El Amor a veces Duele

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En frente de mi estaba el departamento 410 mis manos temblaban sobre mi barriga que ya había aumentado de tamaño. Y fue cuando la puerta se abrió entre y estaba todo igual a como lo recordaba.

—Sabia que ibas a volver —escuche decir a Brick a lo lejos.

Camine hacia la sala de estar donde mis ojos llegaron a la cámara de fotos que estaba sobre un estante donde había el retrato que salía Brick cuando era más pequeño y salía junto a su abuela.

—Pensé que no querías verme pero aunque no quiera admitirlo me hiciste mucha falta nena —dijo el con el tono que usaba cuando siempre se salía con suya.

—Tengo algo que decirte —dije sin darle el frente.

—¿Porque mejor no nos divertimos un rato? —sentí su presencia detrás de mi y fue cuando sus dedos rozaron mi hombro.

Mi corazon latía con mucha rapidez y fue cuando me gire para observarlo a los ojos, esos ojos que siempre cambiaban entre un color grisáceo a veces verde.

Definitivamente los ojos más bonitos que había visto en mi vida.

—Yo no sabía como decírtelo —dije sintiendo mi voz temblorosa.

—¿A que te refieres? —el me miraba fijamente a los ojos.

El rayo de luz que entraba por la ventana hacia ver sus ojos claritos, marcándose su mandíbula y su nariz que era perfecta, también la sutil cicatriz que tenia sobre su ceja izquierda producto de un golpe de niño.

—Brick estoy embarazada —dije sin apartar mi mirada de el.

Su sonrisa desapareció por completo y su ceño se frunció, y retrocedió para bajar su mirada a mi barriga que sobresalía demasiado.

—No no puede ser… —dijo el negando con su cabeza— ¡yo no puedo! ¡yo no quería esto!

—Yo tampoco lo esperaba Brick —dije sintiendo como las ganas de llorar aparecían.

Él se alejó rápidamente para llevar las manos a su cabeza y empezar a caminar de un lado a otro.

—Pero podremos con esto —dije intentando acercarme a el.

—¡Sabias que yo no estaba listo! ¡Ni siquiera quería tener hijos! ¡Lo nuestro era algo…

Mi corazon se estrujaba con cada palabra que salía de la boca de Brick. Y fue en ese momento que el me tomo del brazo dirigiéndome hacia la puerta.

—¡Vete! ¡Lárgate! ¡No quiero volver a verte! —exclamo el sacándome del apartamento y cerrándome la puerta en la cara.

—¡Brick no puedes hacerme esto! ¡Tu no! ¡Mama me dejo sola! ¡Por favor Brick!

Y fue en esos momentos que abrí mis ojos encontrándome con aquel techo de color gris.

Sentía esa sensación de amargura presente en mi pecho me senté observando a mi alrededor.

Todo los que estaba en aquel cuarto estaba perfectamente ordenado y predominaba el color negro.

Miré el despertador que estaba sobre la mesita de noche y vi la hora.

Me puse de pie para poder observar mi barriguita que estaba mas grande. En ese momento sentí ese movimiento repentino que hizo volver a sentarme.

—¿Qué sucede mis pequeñitos? —dije posando mi mano— mama hoy tuvo otra pesadilla.

Al recordar solo sentí como mis vellos se erizaban hacia dos meses que no sabia nada de Brick, ni tampoco de mis amigos y familia ya que siempre que hablaba con papa pedía que el no dijera nada de mi o que los demás supieran algo.

De esa manera la culpa no se sentía tanto.

Tome mi ropa para cambiarme con el uniforme para el trabajo, termine de acomodar mi camiseta que era de color morado, y los pantalones eran de un color marrón claro.

A lo lejos ya escuchaba la voz de Chase y Trix, que vivía en el departamento de enfrente y era también compañera de la universidad.

—¿Cómo amaneció la mama mas linda? —saludo Chase que tenia un plato entre sus manos.

—¿Tuviste pesadillas otra vez? —pregunto Trix acercándose a mi y arrodillándose en frente mío.

Chase había conocido a Trix a comienzo del año, ella tenia su cabello corto y un pircing en el labio. A diferencia de Chase, Trix era más extrovertida y también la más graciosa.

—¡Chiquillos! ¡Pollitos dicigóticos! ¡Espero que no salgan llorones como su mami! —dijo ella mientras apoyaba una de sus orejas sobre mi vientre— dicen que sonrías más seguido que te ves bonita.

—¿Sabes que me gustan los hombres? —dije mirándola con una sonrisa.

—Claro que lo se esto no se hace a tijeras —dijo ella para luego soltar una risa.

Negue con mi cabeza al ver las acotaciones de Trix que siempre me hacían reír.

—Chase ahogo unas de mis plantitas —dijo ella para luego tirarse sobre el sofá.

—Deberías dejar de fumar esa porquería —hablo Chase con desagrado.

—Después de leer esa pila de libros a veces es bueno darse un relax —respondió Trix después de señalar el alto de libros que había sobre la mesa.

Sin decir nada me acerque hacia la puerta y Chase apareció a mi lado.

—Ten un bonito día no te olvides de sonreír —dijo el para luego depositar un beso sobre mi frente— aquí tienes para tu descanso son los bocaditos de chocolates que querías.

Chase me extendió la caja con chocolates que habíamos visto en el local de golosinas que estaba a la salida de la universidad.

—No te hubieras molestado Chase —dije para luego abrazarlo.

—Siempre voy a preocuparme por ti.

Sin decir más nada Sali de allí con la cajita de chocolates, que eran el antojo que siempre tenía algo muy inusual en mi ya que mucho no me agradaba el chocolate.

Una débil sonrisa apareció en mi rostro a pesar de que los días para mi se estaban volviendo bastante agotadores, Chase y Trix se encargaban de apoyarme en todo momento. Sobre todo, Chase que me había brindado su espacio para quedarme con él.

Hacia días que no sabia nada de mama y era algo que en el fondo me dolía tanto, pero a pesar de eso sabía que la había decepcionado.




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