El viernes llego, Amanda estaba por primera vez nerviosa por ir a una cita, tenía miedo de los cotilleos y de las fotos que se tomarían en el evento, pero al ser una subasta, esperaba no encontrarse a muchos conocidos.
No quiere darle explicaciones a su familia aun de su relación con Nick, ella quiere disfrutar con el sin miedo, poder estar con él sin sentir ese temor que en algún momento la traicionara.
Ella se estaba arreglando con vestido color crema, de talle largo, pero que se aferraba a su figura, el escote era cuadrado y poseía tirantes gruesos.
Su maquillaje era algo intenso, sus ojos ahumados con un color delicado en los labios la hacía ver muy bien.
Cuando el, la observo. Comprendió porque Amanda le gustaba tanto, era simplemente hermosa, su rostro dulce y su cuerpo esbelto la hacían una mujer apetecible.
—Te ves hermosa Amanda— le dijo Nick observándola de pies a cabeza sin ningún pudor.
—Gracias, tú también te ves guapo— concedió dándole un beso casto en los labios— ¿Nos vamos?
—Claro cariño, pero para serte sincero — la tomo de la cintura y la acerco a el—Estoy más ansioso por regresar a este departamento.
Amanda sonrió de forma coqueta y lo beso, ella también anhelaba el regreso a casa juntos.
Pero existía una pequeña falla en sus planes, en ese preciso momento el señor Gueller se encontraba tocando la puerta del departamento de Olivia.
Ella ya llevaba lista desde hace un par de minutos; Paige se había esmerado en elegirle lo mejor, le presto un vestido rojo de manga larga, tenía el cuello alto pero la parte trasera era totalmente descubierta. El vestido era largo y le acentuaba las caderas y le delineaba su cintura, se veía realmente hermosa.
Ese estilo sobrio, pero elegante, definitivamente le quedaba mejor que el vestido llamativo color azul que le regalo Nick.
Cuando Arthur la vio se quedó pasmado un momento, Olivia al ser pequeña se le notaban más las curvas pero con sus tacones y ese vestido se vea alta y estilizada, sus pechos se veían en total armonía con el ancho de sus caderas y la delgadez de su cintura.
Era la viva imagen de la seducción hecha mujer, su maquillaje era impotente, sus labios eran rojos pero con su cabello oscuro suelto se le enmarcaba el rostro y lucia toda la sensualidad que ella tenía.
—Debo decirle señorita Miller, que usted me ha dejado impactado. Usted es hermosa, pero esta noche se ve exquisita — le dijo con una sonrisa.
—Muchas gracias señor Gueller, tanto por el alago como por la invitación...
—No se merecen, Gracias a ti por acompañarme— le dijo acercándose para ofrecerle su brazo— ¿Nos retiramos señorita Miller?
—Claro que si —Dijo ella emocionada por la velada que les esperaba.
La subasta se llevaría a cabo en el teatro del New York City Center, cuando ellos llegaron Olivia ya se encontraba sin ningún signo de nerviosismo, la conversación en el coche con el señor Gueller fue muy amena.
Él era un hombre muy culto y conocedor; tenía ideales fuertes y era muy educado. Ella sabía que él era viudo, pero trato de no tocar ese tema.
Una vez en el evento, el condujo a Olivia por el salón realizando un par de presentaciones.
— ¡Arthur!— dijo sorprendida una mujer de aspecto refinado, llevaba un vestido de gala dorado junto con su cabello rubio canoso—me alegro de encontrarte, no sabía que estabas invitado a la velada.
—Vengo en representación de Ambrosetti— dijo seriamente, Olivia comprendió que esa dama no era del completo agrado del señor Gueller — déjame presentarte a mi acompañante de esta noche, ella es la señorita Miller.
—Mucho gusto — dijo Olivia saludándola a lo que la mujer solo la observo y la ignoro, ella no tenía tiempo pata hablar con las amiguitas de Arthur.
—Podrías hacerlo mejor Arthur, si sigues saliendo con jovencitas caza fortunas— dijo mirando despectivamente a Olivia— jamás podrás rehacer tu vida. Estas jovencitas no son lo suficiente buenas para ti.
El cuerpo del señor Gueller se tensó, Olivia de sentía mal y por primera vez empezó a sospechar que aceptar esa invitación fue un enorme error, y más al escuchar a esa vieja llamarla caza fortunas.
— Disculpe, "Señora"—dijo Olivia con sarcasmo— usted no sabe nada de mi persona y le agradecería que se guarde sus comentarios venenosos...
—Pero querida— dijo con hipocresía— no era ningún comentario con mala intención, yo conozco muy bien a las de tu clase, y créeme— dijo observándola de pies a cabeza con descaro— se juzgar muy bien a las personas— dijo la vieja antes de girarse y dejar a un Olivia furica.
Ella comenzó a caminar tras de ella para aclararle un par de cosas pero una mano en su brazo lo evitó, ello volteo y observó al señor Gueller soltarla.
—Ignórala Olivia, esa mujer están un poco mal de la cabeza, era la mejor amiga de mi ex mujer; tenia meses de no verla.
Olivia noto la sinceridad en sus palabras y decidió dejar pasar el asunto, además, se encontraba en un lugar con gente de muchas influencias y lo último que quería era montar una escena.