El Amor de Ariel

CAPÍTULO 37

FLORENCIA, ITALIA

MARENA

 

—Uh, deditos nuevos. —jadea Rafa cuando le quitan los puntos—. No duele a yo, doto Mago.

Mi hijo mueve sus nuevos dedos y el doctor sonríe antes de acariciarle la cabeza. Ariel ha estado cada día con nosotros y es quién le ha realizado las curaciones, la primera me dio impresión por los puntos y me puse a llorar después, pero ya las siguientes han sido más fáciles y he podido ser de más ayuda.

—Primera vez que tengo una recuperación tan rápida y un paciente con tan poco dolor, ¡muchas felicidades, Rafa! —exclama el doctor y mi hijo sonríe orgulloso.

—Soy muy fuete como mi papi y mi niña achul ayuda a yo a qué no duela nadita.

Ariel pasa su mano por mi espalda y ambos sonreímos. Han sido días de reposo para Rafa y para Valentina, pero ellos están recuperándose muy bien y agradezco cada día ese hecho. Massimo se vuelve loco con la terquedad de su esposa porque ya Valentina quiere volver al trabajo y todavía no puede, aunque se sienta bien, le queda más tiempo de reposo.

—¿No vino hoy la niña azul contigo?

—No, tené su escuela, yo voy cuando mis deditos estén mejó, ¿vedad? —Mi hijo nos mira a ambos.

—Sí, hijo, el próximo año escolar empiezas en la escuela. —confirma Ariel a nuestro hijo.

—Mi niña achul y yo vamó a quecé y cuando gandes vamó a se novios y más gandes esposos y felices.

—¿Qué cosa? —Me llevo la mano al pecho y tanto Ariel como el doctor se ríen.

—Tanquila, mami, falta mucho tempo pa’eso. Toy muy niño y toca consentí a yo muchote, ¿bueno?

«¿Por qué mi bebé es tan adorable? ¡Me lo quiero comer a besos!», es el pensamiento que se repite en mi mente porque no puedo ponerme dramática cuando Rafa es tan dulce.

—Alguien ha aprendido a decir lo correcto en el momento ideal. —Dejo un beso en su cabeza y me regala una enorme sonrisa moviendo su nuevo dedo.

—Me encanta cuando tenemos resultados tan positivos y los niños están rodeados de un buen ambiente, eso marca la diferencia en sus recuperaciones, como en este caso. —nos mira a los tres—. Es hora de empezar de lleno con la fisioterapia, voy a dejar algunas recomendaciones para el fisioterapeuta que escojan y los ejercicios a realizar en casa, ¿está bien?

—Muchas gracias, doctor, por todo. —expreso.

—¡Gachias doto Mago! —exclama mi hijo moviendo sus deditos. Cómo no puede pronunciar el apellido completo, se quedó doctor Mago.

—Yo encantado que me digan doctor Mago, solo por eso me quedo más tiempo. —Le da un guiño a Rafa que extiende sus brazos hacia él, la sonrisa no le cabe en el rostro al doctor cuando abraza a Rafa.

—Gracias, Mare. —susurra Ariel a mi oído.

—¿Por qué?

—Rafa es así de grandioso gracias a ti.

—Eres demasiado bello. —murmuro.

Me derrito con sus palabras y le doy un corto beso porque después nos ponemos creativos. Muy creativos.

«No te desenfoques, Marena, controla esas hormonas», me repito. No sé si sean las hormonas del embarazo —que aún no confirmamos— pero hay algo que se siente ligeramente diferente entre nosotros, como una especie de conexión mucho más intensa y profunda. 

—No necesito los poderes de los Mellis Dorados para darme cuenta de lo que estás pensando, mi Mare. —susurra Ariel a mi oído y trago grueso.

—Ya, no digas nada. —le pido y él deja un beso en mi mejilla.

—Más tarde te lo demuestro. —replica y todo mi cuerpo parece entrar en combustión con tan simples palabras, golpeo su hombro y su ronca risa no le hace tampoco nada bien a mis enloquecidas hormonas.

Hubo una época en el embarazo de Rafa que me sentí con muchas ganas, ganas que nunca se vieron saciadas porque mi cuerpo a él no le parecía atractivo en aquel entonces, sé que esta vez no será igual, aún así, el gusanito de la duda de momentos se asoma en mi mente. Aunque Ariel es experto en empujarlo de vuelta por donde vino.

Salimos de la consulta agradeciéndole al doctor infinitamente, luego vamos al área de fisiatría y rehabilitación para concertar la cita de Rafa e iniciar sus terapias, por supuesto que gracias a Ariel nos dan una cita tan solo en un par de días y me siento mejor que nunca. Tuve algunos días para procesar lo sucedido con Marco y aunque sentí un poco de pena por él, mi sensación de alivio fue mucho mayor. Nunca me sentí parte de esa familia, en cambio, aquí me siento más segura y amada de lo que jamás me había sentido, siento que este de verdad es mi lugar, que todos los que me rodean son mi verdadera familia y la familia de Rafa, obviamente.

«Y la familia del bebé que crece dentro de ti, Mare», me recuerdo y sonrío como idiota, porque, aunque aún no se nota y no lo confirmaremos hasta dentro de un par de días que sacamos la cita, la ilusión está muy presente, así como esa característica sensibilidad en los senos como cuando estaba embarazada de Rafa.

No sé cómo me dejé convencer, pero terminé accediendo a asistir a una clase de baile sensual con Sabina, la prima de Ariel, que tiene su estudio de baile y una gran plataforma donde sube vídeos de baile enfocados la mayoría en pasos de ballet y otras áreas que ayudan a sacar a flote ese poder a través del movimiento de nuestros cuerpos, tutoriales y mensajes que ayudan con la imagen corporal de mujeres y hombres con trastornos de la conducta alimentaria. Me parece algo grandioso.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.