El amante infernal (libro 2)

Bienvenidos a mí oscuridad.

 

 

La tierra se encontraba en total oscuridad, el suelo retumbaba como si fuera el fin del mundo, Lía tenía el corazón destrozado, seguía llorando por sus gemelos a quienes habían arrancado de sus brazos, no había palabras que pudieran explicar el sufrimiento por el que estaba pasando, cuando la Jaula se rompió, Lilith quiso correr hacia donde estaba Lía, pero Beatriz se lo impidió.

—¡Suélteme! ¿Por qué me detiene? —le reclamó Lilith llena de ira.

—¿Crees que Lía quiere ponerte en riesgo a ti también? Si vamos solo le estorbaremos, sé que a ti también te dolió la perdida de tus compañeros, pero te aseguro que no tanto como a ella, esta pelea es solo suya, solo nos queda observar.

Beatriz había creado un escudo para protegerlos de la tempestad, pero no resistían mucho, la fuerza que Lía desprendía era tal que lo deshacía a los pocos segundos.

—Esto no funciona, ayúdame Calipso, Cicero, tú también, tendremos que poner todo nuestro empeño en mantener esta barrera, el poder que Lía está desprendiendo es devastador, no sé cuánto tiempo podamos soportar… —les dijo Beatriz poniendo todo su esfuerzo en mantener la barrera.

Todos los hechiceros y las brujas del castillo estaban usando sus poderes para poder sostener la muralla, era impresionante lo rápido que se destruía, Valeska y Emir estaban asombrados por lo que estaban presenciando y no solo ellos, todos los vampiros estaban igual, sin palabras y a la espera del desenlace.

—¿Esto es obra de Lía? —preguntó Emir confundido, pero Valeska no le respondió nada, estaba enfocado en todo lo que estaba pasando.

—¿Qué diablos es esto? cuanto poder…esto es inaudito…no puede ser verdad., es como si el sol hubiera bajado a la tierra, todo lo que se acerca a ella, se desintegra… —se dijo Bitchancy con la boca abierta y por primera vez tuvo miedo, instintivamente retrocedió.

Por otro lado, Eira miraba fijamente a Lía atrapado entre sus muchas sorpresas.

—Yo…sé muy bien que nuestros familiares siguen nuestras ordenes…pero…me los arrebataste… ¿Dónde están ellos ahora? ¡respóndeme! ¿Quién va a devolvérmelos? Te haré pagar por su sufrimiento y no tendré piedad de ti. —las lágrimas de Lía rodaban por sus mejillas de manera  insaciable, los recuerdos de cuando los conoció por primera vez le inundaban la mente.

Si contara en años humanos, probablemente, los conocí cuando llevaba unos tres años en el inframundo, Lilith y yo veníamos de terminar una fatigante batalla por mi supervivencia, estaba sedienta y hambrienta, entonces los vi, dos niños pequeños se encontraban bebiendo de aquel lago frio y desolado, sus rostros estaban apagados, sus expresiones eran hurañas y agresivas, parecía que habían sufrido demasiado, me amenazaron lanzándome una mordida advirtiéndome que no me acercara, pero yo sentía que debía hacerlo, que estábamos destinados a encontrarnos, sabía que eran demonios de grado especial, demonios de guerra, soldados hechos para destruir y  atormentar, fueron creados por medio de almas de niños que murieron de maneras injustas y sangrientas, así nacieron mi Beel y mi Emm del dolor y la injusticia, cuando me intenté acercar a ellos, se convirtieron en enormes serpientes, una blanca y la otra color negro, hermosas y brillantes criaturas mortales y asesinas, por supuesto que nos atacaron y tuvimos que enfrentarnos a ellos, una vez que los vencimos, nuestros corazones se alinearon, sus ojitos me llenaron el alma y quise estar con ellos para siempre, así como con Lilith y entonces los convertí en mis familiares, desde entonces, nuestras almas estaban unidas con un lazo de amor y lealtad, me jure  a mí misma protegerlos, dar mi vida por ellos…y ahora que ya no están conmigo, no puedo imaginar mi vida sin ellos.

—Debes resignarte bruja, ya no hay manera en la que puedas recuperar a esas malditas serpientes ¡están muertas! ¡al igual que tú lo estarás muy pronto! No importa cuantos familiares invoques, Eira matará a cada uno de ellos hasta dejarte vacía, te lo juro. —le dijo Bitchancy llena de odio y recelo.

Lía miró fijamente a Bitchacny y le dijo a Eira con seriedad.

—Sera mejor que cuides bien a esa maldita ama que tienes, porque voy por su cabeza.

Bitchancy tragó saliva, esperando que Lía se acercara a Eira para pelear, pero de la nada, apareció detrás de ella y agarrándola de los cabellos la azotó hasta el otro extremo sacándole la sangre de la boca, después, se puso frente a Eira y le atravesó el pecho con el puño, provocándole un gran asombro al sentir su poder mágico.

—¡Eira! —gritó Bitchancy quien temblaba de dolor y comenzó a sanarse.

Lía miraba intensamente a Eira, se le notaban las ganas de asesinarlo.

—¿Te auto nombraste la princesa del inframundo? —le preguntó Eira sosteniéndole la mirada.

—Así me nombraron los demonios cuando los hice bramar de dolor.

Lías pronunció uno de sus conjuros especiales dejando a los espectadores en el castillo impactados.

—Infierno.

De pronto, parecía como si el tiempo se hubiese detenido, los ojos de Lía brillaban con intensidad, su mirada era diferente, ya no parecía tierna ni ingenua, sus cabellos rojos parecían llamas ardientes, su hechizo infierno, constaba de hacer que sus víctimas se paralizaran y de pronto comenzó a incendiarlas con su fuego oscuro, Dejó por un momento a Eira y se fue por Bitchancy, quien gritaba de dolor al sentir las llamas arder en su cuerpo, este fuego no desintegraba, pero si dañaba el espíritu y la cordura de sus oponentes, Lía no iba a invocar a ninguno de sus familiares porque no quería exponer a ninguno al peligro, con ella bastaría para ganar esta batalla.

—Desgraciada…sus ataques duelen muchísimo… la subestime…maldita sea, la subestime completamente. —se dijo Bitchancy a sí misma mientras apretaba los dientes, sabía que a partir de ahora tendría que usar todos sus recursos para poder ganar esta batalla, la mujer que tenía frente a ella, era un peligro para su vida.




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