El Amor de Ariel

CAPÍTULO 31

FLORENCIA, ITALIA

MARENA

 

Después de unos agitados días y de que Ariel nos invitara este fin de semana a la playa, mi suegra y mis cuñadas nos han invitado a Bruna y a mí a comprar trajes de baño. ¡Dios, qué nervios! Ariel se llevó a Rafa a pasar el día haciendo cosas de chicos mientras nosotras salimos y Alessia está con sus primas en una tarde de spa para niñas.

Me emociona como avanza todo entre nosotros y la verdad es que sentí muy bien cuando Rafa quiso llamarlo papá, simple y sencillamente porque no podría pedir mejor figura masculina para mi hijo.

Algo que también me dio tranquilidad fue hacerme las otras pruebas que pidió Karlenys y que todo resultara normal, incluso en el cariotipo. Lo cual me deja más tranquila y también me quita ese sentido de culpa por la condición de Rafa.

—Tengo años sin comprar nada de eso. Creo que ya ni siquiera sé mi talla, Bruna. —confieso nerviosa y mi amiga me toma de la mano.

—Tranquila, buscaremos lo mejor para todas, ¿bueno? —me asegura.

Escuchamos una corneta y salimos para ver una minivan negra, la puerta se abre y el grupo de mujeres nos saluda, Caeli, Valentina, Ekaterina, Vicky y Manuela. Subimos y enseguida nos entregan pequeñas botellitas de vino Mancini.

—Yo me auto invité porque soy así de tanga como mi papi, pero una tanga bien bonita y sexi. —Vicky nos da un guiño que nos hace reír.

—Bienvenidas, no te sientas cohibida de hablar de mi hijo hoy, Mare, créeme, he visto y escuchado todo de mis hijos y sobrinos sabiendo que los vi primero que todas, también he escuchado todo sobre mi esposo desde hace años. —anuncia Ekaterina con orgullo y volvemos a reír.

—Es raro que digas eso, mamá. —se queja Valentina.

—¿Por qué? He visto desde el saco contenedor a sus bebés y mis nietos y no me ven traumada de por vida, ¿o sí? —se defiende—. Y lo que dicen de mi bello hombre rojo ya lo he escuchado todo, incluso todavía hay ex alumnas que lo ven en la calle y se lo quieren comer.

—¿Qué mujer no querría comerse al tío rojo sabrosote? —cuestiona Vicky—. Yo tengo a mi Mocoso y me llaman hasta cougar, pero ciega no estoy y el tío Andrés es un espécimen digno de admirar, con ropa y en bermudas que es lo más que he visto.

—¡Vicky! —chilla Manuela.

—¿Qué? Tu madre es la primera en bucear al tío y no ves a la tía traumada, todo lo contrario, son socias y se aman y en un universo paralelo tipo Alexa, ellos serían un bello trío.

—¡Salud por los tríos!

—¡Bruna!

—¿Qué? Aquí apoyamos la diversidad. —declara mi amiga y sacudo la cabeza.

—Yo no estoy traumada, gracias por cuidar a mi esposo y devolverle todos sus deditos, mamá. —Caeli estira su mano y toma la de su madre en un gesto adorable.

—¿Cómo devolverle sus deditos? —pregunto.

—Ale tenía sindactilia¹ cuando sus padres lo adoptaron y junto a mamá le hicieron la cirugía que le devolvió la normalidad a su mano. Lastima que ya ese doctor falleció de cáncer.

—Sí, hubiera sido perfecto para Rafa, pero ya encontré un colega que está en Milán, vendrá en unos días a ver a Rafa y me avisó anoche, por eso no te había dicho nada hasta confirmar. —explica y sonrío.

—Muchas gracias, Ekaterina. De verdad.

—Solo lo mejor para mi nieto, Mare. —afirma y mis ojos pican al instante.

—Oigan, eso será nuevo, ¡me encanta! —aplaude Manuela.

—¿Qué será nuevo?

—Una Mancini D’Angelo cuando nuestros bebés se casen.

—¿Qué dijiste? —Me llevo la mano al pecho y Bruna me abanica con su mano—. Mi bebé es mi bebé siempre.

—Tranquila, todavía faltan años, pero ya somos familia. —Manuela me da un guiño.

—No estoy lista para mi bebe con novias ni nada parecido.

—Tranquila, no hiperventiles, mira que soy doctora de bebés. —resalta mi suegra. Mi suegra y abuela de mi hijo, se siente eso muy bien.

Con mi familia jamás hubo esta cercanía, esta comprensión y complicidad que he encontrado aquí. Y la verdad, no quiero nada negativo para mí o para mi hijo.

—Estoy bien, solo no lista para que mi hijo crezca. —Tomo una bocanada de aire.

—Mi hermoso hombre dorado y yo éramos así cuando nació Clari, la queríamos solo para nosotros durante un tiempo, poco a poco ella misma nos fue mostrando y amo a mi pequeña luciérnaga pirómana. —Manuela sonríe ampliamente al hablar de su hija.

—Tus tres Carajitos Ojos Locos Echa Fuegos, na’guara, chama, menos mal que mi loquita es bien inteligente y sabe ganarse a los poderosos para que trabajen a su favor y no en contra, porque creo que yo entraría en crisis si me le prendieran el cabello a mi loquita. Bueno, su padre más que yo porque cabello es cabello y ella lo tiene de comercial como mi Mocoso, pero bueno, ustedes entienden. —El comentario de Vicky me hace reír.

—Yo no tengo cabello para incendiar, así que... —Me encojo de hombros y todas ríen.

—Mis bebés no se meterían nunca contigo porque saben leer muy bien a las personas, perciben sus energías y pueden ver cuándo alguien tiene o no buenas intenciones con ellos o con los demás. A veces son volátiles si alguien los hace sentir mal o se mete con alguno de sus hermanos o primos, ahí sí tenemos que armarnos de paciencia y cuidado, del resto, son medio inofensivos. —explica Manuela.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.