana Lía pudiera convertirse en una bruja poderosa capaz de cuidar a sus hijos.

Tener a Lía abrazándolo significaba que había logrado convertirse en una guardiana capaz de preservar la seguridad de sus gemelos.

—Lo logre señor, logre sobrevivir al mundo espiritual y ahora nada me detendrá para cumplir mi promesa. —le dijo Lía mirándolo a los ojos.

Alejandro la miró con aprecio y se sintió orgulloso de ella, tomó la carta que le había entregado y se fue con Ginebra a su mansión para leerla a solas con ella, mientras que Sasha y Sabrina la llevaban a los balnearios para que pudieran limpiarse y relajarse, lo mismo que los chicos que también se fueron a bañar.

Los baños termales y comunitarios se encontraban a una hora de distancia, estaban unidos, por una pared de piedra y madera, así que la morbosidad no se hizo esperar.

—Y pensar que solo esa malvada pared nos divide de las chicas. —exclamó Percy deprimido.

—Escuche que algunos pervertidos picaron las piedras para hacer pequeños agujeros donde se pueden apreciar los cuerpos esculturales de nuestras compañeras. —manifestó Mirten con una sonrisa maliciosa.

—Se me hace que el que hizo esa maldad fuiste tu. —lo miraron todos con juicio.

Habían invitado algunos de los cazadores con los que mejor se llevaban, aprovechando ese tiempo libre para que todos se relajaran y pudieran destensar los músculos, del lado de los chicos se encontraban, Mirten, Alen, Percy, Blander, Bocky, Osmar y Tairen y del lado de las chicas estaban, Sasha, Sabrina, Sifri, Lía, Yubel, Dafne y Lilith, Beel y Emm.

—Oye Bocky, acércate. —Mirten se escabullo como lombriz de agua hacia donde estaba Bocky, el cual se mantenía reservado en una esquina, le daba mucha vergüenza que vieran su desnudez.

—¿Eh? —Bocky volteó a todos lados y se sorprendió de que Mirten lo llamara a voz baja.

—Oye, ¿no te gustaría espiar a las chicas con nosotros? Percy y yo buscaremos los huecos legendarios y echaremos unas miraditas jeje.

—¿Qué? —la cara se le puso tan roja que casi se le podía mirar humo salírsele por las orejas.

—Ahí estará Sasha, con esas hermosas piernas definidas, ¿no te gustaría echarle un vistazo? Imagínatela como una hermosa ninfa de agua que se moja con el vapor de las aguas termales, personalmente no me enfadaría echarles un ojito a las chicas jiji, principalmente a Sifri jeje, ¿entonces qué? ¿nos dejas subirnos en tus hombros para más seguro?

—No… —Mirten sintió un aura peligrosa y cuando miró directamente a Bocky tenia la expresión de un mercenario, la simple idea de que espiaran a su preciada Sasha lo enfurecía y miraba a Mirten con ojos fieros.

—Upss…se cancela entonces… jeje. —Mirten se escabullo de ahí y se fue a convencer a Tairen.

—¿Qué se traen esos tontos? —preguntó Reynar al verlos cuchichear y reír con timidez, era evidente que estaban tramando una travesura.

—Quieren espiar a las chicas. —le respondió Blander con seriedad.

—¿Qué? Esos pervertidos… ya verán.

—Déjalos, necesitan un escarmiento, una vez que tratas de espiarlas te dan la golpiza de tu vida y nuca más querrás espiarlas.

—Hablas como si…

Blander asintió con tristeza.

—Creí que eras maduro. —le dijo Reynar decepcionado.

—Ahora lo soy, gracias al poder del escarmiento.

En ese mismo momento Mirten, Alen, Percy y Tairen comenzaron hacer una esclera humana, Tairen sostenía en su espalda a los tres chicos quienes se turnarían para espiar a las chicas, el que iba a la cabeza era Mirten y por el vapor de las aguas termales no se podía ver mucho así que asomo la cabeza tan alto como pudo y se encontró con el cuerpo desnudo de Emm el demonio bélico, quien era varón, se encontraba parado en el borde del muro que los dividía y los miro con desprecio.

—Cerdos, no espiaran a la princesa. —Emm los orinó haciéndolos gritar del horror y cayeron al agua derrotados y humillados.

—¡Chicos! —Reynar se preocupo al verlos gritar de esa forma.

—Te lo dije, recibieron su escarmiento jajaja.

—¡Ahhh! ¡nos orino un demonio! —gritaron horrorizados.

—¿Un demonio? —preguntó Blander tragando saliva.

—Es una larga historia, la bruja que nos ayudo a salir de la maldición del lobo negro fue Lía, la hija de Beatriz y Leonardo, los que alguna vez fueron amigos cercanos de mis padres.




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