El amante infernal (libro 2)

Una fe sangrienta

 

Al entrar a la ciudad, un poder inmenso y siniestro contaminaba el ambiente, de pronto, la voz de Bitchancy se hizo presente.

—Bienvenidos a mi templo visitantes, si quieren pelear conmigo primero acaben con mis feligreses jajaja.

En ese momento, se escucharon unos gemidos de dolor, al menos cincuenta mil personas marchaban cubiertos de sangre.

—¿Todas esas personas son su ejército? —preguntó Galadriel quien apenas podía ver figuras aproximarse, mientras más se acercaban a ellos, se dieron cuenta de que el ejercito sangriento de Bitchancy estaba conformado por cada uno de los habitantes de Alfaro, no solo los soldados, habían niños, ancianos, mujeres y algunas embarazadas, todos ellos con heridas profundas en su cuerpo, su sangre se desprendía de sus cuerpos formando finos hilos simulando ser unos títeres, desde algun extremo, se encontraba su verdugo, Bitchancy los controlaba a todos sin piedad.

—No puede ser… —Lía se quedó impresionada con la cruel y fuerte escena, no sabia identificar que tipos de sentimientos desagradables se apoderaban de ella, era tristeza, indignación he importancia, frustración de no haber podido llegar antes.

—¿Qué es lo que vamos hacer? —preguntó Galadriel al escuchar a los habitantes suplicar por sus vidas y pedirles perdón por lo que iban hacerles.

—¡Asesínenlos a todos! —gritó Beatriz a voz en cuello, su rostro reflejaba una ira profunda, estaba decidida a llegar al otro extremo para enfrentarse a Bitchancy.

Lía miró a su madre incrédula por la orden que les había dado, ni si quiera lo pensó dos veces, simplemente la bruja de invocación se quedo petrificada, mientras los demás guerreros avanzaban sin vacilar.

—¡Sin misericordia! —gritó Adonis con su fuerte voz que estremecía la tierra, a su lado siguió Durém quien con una sonrisa en el rostro saco sus afiadas dagas y comenzó a destriparlos a todos, tenían que asesinar a los habitantes porque era la única manera de detener su agonía y el control que Bitchancy tenía sobre ellos.

Beatriz quería liberarlos de su prisión, la muerte era su única salida y si era rápido, mucho mejor.

—¡Divídanse! ¡Maten a estas marionetas lo más rápido posible! ¡yo buscare acercarme a la bruja!

—¡Resurrección! —gritó Calipso invocando su poder mágico y la tierra comenzó a oscurecerse y a tambalear, de pronto, del suelo salieron manos ansiosas por salir de la tierra de los muertos, el campo santo que los aprisionaba y zombis emergían hambrientos apenas asomaban la cabeza y lanzaban la mordida.

Guiles se transformó en un rinoceronte y comenzó a embestir y a pisotear a todas las personas que podía, el gozo que el rostro de los guerreros de elite reflejaba era absoluto, amaban luchar en el campo de batalla, eran crueles, salvajes y no tenían compasión de sus enemigos, aplastaban las cabezas de grandes y pequeños sin ningún tipo de remordimiento.

—¿Cómo es esto posible? —Lía estaba en shock, literalmente Niños se abalanzaban contra ella para apuñalarla, pequeños con todo el cuerpo cortado, llorando, asustados, moviéndose como unos salvajes, todo porque eran controlados por una hechicera perversa.

—¡Princesa! ¿Qué hace? ¡Si se queda ahí parada van a terminar hiriéndola! —le decía Lilith confundida al verla sumergida en su sorpresa.

Lilith despedazaba a todos lo que se abalanzaban contra su ama y Beel y Emm se convertían en serpientes gigantes y devoraban a sus enemigos llenando sus barrigas, para ellos era un festín excepcional.

Por otro lado, Galadriel vio una oportunidad única y se montó sobre el lomo de Beel para poder disparar la mayor cantidad de flechas a la cantidad exagerada de personas que con violencia intentaban herirlos para que Bitchancy pudiera controlarlos y así debilitarlos.

—¡Oye Beel! Estira el cuello lo más alto que puedas, intentare darle en la cabeza por lo menos a un centenar de personas, pero necesito tu ayuda para encontrar la altura perfecta para hacerlo.

—¡De acuerdo! —Así lo hizo Beel y comenzaron con la aniquilación de esa pobre gente.

—¡Por favor reaccione princesa! —Emm se sentía muy preocupado por ella y la cubría enroscándose sobre su cuerpo.

—¡Por favor ayúdenos! Duele mucho…—exclamó una pequeña de cinco años que se movía con destreza para intentar cortarlos, las lágrimas caían de sus ojos quienes suplicantes pedían socorro.

—¡Se los suplico! ¡mátenme de una vez! mi bebé está sufriendo…—les rogó una mujer embarazada quien lloraba a voz en cuello.

Todo esto tenía en shock a Lía, ver tanta crueldad le rompía el corazón, sus ojos se llenaron de lagrimas y al ver toda la sangre y el sufrimiento de aquellas personas, entendió que ya no tenían salvación.

Bitchancy cometió otro acto de crueldad, algo aberrante que terminaría por enfadar a Lía, la bruja de sangre jaló los hilos de la boca de sus marionetas y todas por medio de su hechizo comenzaron a entonar una tétrica canción.

“Nuestra diosa nos ha bendecido, nos ha demostrado su favor, la hechicera más grande de todos los tiempos reinará, sobre todo, señora será de los hombres y de los seres sobrenaturales, somos bendecidos al ser manipulados por nuestra hermosa diosa”

 La cara de Beatriz al escuchar aquella triste sinfonía la llenó aun más de desprecio por Bitchancy, si no fuera por la orden que tenía de llevarla con vida al castillo le arrancaría la cabeza sin piedad.

—Maldita hechicera, voy sobre ti…—exclamó Beatriz apretando los dientes.

Su velocidad era tanta que aprecia un relámpago, con el poder de sus manos sacaba unas luces como truenos con los que partía a la mitad a todos los que se atravesaban en su camino, tenía su objetivo claro y no dejaba que nada la distrajera.

Cada uno de los guerreros se estaba encargando de una cantidad de personas, miles, por un lado, Durém controlaba las sombras de los habitantes de Alfaro y hacia que estas mismas los estrangularan o perforaran sus pechos arrancándoles el corazón, Adonis les cortaba la cabeza con su inmensa hacha que era capaz de rebanar cualquier cosa como si se tratara de mantequilla, Cicero con su magia invocó un extraño conjuro que deshacía los cuerpos de sus enemigos como si se tratara de ácido.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.