El Amor de Ariel

CAPÍTULO 5

FLORENCIA, ITALIA

ARIEL

 

—Papi, ¿Rafa puede ser mi amigo? Es un bebé bello, bello. —expresa mi hija cuando vamos de regreso a casa y me veo sonriendo.

Rafa es un niño adorable, tan dulce y divertido y su mamá es bella. Se nota que en verdad se preocupa por su hijo y lo ama.

—Si él quiere ser tu amigo y…

—¡Sí quiere! —exclama al instante—. No entiendo por qué alguien lo lastimaría, papi, ¿por qué hay gente tan fea en el mundo?

—Ojalá tuviera esa respuesta, mi amor, pero son personas que han vivido así siempre y no conocen otra cosa.

—¡Qué feo, no gusta!

—A mí tampoco, hija. Por cierto, gracias por acompañarme al trabajo y ser mi mejor ayudante. —Observo por el retrovisor como su sonrisa se ensancha.

—De nada, papi, me encanta ser tu ayudante y ver muchos niños adorables, solo no me gustan las señoras esas que quieren manosearte, eres mi papi, solo yo te abrazo y te beso. —Ella se cruza de brazos y creo es tan linda.

—Sí, claro que soy tu papi, hija.

—Además que no te gustan los pechos feos ni las ofrecidas.

—¡Alessia! —la regaño—. ¿De dónde sacas esas cosas?

—La tía Pilar dijo que tengo que cuidarte de las ofrecidas que quieran ser mi mamá, yo no quiero otra mamá, yo tengo mi mamá en el cielo.

Exhalo pesadamente y aprieto el volante con fuerza. Odio que Pilar le hable de esa forma tan tóxica a mi hija y se lo he dicho, pero tal parece que le entra por un oído y le sale por el otro.

—No repitas eso, Alessia, es un mal hábito de tu tía Pilar y no quiero que tú seas así. Jamás nadie va a ocupar el lugar de tu mamá, ella siempre será tu mamá y si yo en algún momento decidiera tener otra pareja, no ocuparía el lugar de tu madre, ¿entiendes lo que te digo?

—¿Quieres otra novia, papi?

Tomo una profunda inhalación y trato de escoger mis palabras para ella.

—No digo que hoy o mañana, pero nunca sabemos lo que pueda pasar, hija. Ni tampoco puedo prometerte que no voy a desear otra pareja en algún punto, pero Dani siempre será tu mamá, princesa. Nadie puede ocupar su lugar, ni siquiera la tía Pilar tiene derecho a decirte nada respecto a mis relaciones porque son eso, mías, y jamás te impondría a nadie porque eres la persona más importante para mí, ¿lo entiendes?

Me orillo aprovechando que estamos cerca y detengo el auto para poder mirar a mi hija, ella está abrazada a su dinosaurio de peluche regalo de Sofía.

—Te entiendo, papi, solo estaba haciéndole caso a la tía Pilar, no sabía que era algo malo. Lo siento.

Mi hija hace un puchero y baja la mirada, Alessia es muy sensible y hay que tener cuidado con lo que se habla cerca de ella porque puede tomarse las cosas de forma muy literal, como en este caso.

—Ven aquí un momento.

Ella se quita el cinturón y se trepa al frente para sentarse en mis piernas, beso su cabeza y se recuesta de mi pecho.

—¿Estás molesto, papi?

—No, no estoy molesto, princesa. Pero es bueno que hablemos de esto, siempre puedes decirme cualquier cosa, confía en papá que estoy aquí para ti, ¿entiendes eso, hija? —pregunto y ella se separa para mirar directo a mis ojos.

—Sí, papi, somos un equipo igual con los abuelos, ¿verdad?

—Exactamente, somos un grandioso equipo y si hay algo que sientas que no puedes hablar conmigo, hazlo con tu abuela, es mucho más sabia que todos nosotros juntos, ¿bueno? —Le recuerdo y ella sonríe.

—¡La abuela es la mejor del mundo! —exclama divertida.

—Sí, realmente lo es, ¿tienes alguna pregunta?

—Creo que no, papi, ya vamos a casa que tengo que bañarme y ponerme mi vestido para la fiesta y tú también tienes que ponerte más guapo para tu cumpleaños, ¿bueno? —Sonrío y ella me besa la mejilla antes de volver a su asiento.

Continuamos el camino a casa y cuando llegamos, mi hija sale corriendo a su cuarto porque dice que ya es tarde y tiene que bañarse.

—Voy a supervisarla, ya todo está casi listo, hijo. —Me avisa mamá y camino hasta ella para besarle la mejilla—. ¿Te fue bien?

—Espero tener un nuevo bebé de forma permanente en la consulta, es el niño más dulce del mundo, se llama Rafael y tiene simbraquidactilia, hablaré con Valentina para que lo examine y ver qué se puede hacer. Alessia lo acaparó e hizo amistad instantánea, acaban de llegar a Florencia y estaba con Bruna, no sabía que Bruna tenía un sobrino con esa condición.

—¿Conociste a Marena y a Rafa? —Papá sale de la cocina con su delantal cubierto de harina.

—Sí, otro niño pellizcó el dedo incompleto de Rafa y lo insultó, tanto fue su dolor y susto que hizo un espasmo del sollozo, su madre estaba al borde de un colapso y afortunadamente no pasó a mayores. Alessia los invitó esta noche, no sé si vengan, pero…

—¡Pobre Rafa! Marena es la nueva profesora de educación física, hoy fue la entrevista. —anuncia papá.




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