Un día.
Un día entero había transcurrido y Amanda Harrison no sabía qué hacer.
Nick no le contestaba sus llamadas y Jason le hablo un par de veces pero ella no contesto, en ese momento se sentía furiosa con Jason, por culpa de él su vida estaba de cabeza, estaba a punto de perder a Nick y en el proceso también perder a su mejor amigo.
Necesitaba aclararse sobre qué haría con Nick; ella le debía una respuesta y para tomarla debía hablar con Jason, necesitaba aclarar toda esa vorágine de sentimiento que tiene en su interior.
Hablo con Andrea, la asistente de su hermano y le dijo que volvían el martes, ella debí hablar con Jason para terminar de saber que haría y que decisión tomaría, ella sabía que era infantil no hablar con él por teléfono pero lo último que quería ver era a ese cacharro del infierno.
Por suerte el lunes estuvo ocupada con una sección de fotos por lo que no tuvo mucho tiempo de sentir compasión por ella misma.
¿Su mejor amigo o su novio? ¿Qué era lo mejor para ella?
El martes en la mañana se alistó con un vestido celeste entallado en el pecho hasta su cintura, de ahí caía suelto hasta tres dedos sobre su rodilla; si se enfrentaría a sus sentimiento por Jason ese día, por lo menos lo haría con estilo.
Se preparó y se encaminó hacia Publicity Harrison sin saber lo que estaba a punto de averiguar.
Nick se encontraba igualmente de camino a la empresa de su mejor amigo para pedirle consejo a la esposa de este; a su criterio, el consejo de Paige lo podía ayudar a saber por qué lo suyo con Amanda no estaba funcionando; solo una mente femenina lo podía ayudar, y Paige era la única mujer a la que consideraba una amiga, él se estaciono en el segundo nivel de estacionamiento mientras Amada entraba por el vestíbulo.
Mientras Nick se subía al ascensor y marcaba el último piso, Amanda se encontraba llamándolo en el vestíbulo.
En el instante en que las puertas se abrieron los ojos de ambos estuvieron a punto de escapar de sus cráneos.
A la última persona que esperaba encontrar fue a la que tenían en ese momento enfrente.
— ¿Qué haces aquí?— dijo Amanda sorprendida.
—Vengo a hablar con Paige— dijo sin agregar nada, él ya se imaginaba porque ella se encontraba ahí.
Amanda subió al ascensor con la mirada baja; ahí en esa caja metálica se encontraba una mitad de su corazón; la otra mitad se encontraba en el piso de arriba sin imaginar ninguno de los involucrados lo que ese día ocurriría.
Jason llego a la empresa algo preocupado; Amanda llevaba desde el sábado sin responderle y eso lo tenía alterado.
El necesitaba hablar con ella de una vez por todas.
Como el llego temprano Paige le pidió ayuda para intentar colocar unos apliques en el modelo a escala del escaparate en su oficina.
— ¿Aquí está bien?— pregunto el sobre l escalera sosteniendo el detalle del aplique.
Jason estaba feliz; su hermana se mostraba con un brillo especial en sus ojos desde que arreglaron el problema de su familia.
El domingo su padre prácticamente los obligo a ir temprano al hogar de Paige y Alexander.
—Papa, no tiene sentido que nos presentamos tan temprano— de quejo Sam.
—Esto es algo que se pudo evitar hace años; no esperare más tiempo para recuperar a mi hija — dijo John en general.
—Si quieren mi opinión; no creo que nos reciban tan temprano — le dijo Sam tratando de convencerlo de no ir; ella no quiere volver a ver a su hermana tan pronto y menos acompañada de su marido.
—Lo harán— dijo la voz de Jason entrando a la estancia, ellos se encontraban en la casa de sus padres— Paige ha esperado este momento por mucho tiempo y Alexander haría cualquier cosa por verla feliz.
Samantha solo hizo una mueca ante la mención de su "Cuñado", ese hombre estaba como un tren y que la sin gracia de su hermana lo atrapara le carcome; pero más le molesta en saber que ella está sola, mientras ellos son felices en su matrimonio, a veces la vida era ¡tan injusta!
Al final John gano y todos salieron rumbo a la hacienda de los Ashby.
Todo el pueblo conoce esa hacienda por ser una de las más grandes del pueblo, se encuentra en la zona adinerada del lugar.
John y Amelía siempre han sentido curiosidad por ese lugar y saber que su hija está viviendo ahí se les hace irreal.
Ellos estacionaron el auto frente a la casa cerca de la fuente y bajaron listos para recuperar al Evans que faltaba.
—Joven Jason— dijo Grace impresionada al verlo con toda su familia a esa hora de la mañana.
—Buenos días Grace; disculpa la hora; pero necesitamos hablar con mi hermana y Alex.
—Claro, pasen— ella los ingreso al vestíbulo y se dirigió a buscar a Alexander el cual dio indicaciones de que pasaran al salón.
Grace los llevo y todos seguían impresionados por el lujo de la casa; Jason solo negó con la cabeza al ver a su familia impresionada; ya quería ver sus caras cuando vieran la mansión donde vive su hermana y su cuñado.
Al llegar al salón, Alexander los esperaba con la espalda erguida y los hombros en tensión.