El amante infernal (libro 2)

Secuelas

Secuelas

Lía le había contado a Beatriz todo acerca de su viaje hacia las tierras de los cazadores, su madre al principio estaba furiosa por que Lía se había ido sin permiso hasta esas tierras lejanas, tenía miedo de que la descubrieran y la castigaran, pues estaba prohibido relacionarse con una raza tan inferior como la de los humanos, pero después de escuchar a su hija, entendió el profundo deseo que tenía de volver a verlos y de ser un puente para que ninguno de las dos familias perdiera la comunicación, Beatriz recibió los presentes de Ginebra y las cartas que le había mandado, contándole todo lo que había sucedido después de su partida, el nacimiento de Reinar y como los cazadores crecían en fuerza y en fama, recordándole lo mucho que la extrañaba.

Al leer esas cartas, Beatriz no pudo evitar conmoverse y recordar todas las aventuras y vivencias al lado de su querida amiga, al final, termino abrasando a Lía agradeciéndole por haber tomado la decisión de ir a buscarlos.

—Lamento haberme enojado, es solo que conoces las leyes que se nos impusieron, si las rompemos podrían tomar represalias, no solo con Alejandro y Ginebra, si no con los humanos en general, por eso he sido tan estricta con ese asunto, pero extraño cada día a mi querida Ginebra, gracias a tu visita ahora se que ha sido de ella, me alegra de que haya tenido un hijo más, me preocupaba el dolor que estuviera sin tiendo con la perdida de los dioses gemelos, pero se que ese hijo suyo es el consuelo que los ha sacado a delante.

—Ellos los extrañas mucho, estoy segura que siempre los llevan en el corazón, cuando me vieron se quedaron asombrados de verme convertida en una adulta, pero enseguida me mostraron su cariño y su gratitud por haber ayudado a Reynar y a los otros cazadores de las garras de Vinland.

—Debes guardar esto como tu mayor secreto, nadie debe enterarse que ayudaste a los cazadores y mucho menos que son amigos nuestros, recuerda que son considerados enemigos de los seres sobrenaturales y por ende también de los dioses gemelos que nos gobiernan, tampoco menciones a Reynar, si van a enterarse de su existencia que sea por el destino y no por ti. —le dijo Beatriz con seriedad mientras la miraba fijamente.

—Entiendo, hare lo que me dices mamá.

—Confiamos en tu discreción, de lo contrario podrías ser considerada una traidora y sabes lo que pasa con los que cometen ese crimen. —añadió Leonardo en voz baja.

—Lo sé, no se preocupen por eso, además, a mí nadie me ha prohibido nada, ni siquiera me consideran una bruja de verdad, estaré bien. —exclamó Lía entre pucheros.

—No digas eso, no debes permitir que lo que otros piensen de ti te afecte, llegara el día en el que le demuestres a todos que se equivocan, mientras tanto mantente humilde y modesta, que tus obras hablen por ti. —le dijo Leonardo colocando su mano sobre su hombro.

—Lo hare, gracias por el consejo. — exclamó Lía con una cálida sonrisa derritiendo el corazón de Leonardo que la quería demasiado.

—Tenemos que volver a nuestros deberes, pero podemos hacer lo posible por pasar tiempo juntos más tarde ¿qué les parece? —propuso Beatriz con ánimo.

—Esta bien, hoy tenemos una reunión con el rey respecto a lo que sucede en el reino, espero terminar antes del anochecer. —exclamó Leonardo siendo positivo.

—Los veo, más tarde. —les dijo Lía despidiéndose con un fuerte abrazo y se fue.

Mientras esto pasaba, Valeska se encontraba sentado en su imponente trono de obsidiana, tenía su corona puesta encima de su hermosa cabellera oscura, estaba rodeado de él consejo y Leonardo ya se encontraba también ahí, ya que era el consejero principal de Valeska, el motivo de aquella reunión era para enterar al rey de lo que sucedía fuera del castillo y ponerlo al tanto de las novedades.

El consejo estaba compuesto por seis vampiros ancestrales, longevos y con miles de años de existencia, uno de ellos era tan antiguo que era uno de los sobrevivientes de los primeros vampiros que existieron, sus nombres eran, Perion Blancasien, Veronia Lavorng, la única vampiresa del grupo, Bastian largein, Fribori Eslovanie, Rafael Valestenia quien era el más viejo de todos y Leonardo Divaroni.

—Larga vida al rey de las tinieblas, dios de los seres sobrenaturales y señor de todo, amo absoluto del universo, que su majestad viva para siempre. —lo saludaron los miembros del consejo unánimes.

—¿Cuál es el motivo de esta reunión? ¿Qué cosas importantes vienen a decirme? —les preguntó Valeska con su aura tenebrosa.

—Mi señor, pido la palabra para empezar con la sesión, antes que nada lo felicito por haber plantado la primera granja humana para nuestro consumo, la sangre es más sabrosa y tiene una calidad única, todos los que hemos bebido de esa sangre podemos sentir la energía que nuestro cuerpo recibe, es simplemente maravillosa, pero no obstante, el sector de esclavos número diecisiete fue hace unos meses perturbado por la bruja que aspira a ser su guardiana, recibimos varias quejas por parte de los capataces y los minotauros que trabajan ahí, afirmando que la humana mando al encargado a una dimensión árida y desconocida, regreso muy débil ya que no había criaturas de donde alimentarse. —expresó Fribori Eslovan mirando de reojo a Leonardo el cual se molesto mucho con sus palabras mal intencionadas.

—Su nombre es Lía y lo único que hizo fue mejorar ese sector, gracias a su intervención la productividad se duplico y sanó a las criaturas que se morían de hambre, desde que ella intervino no ha habido perdidas laborales por desnutrición o asesinato, se le olvidó mencionar que es uno de los sectores más rentables señor Eslovan. —exclamó Leonardo comiéndoselo con la mirada.

—Eso es cierto, pero también lo es que su protegida ha sido un problema continuo con los nuestros, según mis reportes, hace unos pocos días su perfume menstrual alborotó a cientos de vampiros provocándoles un desenfreno incontrolable de sed y excitación, eso produjo que algunos asesinaran a hombres y mujeres de las granjas de sangre, fue muy dificil hacerlos entrar en razón, si la bruja fuera una vampira estos incidentes se detendrían. —manifestó Veronia Lanborg con seriedad.  




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.