El Amor a veces Duele

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Mi mirada seguía sobre ella rápidamente miro hacia atrás y volvió la mirada hacia mí.

Pasó por mi lado para meterse a la sala de estar y la seguí mirándola con el ceño fruncido.

—Brick yo… —su voz se escuchaba temblorosa.

—¿Mami que pasa? —escuche decir a uno de los niños pero ni siquiera los mire.

Todo aquello que había pensando mis dudas que había dejado de lado, las repentinas salidas de clase, las llamadas y mensajes, las actitudes extrañas y su cansancio constante.

Todo empezó a tomar sentido.

La cicatriz en su abdomen…

Mi corazon latía rápido sentía el enojo aparecer, llevé mis manos a la cabeza y empecé a caminar de un lado a otro.

Los momentos que había vivido junto a ella sentía como la decepción y a la vez la tristeza empezaba a invadirme.

Astrid me había mentido.

—¡Respóndeme Astrid! —exclame sintiendo la desesperación de no oírla— ¡¿Son tus hijos?!

Dos personas aparecieron detrás de ella y una de ellas tomo a los niños.

—Ay mierda —dijo Becca al verme— niños vengan por favor no levanten mucho la voz.

Negue con mi cabeza sintiendo impotencia de la situación ya en esos momentos no me importaba absolutamente nada solo quería escuchar a Astrid.

—¿¡Por qué no me dices nada?! —exclame para acercarme a ella y tomarla de los hombros.

—Yo quería decírtelo… —dijo ella con palabras entrecortadas, sus ojos estaban brillosos.

Me aleje otra vez de ella pasando una mano por mi rostro que estaba rojizo.

<< Me mintió en la puta cara >>

¿Por qué no me di cuenta antes?

Chase apareció en ese momento ubicándose a un lado de ella mirándome de brazos cruzados.

De solo mirarlo quería golpearlo en la cara.

—Podrías esperar a que ella hable —dijo el seriamente.

—¡Tú no te metas! —exclame sintiendo como el enojo crecía cada vez más dentro mío.

Y ese pensamiento apareció en mi cabeza, la cercanía de Chase con ella.

Su manera de actuar y lo que sucedió ese día del cumpleaños de Lean.

¿De esta verdad le hablaba ese imbécil?

Él era claro que sabía de la verdad de Astrid. ¿Y si era el…?

De solo pensarlo sentí como un nudo aparecía en mi estómago. Mi hermosa Astrid, la única mujer que había sido capaz de tomar mi corazon la que le había dado el sentido a mi vida.

—¿Quién es el padre Astrid? —pregunte intentando calmarme.

Los ojos de Astrid seguían en mi, sus lágrimas silenciosas habían empapado sus mejillas.

—Ch-Chase… —respondió finalmente.

Me basto escuchar su nombre para irme directo hacia Chase. Quería golpearlo hasta que el mismo se arrepintiera.

Lo tome de la camiseta y lo empuje contra la pared para luego lanzarle un puñetazo justo en el rostro.

—¡Brick! ¡Hermano cálmate! —unos brazos me envolvieron apartándome de aquel tipo.

Mi enojo mezclado con la decepción impidió que me volviera hacia Chase. Observe a la persona que tenía al lado y Nevan me miraba con preocupación.

—¡Dios mío Brick! ¡Cálmate! ¡A los golpes no solucionaras nada! —exclamo Becca que lucía nerviosa.

Volví la mirada al imbécil de Chase que seguía allí mirándome enojado como si la culpa de todo era mía.

—Eres un maldito simio… ¿o no te das cuenta? —dijo el acercándose a mi— los niños tienen tres años cuando conocí a Astrid ella estaba embarazada.

Fruncí el ceño mirándolo con confusión pensando otra vez intentando usar mi razón que estaba algo nula en ese momento.

Tres años, hacía tres años yo había conocido a Astrid.

Astrid había sido la única mujer con la que nunca me había cuidado al tener relaciones.

De repente otra vez un balde de agua fría caía sobre mí.

Pensé en la vez que me había encontrado con esos niños, sus ojos y esa extraña familiaridad que me generaban.

Las palabras de Chase: Astrid ya estaba embarazada cuando la conocí.

Astrid se fue embarazada.

—No puede ser —dije negando con mi cabeza.

Recorrí con mi mirada a todos los que estaban allí presente.

<< No puede ser >>

—Tu eres su padre Brick —dijo Chase finalmente.

Aquella oración retumbo en lo más profundo de mi ser.

Volví a negar con mi cabeza y observé a mi hermano que estaba junto a Becca ambos expectantes de mi.

—¿Ustedes lo sabían? —dije intentado controlar el remolino de emociones que había dentro mío.

Ellos asintieron con su cabeza pensaba en Astrid su sonrisa, su manera de mirarme y luego en esos niños.

¿Por qué iba a creerles? Debía escucharlo desde la boca de Astrid.

—¿Dónde está Astrid? —pregunte mientras la buscaba a mi alrededor.

Ni siquiera sabía cómo reaccionar no sabía que hacer solo quería verla a ella.

—No la encuentro tampoco a los niños ni a Nieve —hablo Becca con nerviosismo.

—Mierda, Astrid —murmuro Chase tomando el móvil entre sus manos.

—No responde su teléfono —Becca se acercó a mi— me preocupa ella y los niños.

Al escuchar a Becca note que su preocupación era real pero eso me hizo reaccionar activando otra vez mis sentidos.

¿Y si ella volvía a desaparecer? De solo pensarlo volvió a aparecer ese miedo.

—Sigue llamando —indico Chase para luego mirarme a mí— hay que ir a su casa.

Sin decir algo más me fui directo hacia mi auto para conducir lo más rápido hacia la casa de Astrid pero al llegar todo el sitio estaba a oscuras.

Mi enojo y todo había quedado a un lado solo pensaba en ella.

<< No puede irse >>

—Llamare a Clara para que localicen su móvil con la computadora —dijo Nevan.

—¡Ya sé a dónde puede haber ido! ¡Ella si tiene que huir lo hará a lo grande! —exclamo Becca— ¡Vamos al aeropuerto!

Otra vez sentí la puntada en mi pecho que se hacía más intensa mientras conducía hasta el aeropuerto.

—¡¿Astrid?! —diré mi cabeza mirando a Chase— ¡No, no escúchame! ¿Los niños están ahí? ¡No hagas nada estúpido!




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