Alexander Gil.
Imagine Dragons inundaba mis oídos mediante el auricular, Pau y Hugo se encontraban a lado mío estudiando para el examen de Literatura. Era raro verlos estudiando, ellos eran de los típicos alumnos que preferían rezar a un Dios todo poderoso que tomar un libro y leer.
Sofía no se encontraba con nosotros, al final de cuentas había decidido ir a algún doctor y hacerse un chequeo total, o bueno, eso fue lo que había dicho Iker cuando le pregunté por teléfono por qué su hermana no había ido. No sabía nada de ella desde el sábado.
Tamboreo el paquete que tengo en la mesa, no lo he querido abrirlo, sé que es lo que hay adentro, pero simplemente no quiero arruinar la sorpresa que tengo para ella.
— Al final, no nos dijiste que es lo que hay ahí adentro— habla Hugo, alzando la mirada.
— Concuerdo con el idiota de Hugo, ¿qué hay allí adentro, Alexander?— bufo, Pau deja a un lado su lápiz y cruza sus brazos encima de la mesa.
Hugo toma el paquete y lo lleva hacia él, le golpeo la mano y él se queja.
— Es para Sofía, pero no les diré que es.
— Oh, vamos, Alexander.
— No.
— Anda— insiste Hugo.
— He dicho que no.
— Solo di lo que es.
— Que no.
— Alexander...
— Ahhh, como desesperas— me enfado—. Es un libro, ¿ya, feliz?
Pau frunce su ceño y Hugo hace una sonrisa burlona.
— Te gusta— acusa Hugo.
— No, no me gusta.
— Claro que te gusta, solo que no quieres admitirlo.
— No entiendo muy bien lo que quieres conseguir, Alexander— Pau se pone de pie mientras guarda todas sus cosas, lo observo con el ceño fruncido y Hugo contiene una pequeña risa—. No la mereces, solo le harás más daño.
Y se marcha dejándome con muchas preguntas, volteo a observar a Hugo y él suelta una carcajada, ganando la mirada de varias personas.
— Por sí no lo sabes; a Pau le gusta, le llama la atención Sofía, ha tratado de conquistarla en este mes, pero no puede— él también se pone de pie mientras coloca su mochila en su hombro, me da una palmada en el hombro—, tranquilo, ve por ella— me guiña un ojo—. Iré a tranquilizarlo.
— Hugo...
— ¿Sí?
— ¿Te gusta Pau? — soy directo. Él hace una mueca y rasca su mejilla izquierda.
— Es complicado todo lo que siento por él. ¿sabes? Ni yo mismo sé lo que realmente siento, pero de lo que sí sé es que; lo que yo siento por Pau no es simple amistad, es algo más.
— ¿Sabes que siempre te apoyaré, cierto?
— Por algo somos amigos. Debes de entregar un libro. Te veo luego— se despide.
Al parecer las sospechas que tenía Catalina acerca de Hugo y Pau eran verdaderas. Pau y Hugo, de los tres, ellos siempre habían sido los más cercanos, ellos se entendían a la perfección, era como si fueran una sola persona.
Después de haber estado bastantes minutos en la cafetería de la escuela, la campana sonó, avisando que las clases ya estaban por empezar. Suspiro. Tenía literatura y tendría que aprobar el examen, no era una tarea muy complicada.
Camino hacia el salón 690, en donde la mayoría de mis compañeros ya se encontraban ahí, algunos mordiéndose el dedo pulgar con nerviosismo, otros dando el último repaso a sus apuntes y otros sin hacer nada, pero lo que más llamó mi atención fue aquella cabellera rizada que ya conocía perfectamente. Inconscientemente sonreí.
Camino hacia ella y dejo mi mochila en el suelo.
— Pensé que vendrías mañana.
— Si, bueno, — se encoge de hombros— tenía un examen que realizar.
— ¿Nerviosa?
— Un poco — suelta una pequeña risa— ¿y tú?
— No es nada que no hayamos visto.
La profesora de literatura llega después de cinco minutos, el examen comienza. Y mientras veía como era que Sofía contestaba todas las preguntas sin titubear, yo trataba de concentrarme en mi examen.
Al final habían sido temas o libros que había leído. Para mí no fue tan complicado, ni mucho menos para ella, por qué después de media ahora de haberlo recibido se pone de pie, guardando sus cosas y tomando su mochila, me da una pequeña sonrisa.
— Espérame afuera, tengo algo que darte— le susurro, ella siente.
Minutos después entrego el mío.
Cuando salgo del salón, Sofía esta recargada en la pared del salón con sus auriculares puestos y los ojos cerrados, hasta ese momento pude notar de las grandes ojeras que tenía debajo de sus ojos, se veía pálida y en sus brazos había algunos hematomas. Fruncí mi ceño
— ¿Te sientes bien? — cuestiono extremadamente preocupado.
Ella abre de golpe los ojos y trata de cubrir sus hematomas, era inútil, ya las había visto, suspira con cansancio. Guarda sus auriculares y luego me observa con una sonrisa nerviosa, enarque una ceja.
— De vez en cuando me aparecen— se encoge de hombros—, no creo que sea algo grave.
— ¿Segura? No te ves muy bien que digamos, ¿quieres ir a la enfermería?
— No, no, estoy bien, Alexander — niega con la cabeza, hace una mueca y muerde nerviosa su labio inferior—, ¿Qué era lo que me querías dar?
— Oh, ya, a lo que venimos— saco de mi mochila el pequeño paquete y se lo entrego, ella ladea su cabeza, con el ceño fruncido, pero lo acepta—, sé que no es mucho, pero sé qué amas leer y que ese libro es tu favo...
— Oh, por dios, Alexander, no tenías que hacerlo— ella sonríe y saca del paquete el libro. "Prohibido". Creo que ese era su nombre.
— Investigue un poco del libro, lo publicaron en el 2010— hago una mueca—, por la editorial Oz Editorial, leí las críticas y dicen que es un muy buen libro...
— ¿Por qué hay dos? — cuestiona con cierta curiosidad, interrumpiéndome por completo. Suspiro, tenía que explicárselo.
— Hay personas que comparten pulseras, se dedican canciones o qué sé yo— me encojo de hombros, tomando el paquete y sacando el segundo libro—, no es mucho, lo sé, pero es de corazón y es raro que yo dé algo de corazón, lo mío no es esto. Sabes que no me gustan los libros por internet, y que prefiero oler y sentir las páginas del libro. No te dedico una canción, Sofía, tampoco te estoy dando una pulsera, te dedico un libro, por qué en un libro hay emociones no encontradas, en un libro hay tantos sentimientos que estás por encontrar. Tú para mí estas siendo un nuevo libro que estoy por leer, no eres un libro reconocido, pero eres mi libro favorito. Te dedico Prohibido, Sofía Sanz.