El amante infernal (libro 2)

El anillo de hadas

 

 

El viento rosaba el rostro de Lía, le encantaba subirse al lomo de Lilith y correr con la velocidad de la libertad, Lilith era muy rápida, ágil y de gran tamaño, disfrutaba de consentir a su humana, aunque eso implicara subir a Beel y Emm a su lomo.

—¿Podrían dejar de jalarme el pelo con tanta rudeza? Me lo están arrancando. —exclamó Lilith furiosa emitiendo un gruñido, Beel y Emm eran algo toscos a la hora de subirse en ella.

—Lo sentimos Lilith, creo que nos emocionamos, deberíamos caminar un poco, siento que ya abusamos de tu amabilidad. —le dijo Lía apenada.

—No le hablaba a usted señorita, no me molesta que se suba en mi lomo, pero esos demonios revoltosos van a dejarme calva ¿por qué no toman su forma animal? Son menos pesados. —refunfuñó la hermosa loba.

—Porque así es más divertido jaja, ¡Wii! ¡corre más rápido Lilith! —exclamaron ellos divertidos, pero Lilith enfureció y paro en seco, dejándolos con sus pelos en las manos.

—¡Ya fue suficiente mocosos!

—Creo que será mejor caminar jeje, quizá de lo rápido que ibas yo también te arranque algunos pelitos jeje. —manifestó Lía avergonzada.

—¿Hemos tomado un camino diferente? No recuerdo este lugar, según yo habíamos tomado las praderas. —dijo Lía confundida.

—Probablemente nos desviamos, Beel me estaba jalando la piel de la cara y no podía ver bien, maldita niña traviesa. —añadió Lilith mirándola feo.

—Yo creo que tu eres vieja y lenta, perdiste el sentido de orientación. —le dijo Emm sacándole la lengua.

—¿Qué dijiste enano? ¿en que momento decidiste que hablarme así te dejaría ileso?

—Ya dejen de pelear, por una vez en la vida llévense bien, disfrutemos del paisaje, además este lugar es hermoso ¿Qué les parece si me ayudan a recolectar hongos? Así podre hacer un guisado con la carne que me regaló el señor Alejandro.

—Nosotros queremos comer humanos, esa si que es comida deliciosa. —exclamaron Beel y Emm con la boca llena de saliva.

—Tendrán que conformarse con carne de vaca, así que vamos a separarnos y el que consiga más hongos le cumpliré un deseo, algo lógico por supuesto, así que esfuércense que seré generosa con el ganador. —les dijo Lía para motivarlos.

—¿Y quién se quedará a su lado? —le preguntó Lilith con seriedad.

—Nadie, puedo cuidarme sola, además solo buscare hongos ¿Qué puede salir mal? Tienes que relajarte más, disfruta recolectando hongos es una actividad recreativa y además disminuye el estrés.

—Soy un demonio, no tengo estrés. —exclamó Lilith con su cara de pocos amigos.

—Eh…yo diría que si tienes poquito jeje.

—Recolectare todos los hongos que encuentre por que si gano mi deseo es que encierre a esas pulgas en el inframundo por si quiera una semana, serían las vacaciones perfectas.

—Nos vemos en un rato, no olvides que te quiero mi lobita hermosa. —Lía le da un beso a Lilith y se despiden mientras Lía se va moviendo la cola.

—Ay por fin algo de tranquilidad…debes en cuando me gusta estar sola, el canto de los pájaros y la brisa son tan relajantes que mis pulmones se llenan de aire puro…que felicidad. —dijo Lía mientras estiraba los brazos.

Tenía puesto un vestido verde, su cabello lo tenía suelto y por la humedad decidió recogérselo, se veía tan bonita, recogiendo sus hongos.

—Me pregunto si los hongos azules también se comen…se ven bien.

Había caminado como unos quince minutos cuando algo llamó su atención, a lo lejos se veía un circulo formado por hongos azules, le parecía muy gracioso como habían nacido en esa forma.

 —Es…un anillo de hadas…

Había una leyenda sobre los círculos de hongos que aparecían en los bosques y praderas, se dice que la presencia de seres elementales y sobrenaturales como las hadas y los duendes formaban estos círculos y ahí llevaban a cabo sus rituales mágicos, algunos decían que si entrabas en ese circulo podías quedar sanado de tus enfermedades, tener buena fortuna y protección, incluso decían que si te parabas en medio de ellos y tenías un alma pura podías viajar a su mundo.

Por otro lado, había personas que decían que esas pequeñas criaturas eran perversas, que se robaban a los niños de pecho y los devoraban entre todas en medio de esos anillos, que, si viajabas a su mundo, nunca más volverías a ver a tu familia y mucho menos a la luz del sol.

—Que bonito se ve, me dan ganas de tocarlo, me pregunto cómo serán las hadas…

Lía se acercó al anillo de hongos y un fuerte impulso de meterse en el la consumió, era muy curiosa y no pudo resistirse, así que cuidadosamente entró y se recostó en ese lugar, ay…que sueño me ha dado…

Lía se había rendido ante el cansancio quedándose completamente dormida, hasta que comenzó a sentir un cosquilleo en las mejillas y creyendo que se trataba de un insecto meneó la mano y abrió los ojos de golpe.

—¿Cuánto tiempo me dormí? —Lía se despertó de golpe y aun adormilada volvió a sentir un cosquilleo en el cabello.

—¡Ay! Un animalito se me metió entre el cabello. —Lía dio un salto y fue entonces que se percató de os pequeñas criaturitas del tamaño de un dedo índice, eran de color lila, sus alas eran cristalinas y brillaban de manera hipnotizante, sus ojitos eran completamente negros y no tenían cabello.

—Son…hadas… ¿pero como es que puedo verlas? Creí que nunca vería una en mi vida. —Lía estaba sorprendida pero también sentía que algo no iba bien.

Miró a su alrededor y el bosque era el mismo, solo que se veía diferente, había criaturas de todo tipo mirándola escondidos entre las rocas, los arboles y las flores, era extraño que los humanos entraran a su mundo.

De repente, una de las pequeñas hadas le había soplado en la cara una especie de polvo traslucido que la hizo estornudar y de pasar a escuchar sonidos de grillos he insectos por fin pudo entender a esas fantásticas criaturas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.