El Amor a veces Duele

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Termine de arreglarme y salí del cuarto con mi bolso en mano. Al bajar las escaleras me encontré con mama que se tenía la portátil sobre su regazo y a lo lejos escuchaba unos murmullos.

—¿Y los niños? —pregunte al ver que no estaban bajo la vista de mama.

—Estoy ocupada Astrid y que no se te olviden tus responsabilidades —mire a mama de manera fulminante.

Entre a la cocina y mis hijos estaban sentados en las sillas con los tazones con fruta en frente de ellos.

—¡Mami! ¡Come! —Owen extendió un pedacito de frutilla hacia mi.

Al ver sus manos estaban todas rojizas por las fresas y demás frutas.

Entre a la cocina para tomar un trapo y poner el agua a calentar, me acerque a mis hijos y limpie sus manitos.

—¿Mami? ¿Hoy no te quedaras con nosotros? —pregunto Livy que tenía todos restos de frutilla alrededor de su boca.

—No cariño mami tiene que hacer tareas.

—¿Podemos salir a jugar?

Mire a mi hija y luego hacia la ventanita de la cocina que daba hacia el patio.

¿Y si alguien los veía? Aun no me sentía segura.

—No, mejor quédense aquí dentro hace calor afuera —dije para volver a la cocina a preparar mi desayuno.

No quería pensar en lo que haría con mis hijos pero intentaba no perder la calma.

—Debo irme mis bebes —deposite un beso en cada una de sus cabezas— mamá cuídalos ¿Si?

—Tú debes encargarte hoy es mi primer día de trabajo y me llamaran en cualquier momento —dijo ella mirándome seriamente.

—¡Mami! ¡No te vayas! —de repente sentí como una niña de cabellos rubios se prendió a mi pierna.

Me incline para observar mejor a mi hija y envolverla entre mis brazos, solo me recordó lo difícil que había sido para mi en sus primeros años de vida. Dejarlos había sido complicado pero había aprendido.

—Volveré pronto mi niña ¿Tu y Owy se portarán bien verdad? —dije mirando también a mi hijo que estaba allí.

Mis dos bebes asintieron aquella imagen solo me generaba más angustia, tanto que había salido de casa sin siquiera volver a mirarlos.

Cada paso que me alejaba de la casa intentaba no pensar en sus rostros pero era imposible, mis hijos eran ese lado débil de mi.

Recorrí unas calles hasta llegar a la parada de autobús mientras intentaba calmar el llanto.

Subí al autobús y me senté junto a la ventanilla, el vecindario no estaba tan lejos del centro de la ciudad pero si era un viaje de unos minutos.

Todo parecía diferente había más vitalidad en aquella ciudad donde prácticamente todo el mundo se conocía.

<<Algo que era muy raro para una ciudad>>

De repente los edificios comenzaron a aparecer, y la gran avenida de Cibercity que en una de las intersecciones doblaba hacia la derecha y te llevaba al parque Boston que era uno de los parque más grande.

Sabia que el local de la cafetería estaba en la calle paralela al parque.

Me baje del autobús sintiéndome con esa extraña sensación en mi pecho. Cruce la calle y en frente mío apareció la cafetería mas famosa, la de Cibercity era de dos pisos y tenía más lugares para sentarse.

Las decoraciones moradas y verde, me recordaban aparte del olor a café al Starbucks de Doustown.

Saque mi carpeta sin dejar de observar las decoraciones de plantas artificiales que había por todo el lugar.

—Buenos días, ¿Que desea pedir? —dijo una chica de piel morena y lentes morados desde el otro lado.

—Quiero hablar con el encargado soy Astrid Bailey trabaje en el local de Doustown.

La chica me mostro una sonrisa y se dio la vuelta para desaparecer por un momento. Volví a mirar a mi alrededor y el lugar no estaba repleto de personas, hasta que desde donde yo estaba se veía la parada del autobús.

Muchos chicos se bajaron en multitud, cargando una mochila sobre sus hombros algunos vestían con una bata blanca.

<< Vienen de Western Now >>

—Vaya que sorpresa encontrarte aquí de nuevo —me sobresalte en mi lugar mirando hacia la persona que estaba del otro lado del mostrador.

Sentí una sensación de incomodidad mezclado con la sorpresa al ver aquel hombre que me miraba con una sonrisa.

—Trevor… no tenía idea que trabajabas aquí —dije tratando de disimular mi cara.

—¿Por qué te desapareciste? —sabia que el era una persona que le encantaba saber de todo y ese era uno de mis más grandes conflictos— por un momento pensé que la razón había sido ese sujeto con el que estabas.

El hizo una mueca como si pensara pero así era él, quería sacar una verdad por mentira.

—Razones personales —dije apartando mi mirada de el.

—Aun recuerdo que ese tipo…

—Ya Trevor, necesito saber cuando debo empezar a trabajar.

El me miro con una sonrisa para luego cruzarse de brazos.

—¿Volviste a ser la Astrid que una vez conocí? —el me miro levantando una ceja.

—Pasaron muchos años las personas cambian o bueno algunas —dije mirándolo con una sonrisa.

Trevor empezó a reírse sabia que trabajar con el iba a ser un poco difícil, ya que nuestras personalidades no congeniaban demasiado.

—Empiezas mañana misteriosa —el me miro para luego guiñarme un ojo.

Definitivamente el seguía siendo el mismo excepto por su aspecto físico que estaba mas corpulento. Pero el tener que trabajar con Trevor era un problemita menor al que no debía darle demasiada importancia.

Mire hacia adentro de mi cartera para sacar mis papeles para la universidad, empecé a revolver todo al no encontrar mi tablet y fue cuando me percate que mis hijos la habían tomado para ver videos.

No podía perder mi tiempo en volver a casa ya que necesitaba mi Tablet en el caso de que mis correos no hubiesen llegado a la universidad.

Me gire en mi lugar con la intención de salir de allí pero al girar parte de mi cuerpo choco contra otra persona que se encontraba a pocos metros de mi y un montón de hojas se esparcieron por todo el suelo de la cafetería.




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