El amante infernal (libro 2)

Titanes de sangre

 

Mientras Calipso se encargaba de los clones, Bitchancy y Beatriz se enfrentaban feroz mente, como dos relámpagos que provenían de un extremo a otro, chocaron provocando un gran impacto, una ola de gran magnitud que arrasó con las plantas y la yerba de aquel lugar convirtiéndolo en un desierto.

Los espectadores de aquella pelea estaban atentos a cualquier movimiento, todos en las gradas, gritaban y aclamaban emocionados por la batalla, Lía quería defender la espalda de Beatriz, pero Bitchancy creó dos titanes de sangre cristalizada, quienes eran impenetrables y por lo tanto destruirlos era casi imposible para los zombis, una vez que terminaron con los clones, Calipso los regresó a su descanso, pensando en su próxima jugada.

—¡Son enormes! —exclamó Calipso al ver que a su lado ella parecía una simple hormiga.

Lía creía que debía deshacerse de ellos lo antes posible, sabía que Bitchancy no dejaría que Calipso y ella interrumpieran su pelea, Bitchancy estaba encaprichada en demostrar que era mejor que cualquier otra bruja en el mundo y que mejor que humillar a la gran bruja negra frente al reino que la había coronado con ese nombre.

Los gigantes de sangre tenían la orden de penetrar el castillo, pero ni Calipso ni Lía iban a permitirlo.

—¡Adelante Beel y Emm! ¡Destrocen a ese titan! —gritó Lía con fuerza, mientras que sus gemelos bélicos tomaban su forma demoniaca, dos enormes serpientes, una albina y la otra color negro, su tamaño era descomunal, como dos titano boas listas para romperle los huesos a sus enemigos.

—¡Como ordene princesa! —respondieron ellos atacando a su oponente.

—¡Yo me encargare del otro! —exclamó Calipso quien estaba por invocar a su familiar.

—¡Rubí! ¡manifiéstate! —Calipso dibujó una runa frente a ella del cual salió una gigantesca mosca color verde platinada, una hembra rebosante de aspecto asombroso, Calipso se montó en ella y comenzaron a sobre volar la cabeza de uno de los titanes de sangre.

—¡Vierte tu acido sobre él y deshazlo! —enseguida, Rubí escupió su acido amarillento sobre aquel gigante y le deshizo la mitad de la cara, al ver esto, Calipso sonrió y festejo la Azaña de su amada Rubí.

—Una mosca gigante…asombroso, pudo deshacer la mitad de su cara con un solo ataque, que efectiva. —pensó Lía al ver tan inusual criatura.

—¡Bien hecho preciosa! ¡ahora derrite toda su cabeza! —le ordenó Calipso confiada.

Y así lo hizo su familiar, dejó sin cabeza aquella criatura, quien a pesar de eso seguía moviéndose como si nada.

Beel y Emm se enroscaron en los pies de aquel titan quebrándoselos por completo, uno en cada pie y terminaron por hacerlo caer, reventándolo de una vez por todas.

—Bien hecho pequeños. —exclamó Lía, se sentía orgullosa de ellos.

—¡Lo hicimos princesa! —Beel y Emm regresaron a su forma humana y saltaron a los brazos de Lía llenándola de besos, ellos eran muy cariñosos con ella, para los demonios bélicos, Lía era su mamá.

—Gracias por su trabajo, me complace mucho. —les dijo ella sonriéndoles.

—No dejaremos que nadie la lastime. —le dijeron mientras le llenaban la cara de besos.

Beel y Emm eran muy especiales para Lía, los amaba de una manera tan profunda que no se imaginaba una vida sin ellos, aun a pesar de sus travesuras, sus ocurrencias y defectos, ellos eran todo para ella, junto con Lía y sus demás familiares.

 —¡Dejen en paz a la princesa! Mantengan su concentración en la batalla y ayúdenme a acabar con estas cosas que salieron de esos gigantes. —les dijo Lilith mientras mordisqueaba y destrozaba un montón de lombrices de sangre que intentaban volver a formar a los titanes.

—¡Aun lado! Nosotras nos encargamos de esto. —exclamó Calipso mientras Rubí lanzaba su acido sobre aquellas lombrices y así fue como destruyeron a los gigantes de sangre.

—Gracias. —le dijo Lía a Calipso, pero un fuerte golpe de viento terminó arrojándolas por causa del impacto.

—¡Princesa! —Lilith corrió a toda velocidad y logro amortiguar el cuerpo de Lía evitando que azotara contra el suelo.

 —¿Se encuentra bien?

—Si…

Ellas se quedaron viendo la pelea de Beatriz y Bitchancy que era brutal, hacían temblar la tierra con cada ataque, el poder de Beatriz era destructivo, al igual que el de Bitchancy, por suerte el castillo estaba protegido con una barrera mágica impenetrable, pero todo a fuera del castillo estaba desértico y destruido.

—Tenemos que intervenir, Bitchancy ha penetrado el cuerpo de mi madre repetidas veces y a usado su sangre acida para quemarle las extremidades en cada ataque, no sé por qué no está usando todo su poder…Bitchancy lo esta dando todo. —expresó Lía confundida.

—La generala tiene algo en mente, confía en ella….debe estar guardando energía mágica por una buena razón, quizás no sea con ella con quien quiere usar su poder. —le dijo Calipso con seriedad.

—Quizás su objetivo sea su familiar. —externó Lilith con seguridad.

—¿No crees que la jefa considere a ese cuervo como la verdadera amenaza? —le preguntó Calipso a Lía.

—No lo sé…pero si es el rey del inframundo, entonces solo él puede ser un peligro real para el imperio, una guerra con el mundo espiritual y el infierno debe ser devastador…—externó Lía preocupada.

—Probablemente la jefa se este guardando para él, vayamos con ella para dejarle el camino libre. —le dijo Calipso a Lía y ambas se dirigieron hasta donde estaban Beatriz y Bitchancy.

Mientras esto pasaba, Cicero, Adonis, Durém y Galadriel apenas si podían hacerle frente a Eira, este ni siquiera se inmutaba, le era tan fácil esquivar sus golpes y cuando atacaba, lo hacia tan indiferente que bastó uno solo de sus golpes para dejar a Adonis inconsciente, le golpeó el estomago dejándolo como puerto y lo lanzó estampándolo contra las rocas como si fuera de trapo.




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