¿ El Amor Apesta?

04 | A los lugares especiales, solo se lleva gente especial.

Alexander Gil.

Aunque muchos dijeran que mi generación ya estaba más concentrada en las redes sociales, yo podría decir que no era así. No era una persona que se dedicará a estar la mayor parte de su tiempo en las redes sociales, de hecho, ni tenía —solo Facebook y casi nunca lo ocupaba —.

Por alguna u otra razón era que no las ocupaba, simplemente por qué no me gustaba enterarme de la vida de los demás o que alguien más se enterará de la mía. La gente era muy cotilla.

Mamá me decía que era muy antisocial, al igual que Noa e Izan, pero la verdad es que me parecía más a mi padre, referente a las redes sociales.

Prefería estar leyendo, escuchar música, dibujar, tocar el violín o jugar videojuegos a estar en ellas. Y como siempre, Pau y Hugo son tan diferentes a mí, ellos preferían estar en Instagram para ver a chicas en bikini, estar en Twitter para ser poetas y en Facebook para ver o compartir memes. Aunque también ocupaban Pinterest para darse una idea de cómo vestirse.

Ridículos.

Llevamos media hora en la cafetería de la escuela, teníamos dos horas libres, las cuales, solo eran mal gastadas, tenía que estar haciendo la tarea de matemáticas y no estar jugando con la pajilla de mi batido y escuchar las babosadas de Hugo, Pau y Sofía.

Aún rodaban por mi cabeza las palabras de Noa cuando me dijo que le gustaba a Sofia, aunque yo trataba de observar como ella me observaba, no noté nada fuera de este mundo, al contrario, su mirada era como si me estuviera odiando.

Saco de la mochila de Pau su cuaderno de matemáticas, tenía que hacer la tarea o saldría con baja calificación, pero la voz de Sofia fue la que hizo que dejara de un lado lo que estaba haciendo para concentrarme en la plática que tenían.

— ...Wattpad.

Estaban hablando de redes sociales, pero yo nunca había escuchado el nombre de aquella.

— ¿Wattpad? ¿Qué es Wattpad? — hablamos los tres al mismo tiempo, a lo que ella suelta una pequeña risa.

— Es una aplicación para leer libros o para escribir — se encoge de hombros.

— ¿Para qué quieres leer libros en una aplicación si hay bibliotecas? — fruncí mi ceño.

Sofía era rara.

— Hay historias muy buenas, de hecho, algunas han salido en papel, por lo cual, si no quieres leer en Wattpad puedes pedirlas por Amazon o, por otro lado.

— Eres rara, Sofia — dijo Hugo antes de darle una mordida a su barra energética para después señalarla con la misma — pero me agradas y es raro que alguien me agrade.

— Y muy bonita — completo Pau.

En la mirada de Hugo había un toque de decepción y en la mirada de Pau había... había un brillo que no pude descifrar. Ella solo se sonrojó y baja la mirada hacia su comida.

Nadie volvió a mencionar nada, todos nos habíamos quedado en silencio mientras cada quién disgustaba su comida.

Todo iba de maravilla hasta que Oliver llegó a mi mesa, tensando todos mis músculos, sabia a lo que venía y lo confirmé más cuando hizo la pregunta:

— ¿Volvió Noa, Alexander? — su tono sonó con un toque de esperanza.

— ¿A ti que carajos te importa? — fruncí mi ceño.

— Tu hermana me importa.

— Pues que te deje de importar, pedazo de aborto de mono.

No le molesta, solo suelta una carcajada.

— ¿Irá el sábado al club? — mierda, el maldito club.

— Todos vamos a estar ahí — dice Hugo —, hasta mi hermana irá.

— Bien, los veo ahí — concluyó Oliver, mientras me daba un pequeño golpe en mi espalda —, adiós, Pablo.

Malditos Backyardigans.

— Aún no puedo superar cuando se decían aquellos estúpidos apodos — carcajeó Pau, mientras yo le dedicaba una mala mirada—, bien, bien, pasado pisado.

— ¿Pueden ir a un club a esta edad? — cuestiona Sofía mientras me extendía su cuaderno de matemáticas, la observo con el ceño fruncido —, las operaciones de Pau están mal, las revisé cinco veces, soy buena en esa asignatura.

— ¡Oye! — se queja Pau, mientras le daba una mordida a su sándwich —, el club no es un club de borrachos, es un club de los corazones rotos...

— Es algo estúpido, lo hicimos a los diez años— concluyo.

— Puedes ir si quieres — ofrece Hugo.

— Oh, no, no quiero ser molestia.

— Claro que no lo serás, tu hermano Iker también estará, será en la casa de Alexander.

El timbre sonó, los cuatro nos pusimos de pie y caminamos hacia el salón, los tres como siempre iban hablando de cosas un poco aburridas para mí.

Tocaba matemáticas, por suerte había acabado la tarea en el receso.
Sofía se sienta a lado mío y de vez en cuando me explicaba una que otra operación de la cual no entendía, esto no era lo mío.

Prefería dibujo o literatura. Todo menos matemáticas.

— Más y menos es menos— susurra a lado mío.

Ladeo mi cabeza con el ceño fruncido, tenía toda la razón.

Sofía era una chica demasiado lista e inteligente, su cabello rizado y esponjoso me llamaban la atención, se veía muy linda y tierna a la vez.

Aun no entendía cómo fue que nunca me di cuenta de su existencia si era mi vecina. Era que algo que rondaba por mi cabeza desde aquel día.

¿Y por qué dijo que era nueva aquel día?

Aunque Izan me había explicado que nunca me di cuenta por qué la mayor parte del tiempo me la pasaba en mi casa, seguía sin entenderlo.

Mierda, tenía que darme más cuenta en los pequeños detalles. Algo que siempre he querido mejorar, pero no puedo.

Las clases habían terminado, era viernes. Bendito era el señor.

Me despi9do de Pau y Hugo en la puerta de la escuela, ellos irían a jugar a la plaza comercial, sus padres no estaban y querían disfrutar la tarde, mientras que yo estudiaría para el examen de matemáticas.

Sofía caminaba a lado mío, tomaba la correa de su mochila con fuerzas, estaba tensa.

— ¿Quieres llegar a tu casa o prefieres ir a hacer un grafiti? — ella alza su mirada, cruzándola con la mía, y un brillo se hizo presente en sus ojos.




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