El Amor de Ariel

CAPÍTULO 13

FLORENCIA, ITALIA

ARIEL

 

La sensibilidad de Marena es una cualidad más que agregar a la lista de lo que me gusta de ella, ¿está mal que lo admita? Es inevitable, hay una atracción muy fuerte y creo que soy correspondido por como Mare reacciona a mis palabras y gestos, pero debo ser cuidadoso, ella está en ese proceso de separación y lo menos que quiero es alejarla o espantarla.

Aplaudimos cuando todo termina y la verdad es que Paulina ha hecho un trabajo maravilloso en el coro de niños, espero que Paola lo haya grabado para que papá lo vea, le encantará.

—¡Bavo, qué lindo! —Aplaude Rafa.

—¿Viste que bellísimo, Rafa? Esto es muy lindo, bello bello. —secunda mi hija.

—Cantan lindos y tienen dopa billante. —expresa con asombro y le acaricio el cabello.

Es un niño tan inocente y dulce que merece tener las mejores experiencias de vida.

—Espero que tengan hambre porque iremos a comer muy rico.

—¡A Dafita gusta comé y hay hambe! —exclama.

—¡Ay, sí, yo muero de hambre! —secunda mi hija y volteo para ver la sonrisa de Marena.

—No sé dónde les entra tanta comida. —expresa.

—Tenemos LaLitos como dice Bri. —comenta mi hija.

—¿Qué eso? —pregunta Rafa.

—La lombricita que tenemos en la panza que le gusta comer. —explica Ale y Rafa jadea sorprendido y busca a su mamá con la mirada.

—¿Tenemos lombices en la pancita? —Su pregunta me hace sonreír.

—Es un decir de Venezuela, Rafa, comemos mucho y dicen que tenemos un LaLito que es La Lombricita, ¿entiendes? —explica mi hija.

—No mucho, hambe tengo. —responde inocente.

—Deberíamos siempre quedarnos con el metabolismo de niños, ¿no? Ese es mi sueño. —interviene Bruna—. ¡Estuvo maravilloso! Gracias por invitarnos, Ariel. Ha sido fantástico.

—¡Fabuoso! —dice Rafa con una enorme sonrisa.

—Todos tenemos hambre, así que vamos a comer.

Me pongo de pie con Rafa en brazos y le ofrezco la mano a Marena que acepta mi gesto con una sonrisa, Alessia engancha su dedo en la pretina de mi pantalón del otro lado y la sensación de familiaridad he de confesar que me agrada.

«Enfócate, Ariel, no quieras correr antes de caminar», me recuerdo porque cuando me entusiasmo lo hago con todo y si soy correspondido, no miraré a los lados. Me sucedió con Dani, luego de ella no hubo cabida ni ojos para nadie más, aunque me enamoré bastante rápido, la llegada de Alessia aceleró todo entre nosotros.

Esperamos que baje un poco la marea para salir con calma y estando afuera vemos de nuevo a Luciano, esta vez con sus padres: Paola y Damian.

—¿Cómo están de orgullosos los abuelos? —Me acerco a ellos para saludar, Paola me abraza con cariño y con Damian compartimos un masculino apretón de manos, es afectuoso solo con su familia.

—¿Viste qué bella? ¡Demasiado talentosa mi niña! —Paola habla con emoción, pero noto el intercambio de miradas entre Luciano y Bruna antes que este se incline a decirle algo al oído.

—Lo hizo muy bien, felicidades a los abuelos y a los papás de Pau, por cierto, les presento a Marena y Rafa.

—¡Andrés me habló de ustedes, qué gusto conocerlos al fin! —Paola saluda con un respetuoso abrazo a Marena y Rafa la saluda con la mano.

—Gusto conocerlos, ¿cómo estás Ale? Hola, Bruna, cariño, cada día más bonita. —expresa Damian y las miradas recaen en Bruna que parece sonrojarse mientras muestra una sonrisa.

—Hola, señor Damian, estuvo linda Pau. —completa mi hija.

No me pasa desapercibido como Luciano desliza disimuladamente su mano por el brazo de Bruna que mantiene la sonrisa y el sonrojo.

—¿Es tu novio, tía Buna? —cuestiona Rafa a Bruna que parece querer salir corriendo ante esa pregunta inocente de Rafa. Y ya lo había notado, pero ahora lo compruebo de nuevo: Rafa es muy observador.

—¿Cuál novio? Yo no tengo novio, ¿vamos a comer? ¡Muero de hambre, estoy famélica! —Bruna se aleja de Luciano y se aferra al brazo de Marena que contiene la sonrisa.

—¡Comida, sí! —exclaman mi hija y Rafa casi que en coro.

—Bueno, ya que el público ha hablado, nosotros nos vamos. Saludan a Pau de mi parte e igual a Angélica, por favor. —Pido mirando a Paola.

—Seguro que sí, Ariel, y gusto conocerlos Marena, Rafa.

—Chau, su niña linda. —Rafa agita su mano y es hora de irnos.

Eso no fue nada raro, ¿cierto?

Intencionalmente dejo a Marena ir unos pasos más adelante para ver su preciosa figura marcarse bajo la tela. Es una mujer hermosa y sensual y tal vez sea la abstinencia, pero su cuerpo se me hace lo más apetecible del mundo.

Sacudo la cabeza antes de tener un accidente inapropiado que no pueda explicarle a los niños o justificar con Marena y Bruna.

Subimos al auto y durante el trayecto los niños van hablando de la ópera y todo lo que les gustó. Rafa comenta que la música era linda al igual que la ropa, tal vez después pueda llevarlo para que Franco le dé un tour y pueda ver un poco el proceso de confección, creo que podría gustarle al ser tan curioso.




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