El amante infernal (libro 2)

La hechicera que se auto proclamó diosa.

 

En ese momento, Lía le pidió a su madre que le mostrara la ubicación de Bitchancy y en un abrir y cerrar de ojos, abrió un portal delante de los guerreros de elite dejándolos perplejos.

—Estaremos frente a ella en un minuto. —exclamó Lía con el ceño fruncido.

Ante los ojos de los guerreros de elite, estaba aquel portal y no podían creer lo que estaban viendo, con mucha facilidad había abierto un portal, cosa que costaba demasiada energía mágica, pero Lía llevaba tiempo practicando este estilo de magia.

—Adelante, del otro lado esta nuestro objetivo. —les dijo en un tono fuerte, los guerreros asintieron y entraron en el portal, quedando a unos metros de los pies de Bitchancy, quien tenía una mirada incrédula.

El trono donde estaba sentada estaba hecho de sangre petrificada, estaba cruzada de piernas, con la elegancia y gracia que la caracterizaba, una hermosa hechicera de cabellos plateados y ojos color violeta.

Había detrás de ella por lo menos doscientos cadáveres de mujeres jóvenes y vírgenes, a quienes les había robado la vida y su juventud, estaban apiladas unas sobre otras como animales, ella era muy cruel, los gurreros la miraban fijamente, todos tenían el mismo deseo de capturarla.

—Vaya, quien lo diría, terminaron más rápido de lo que pensé ¿Qué hicieron con mis marionetas? Bueno, no importa, los estaba esperando, no soy muy paciente. —les dijo Bitchancy con una ligera sonrisa.

—Eran personas inocentes, no marionetas. —le dijo Lía con enojo.

—¿Quién de ustedes abrió este portal? ¿la misma que invocó al dragón? —les preguntó Bitchancy mirándolas rápidamente.

—Eso no te interesa, sabes a lo que vinimos, así que levanta el trasero de ese asqueroso trono y ven a pelear. —manifestó Beatriz mirándola con rabia.

—Jajaja, solo hay una bruja a la que deseo enfrentar y es a ti, la famosa bruja negra, me ha llegado el rumor de que eres muy poderosa, tanto que incluso se blasfema diciendo que puedes igualarme.

Bitchancy estaba celosa de la reputación de Beatriz, no podía soportar que la compararan con alguien a quien consideraba inferior, realmente creía que ella era la hechicera más fuerte de este mundo, solo quería desmentir esos rumores y dejarle claro a los seres que los divulgaban que ella era incomparable he invencible.

Estaba segura que ella era quien había emergido del inframundo aquel día que la tierra tembló con terror, la misma que había hecho tantas hazañas con su poder.

Estaba tan cegada por su deseo de competir con ella y destruirla que no hacia caso a las palabras de su familiar Eira, quien le dijo que la causante de la invocación del dragón había sido la mujer pelirroja.

—Ponte de píe y ven aquí, compruébalo por ti misma. —le dijo Beatriz al escuchar su arrogancia.  

—¡Jefa! déjenosla a nosotros, la someteremos a la velocidad de un chasquido. —le dijo Adonis preparando su hacha, pero Beatriz se lo impidió.

—No, esta mujer quiere pelear conmigo y le voy a conceder el placer de pelear conmigo, voy a demostrarle porque me llaman la bruja negra.

Exclamó Beatriz mirándola fijamente mientras le sonreía, esto molestó mucho a Bitchancy quien se puso de pie al momento.

—Jajaja, que arrogante eres, tu sola no podrás hacerme ni un rasguño.

Beatriz les había dado la siguiente indicación a sus guerreros, que, si Bitchancy se encontraba en la ubicación, ella se quedaría a luchar con ella, encargándose de llevarla prisionera hasta el castillo, para que así pudieran vigilar los muros y ella no pudiera hacer algo raro.

Se había percatado de que no tenía un familiar a su lado, eso no le dio buena espina a Beatriz, pues cada vez que una bruja se encontraba acorralada o en un mínimo peligro, su familiar aparecía sin necesidad de ser invocado, todo para proteger a su dueña, pero sospechaba que, al no tener a alguien a su lado, seguramente lo había mandado al castillo.

—¿Qué clase de familiar es para que le pueda confiar una tarea así? ¿Podrá ser algún demonio o una bestia colosal? ¿Acaso un dragón como Hordreck? Cualquiera que sea el caso, tengo que encargarme de ella antes de que saque su verdadera jugada a la mesa. —pensó Beatriz en sus adentros y les dio la orden a sus guerreros que se fueran de ahí.

—¡Ya saben que hacer! ¡largo de aquí! —les ordenó Beatriz y al momento se marcharon, en presencia de Bitchancy, Beatriz le dijo a Lía que no invocara su portal, si no que lo hiciera a una distancia considerable, no quería que la hechicera fuera tras Lía, Beatriz estaba deseosa de someterla de la peor manera por la crueldad que había tenido con los ciudadanos de Alfaro y una vez que se fueron, Lía miró a su madre añorando que no saliera herida y se fue obedeciéndola.

—¿No tienes ningún familiar para que te defienda? —le preguntó Beatriz con burla.

—Lo mismo te pregunto yo a ti, no veo a nadie a tu lado.

—No tengo un familiar pro el momento, no lo necesito. —externó Beatriz con orgullo.

—¿Una bruja sin familiar? Jajaja, eso es humillante, no entiendo porque tienes tanta fama si tu poder no te da para conseguirte un esclavo ¿realmente quieres pelear contra una diosa como yo? —le preguntó Bitchancy con desprecio.

—Claro, he perdido mi tiempo en otras cosas, así que no te preocupes, puedo hacerlo contigo también. —le dijo Beatriz con una sonrisa.

—Esta bien, no eres virgen, pero aun así usaré tu sangre para embellecerme, cuando te mate, iré por la única mujer casta que encontré entre ustedes, la pelirroja de ojos verdes que se atrevió a mirarme con desprecio, después de que termine contigo, iré por ella y la torturare, le hare muchas cosas desagradables como castigo por su altanería.  

—Deja de hablar maldita y terminemos con esto de una vez.

La pelea entre Bitchancy y Beatriz estaba apunto de comenzar, mientras que Lía y los guerreros de elite se dirigían al castillo, sin saber lo que les esperaba del otro lado.




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