El Amor de Ariel

CAPÍTULO 22

FLORENCIA, ITALIA

MARENA

 

Después de esa reunión de mujeres, Karlenys me dejó indicaciones muy específicas de los exámenes que quería me realizara antes de verme en una consulta, seguí todo lo que me dijo al pie de la letra y me vine en ayunas y con ganas de orinar porque me verá antes de entrar a trabajar y antes que la doctora que le prestó su consultorio empiece su jornada. Ella me hace sentir cómoda, gracias a Bruna que se queda con Rafa y gracias a Ariel que me está acompañando hoy.

—Oye, todo estará bien o haremos que lo esté, Mare, lo prometo. —me asegura entrelazando nuestras manos y me abrazo a él de inmediato, contagiándome de esa exquisita calidez que emana de su cuerpo.

Estoy nerviosa, no lo puedo negar, pero aquí estamos y yo necesito saber, además de que la semana que viene es la nueva consulta con Valentina y le haremos los otros estudios a Rafa para evaluar lo de su cirugía antes de que empiece la escuela. Son muchas cosas en poco tiempo.

—Gracias por acompañarme, Ariel, esto me pone ansiosa.

—No es nada, Mare, siempre que me lo permitas voy a acompañarte y sé que esto es algo complicado para ti. —Toma mis manos y deja un beso en cada una, ese gesto me derrite.

—Ustedes son muy lindos.

La voz de Karlenys nos sobresalta y me giro para mirarla de pie en la puerta del consultorio, lleva un uniforme color mostaza sumamente bonito, que hace resaltar su piel y su cabellera negra.

—Buenos días, Karlenys, ¿cómo amaneces?

—Muy bien, ¡estás bella, Mare! —Ella me da una mirada divertida y sonrío, aplacando un poco mis nervios.

—¿No arruinará nuestra amistad que veas mis cositas? Digo, no sé si hay cositas bonitas y no sé muy bien cómo se ven las mías, en especial después de todo, pero… ¡Ya, cállate, Marena, no debes decir esas cosas!

«Y menos frente a Ariel si no quieres espantarlo», me recrimino.

Me llevo las manos al rostro y tanto Ariel como Karlenys ríen un poco, pero el primero desliza su mano por mi espalda, provocando se me erice la piel.

—Todas nuestras cositas son únicas y hermosas, Mare, nada de qué avergonzarse.

Descubro mi rostro para ver a Karlenys que me está sonriendo, eso me tranquiliza, pero no sé si pueda ver a Ariel a los ojos, al menos no en los próximos minutos.

Ariel no dice nada, pero mantiene su mano en mi espalda cuando entramos al consultorio, incluso me ayuda a subir a la báscula donde ni veo el número, no me gusta. Es la misma Karlenys quien me mide y luego toma mi presión arterial, asegurándome que es parte del examen de rutina.

—Tengo noción de lo que me contaste, pero ¿te dieron un diagnóstico exacto del por qué de las pérdidas? —cuestiona al revisar mis exámenes.

—Me dijeron tantas cosas, desde mi peso hasta que mi útero es pequeño y delgado, que mi cérvix es deficiente, en fin, que todo está mal en mí. —suspiro y enseguida Ariel toma mi mano, no lo miro, pero lo aprieto con fuerza.

—Primero, sin tener exámenes en mano nadie puede decirte que estás enferma solo por verte o por tu peso, las consultas pesocentristas no deberían existir más, en fin. Segundo, lo que comentas de tu útero, si de verdad es así, hay cosas que se pueden hacer; sin embargo, todos tus valores están normales, todas tus hormonas, tu hemoglobina es perfecta, es que ni siquiera una infección de orina tienes. —me explica y suspiro aliviada por esa parte.

—¿Y esto? —señalo mi cabeza—. ¿No es autoinmune?, ¿no me afecta? También me dijeron que mi enfermedad me causaba todo eso.

—Tendrías otros síntomas de que tu sistema inmunológico está atacando otras partes de tu cuerpo además de los folículos pilosos. Por eso te mandé los exámenes básicos, hormonales y factores inflamatorios, está todo normal hasta ahora, esperemos los resultados del cariotipo que nos podrán arrojar algo de luz respecto a las pérdidas que sufriste y recuerda los días de tu ciclo que te dije debías hacerte los otros análisis, ¿está bien?

Exhalo pesadamente y siento ganas de llorar porque jamás me habían dicho que mis exámenes estaban bien, siempre había algo que señalar que estaba mal conmigo.

—Lamento mucho las malas experiencias que has tenido, Mare, pero eso está cambiando, Karlenys es grandiosa y sea lo que sea que pase, lo solucionaremos, ¿bueno? —Las palabras de Ariel provoca se me salgan las lágrimas contenidas y me atrevo a mirarlo, sigue ahí tan guapo como siempre y con esa férrea mirada llena de convicción que me da tranquilidad.

—Gracias. —murmuro y acaricia mi mejilla.

Trato de darle a Karlenys todos los detalles que recuerdo hasta que es hora de la revisión física, la que más me asusta.

—Estás en un ambiente seguro, puedes decir que no a los procedimientos o pararme si no te sientes cómoda con algo o sientes dolor. Este momento es tuyo, Mare, de nadie más.

Miro a Karlenys deseando haberla conocido antes porque ningún médico había sido así conmigo, ella es tan diferente. En las consultas anteriores yo ni siquiera tenía voz ni voto, estuve en procedimientos dolorosos dónde nadie me preguntaba nunca nada, la verdad es que me sentí violentada muchas veces, pero creía que era normal. Ahora veo que no es así, todo estaba mal.




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