El Amor a veces Duele

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Le di otro sorbo a mi taza de té que tenía entre las manos, la noche estaba fría y el cielo repleto de estrellas.

Sentía el cansancio normal de todas las guardias y apenas quedaban unas cuatro horas.

—¿En qué piensas? —dijo una voz haciéndome sobresaltar.

Me di la vuelta encontrándome con aquel sujeto de ojos color miel iguales a los míos, que tenía sus gafas de marco negro y una sonrisa en el rostro.

—¿Ahora si me hablas? —dije levantando una ceja.

Detrás de él entraron mis amigos y entre ellos estaba Brick, su presencia me sorprendió al ver que comenzaba a llevarse mejor sobre todo con Peter.

—Lean quiere festejar su cumpleaños en el medio de la nada —comento Peter acercándose a la máquina de café.

—Es muy bonito el lugar que eligió además podemos quedarnos a dormir —dijo Clara con una sonrisa.

Mi mirada llego a Brick que estaba de pie apoyado sobre el umbral de la puerta.

A veces cuando lo miraba me perdía en su belleza y cada vez era más difícil disimular lo mucho que me atraía ese hombre.

—Te vuelves insoportable cuando estas con el —comento Chase de repente.

Gire mi cabeza para mirarlo confundida de lo que decía pero mis ganas de discutir con el eran nulas así que me aleje de allí y me acerque a Brick.

—Astrid y Brick tienen que ir a emergencias —indico Clara mirándonos a los dos.

Asentí con mi cabeza para dejar mi taza a un lado y salir de allí, Brick apareció a mi lado en su rostro estaba esa adorable sonrisa.

—Nunca me dijiste porque elegiste esta carrera —dije al ver que el porte de médico le quedaba muy bien.

—En mi vida viví muchas desgracias personas que eran importantes para mi murieron —el giro su cabeza para observarme— si no era por una enfermedad como el cáncer o en un accidente…

Mi atención estaba sobre el ya que pocas veces Brick compartía esa parte de su historia.

—Cuando te conocí meses antes mi abuelo murió de cáncer —el volvió la mirada hacia el frente— siempre la vida se encargó de arrebatarme aquello que más quería.

Las palabras de Brick llegaron a mi como un puñal que se clavó justo en mi corazon.

—Pero a veces dicen por ahí que la vida te da otras oportunidades y bueno hay personas que no murieron… —el mostro una tímida sonrisa.

Lo tome del brazo para detener su paso, sus ojos se veían claritos pero sus pupilas estaban dilatas.

<< Culpa, maldita culpa >>

—¿Por qué me miras así? Ni se te ocurra decirme que me tienes lastima Astrid —el se volteo para seguir caminando.

Me adelante para alcanzarlo pero las palabras seguían sin salir de mi boca.

Una pelirrubia apareció en medio del pasillo junto a otra persona que también estaba de bata blanca.

Ellos se acercaron a nosotros y mi vista fue al hombre, era alto como de la altura de Brick su cabello rubio y tenía unos ojos color celeste.

—Chicos justo los encuentro el profesor McGonger me dijo que hoy deberían ir al área de Psiquiatría y Neurología —indico Miranda que llevaba su largo cabello recogido con una cufia.

—Me presento soy Damien D’Amore y los guiare esta noche —dijo el hombre de ojos celestes.

Por su nombre y su pronunciación supe que tenía alguna descendencia italiana.

Extendí mi mano hacia Damien que me miro directamente a los ojos, sus ojos parecían un cielo de lo claritos que eran.

Gire mi cabeza hacia Brick que me estaba mirando seriamente.

<< Brick es más bonito >>

Seguimos a Damien que nos llevó al área de emergencias psiquiátricas. Mientras nos iba dando el recorrido explicaba todo lo que no debíamos hacer y que aquellos pacientes también debíamos tener un cierto cuidado con el trato.

—Se ve que sabe mucho —dije parándome al lado de Brick.

—Podrías disimular un poco —mire a Brick que estaba de brazos cruzados.

Levante una ceja al darme cuenta de que Brick estaba celoso, Damien que se había alejado un poco de nosotros se volvió.

—Acaba de entrar una paciente —dijo seriamente— recuerden no deben intervenir solo observen.

Asentimos con nuestra cabeza y lo seguimos, llegamos al final del pasillo y la puerta se abrió. Los paramédicos entraron con una mujer atada a la camilla y no paraba de gritar.

De todas las guardias que había vivido era la primera vez que me sentía inútil.

Seguimos a Damien que les indicaba a otros médicos lo que debían hacer, llevaron a la mujer a una habitación que tenía una gran ventana que se podía ver.

—Paciente femenina de 42 años intento suicidarse tuvo un ataque psicótico —explico Damien que ya no tenía una sonrisa en el rostro— hace unas semanas sufrió un accidente junto a sus dos hijos… ambos niños murieron.

Al oír eso sentí como la presión apareció en mi pecho, giré mi cabeza observando a la mujer que se había calmado un poco y tenía la mirada en el techo.

Un escalofrió recorrió todo mi cuerpo desde donde yo estaba podía percibir ese sufrimiento.

—Debo ir a atender otro paciente ustedes quédense aquí —Damien paso por nuestro lado y se fue.

Mi mente seguía pensando en aquella mujer. Me acerque al vidrio para poder observarla mejor.

—¿Alguno de ustedes podría llevarle esto al doctor D’Amore? —la enfermera me miro a mi y luego a Brick.

Brick avanzo y tomo los papeles que la enfermera tenía entre sus manos.

El se alejó de allí y me quede sola mirando a esa mujer que seguía llorando en silencio.

<< No te quedes ahí >>

Algo dentro de mi sabía que podía recibir un regaño, pero por otro lado sentía que debía entrar.

No aguante más y me metí a la habitación, la mujer detuvo su llanto.

—No quiero que me seden —dijo seriamente.

—No soy el doctor —dije acercándome lentamente a la camilla.

Mis ojos llegaron a sus manos que estaban atadas.

—Soy Astrid Bailey estudiante de cuarto año… —ella se acomodó para mirarme.




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