—Esta misión será muy peligrosa, hagamos lo mejor que podamos para protegernos el uno al otro.
—Por supuesto, yo daría mi vida por usted.
Lía le sonrió y juntos se embarcaron a una misteriosa aventura, Lía ahora tenía un nuevo compañero, seguro que Galadriel era su familiar mas extraño he inusual.
Aquel nuevo acompañante, se había unido de improviso, sin conocer el honor que significaba estar en una misión con el grupo de elite del reino vampírico, mientras seguían con su camino, Lía estaba unos metros adelante, platicando con su madre respecto a Galadriel, quería agradecerle por haberle permitido que fuera con ellos a la misión.
—Gracias por permitir que nos acompañara, Galadriel perdió a su padre en el sector de esclavos que supervisas, fue un golpe muy duro para él, me da tranquilidad saber que a partir de ahora ya no estará solo.
—Leonardo me contó todo lo que paso, armaste un gran alboroto, pudiste meterte en un grabe problema, fuiste muy arriesgada.
—Lo sé, pero no podía quedarme de brazos cruzados, me recordó cuando me quede sola sin mi papá…—externó Lía con tristeza.
—Yo no voy a reprimir tu bondad, es algo que no quiero que pierdas, lo único que no quiero es que sufras por eso, siento que aun no entiendes de que lado estamos. —le dijo Beatriz con pesar, refiriéndose a que probablemente estaban del lado de los villanos y la bondad de Lía estaba de más.
—Seré más cuidadosa, lo prometo.
—Es una gran responsabilidad tener a un ser vivo contigo, el elfo enserio se cree tu familiar, es absurdo, como le dije, es mejor que se convierta en tu esclavo, suena más creíble.
—se llama Galadriel. —exclamó Lía con una sonrisa.
—Como sea, él no es un familiar que puede aparecer y desaparecer cuando se lo ordenes, seguramente te buscó por que no tiene adonde ir, eres todo lo que tiene, serás su universo, acoger a alguien así es una gran responsabilidad.
Beatriz ponía mucho hincapié en esto por que Galadriel le recordaba a Aaron, el vampiro que marcaria su vida de una forma muy triste con su muerte, quien terminaría enamorándose de ella irremediablemente.
—Solo procura que no se enamore de ti, ese seria su mayor sufrimiento, amenos que quieras corresponderle. —le dijo Beatriz con seriedad.
—Dudo que eso pase mamá, digo, general, pero tendré cuidado.
Beatriz la miró con detenimiento y suspiró profundamente siguiendo con su camino, Beatriz estaba montada en un hermoso caballo negro.
Lía estaba sentada en el lomo de Lilith y Beel y Emm, permanecían enroscados en sus muñecas en forma de pulseras, Galadriel caminaba a su lado contento de estar con ella, pero le daban miedo los otros guerreros, incluyendo Beatriz a quien veía como una comandante de carácter severo.
Mientras avanzaba, sintió que algo le había lanzado un mordisco y pegó un brinco al ver que detrás de él caminaba Calipso con uno de sus zombis amarrado con una correa como si fuera un perro, el zombi quería comerse a Galadriel y lo miraba como si fuera un delicioso trozo de carne.
—¡Ay! —Galadriel se hizo a un lado rápidamente tratando de proteger a Lía, pero ella ni se inmutaba, había visto cosas peores y más aterradoras en el inframundo, así que optó por blindar el cuerpo de Galadriel para que se sintiera más seguro.
Calipso miró a Galadriel con desprecio y se subió a los hombros de aquel zombi para ya no tener que caminar.
Calipso, tenía un carácter muy oscuro y serio, parecía que en su silencio lo examinaba todo, era inteligente y amaba leer libros de magia antiguos, le encantaba el olor a muerte y gozaba pasar sus tiempos libres en los cementerios saqueando cadáveres y reclutándolos para su ejercito de muertos vivientes, no había mayor alegría para ella que alguien muriera para poder robar su cadáver y jugar con el impidiéndole el descanso eterno, poseía un ejército de zombis que podía invocar a voluntad, todos los muertos de las granjas de sangre y de los sectores de esclavos del reino vampírico le pertenecían.
Admiraba y respetaba a Beatriz, era su ejemplo a seguir y su ídolo, tenía mucha curiosidad por conocer a su famosa hija, pero al verla no pudo evitar preguntarse si era tan poderosa como decían o tan débil como otros afirmaban, no se quitaría la duda hasta verla en acción.
Calipso era muy bonita y su aspecto gótico y siniestro le daban un toque especial, desde el primer momento que vio a Galadriel, le calló mal, le pareció un inútil y un bueno para nada.
En cuanto a Lía, ella estaba feliz de poder conocer a otra bruja, ya había oído hablar de Calipso y su inusual poder, al verla montada en aquel zombi no pudo evitar sentirse incomoda, sintió pena por la persona que alguna vez fue un ser humano.
—¿De dónde habrá sacado ese cadáver? —se preguntó Lía en sus adentros con pesar.
No había tenido la oportunidad de entablar conversación con ninguno de ellos, podía sentir las miradas sobre ella y guardo silencio, pues pensaba que muy probablemente les caía mal igual que a todos en el castillo.
—Todos se ven muy extraños…especialmente ese de allá, es enorme, parece un gigante, no habla y tiene una mascara en el rostro y sujetadores que lo inmovilizan, me da lástima ¿Por qué lo tendrán en ese estado? — se preguntaba Lía mientras observaba a Berserker, le intrigaba mucho ese inusual guerrero.
—Te aconsejo que no te acerques a él, es una bestia sin alma y sin cerebro, un monstruo sádico y muy violento, por eso lo único que tiene libres son los pies. —Cicero el hechicero se le acercó para advertirle sobre Berserker y Lía se sorprendió al ver que le estaba dirigiendo la palabra.
—Pero ¿no le molesta estar así? Tiene un grillete en el cuello y cadenas por todos lados, además de esa mascará que le cubre todo el rostro ¿no se fatigará? No puedo dejar de preguntármelo. —externó Lía con pesar.