1843
— Un dia perderás la cabeza por una mujer y te volverás loco de amor, como yo lo estoy por ti y renunciarás a tu inmortalidad — sus ojos estaban cuajados de lágrimas contenidas.
Sonreí mientras miraba mi reloj de bolsillo, tomé mi sombrero y con una inclinación de cabeza me despedí.
— te volverás débil Isael — me giré y la miré a los ojos, ella retrocedió del miedo mientras avanzaba hacia ella.
— nunca he sido débil, ni tonto, se que muchas mujeres se acercarán para tratar de destruirme pero eso no pasará y si tus palabras son una maldición, déjame decirte que será en vano.
Me giré y sentí que ella se abalanzó sobre mi espalda, con dificultad la aparte de mi.
La miré y ella había pegado su cuerpo a la pared.
— vete Isael.
Con una sonrisa salí de ahí, no miré hacia atrás, desde un inicio le había explicado que yo no me enamoraba y que ella no lo hiciera, pero no me hizo caso.
Al llegar a casa, me dirigí a la alcoba y me despoje de la ropa, busque mi reloj de bolsillo para ponerlo en la mesita de noche, era una reliquia de mi familia, me enfureci al no encontrarlo en el bolsillo... sólo la cadena rota.