El amor de Isael

Capitulo 1

En la actualidad.

— ¡cuarta vez! — le doy un manotazo a Henry en la parte trasera de su cabeza.

Él me mira resentido mientras se soba la cabeza donde lo golpeé.

— ¡no seas tan drástica! — pasó junto al policía que sonríe al ver mi atuendo, pantuflas de garfield y una bata larga algo raída.

Salgo furiosa de la delegación y me dirijo a mi viejo escarabajo. Henry se sube al lado del copiloto y su mirada está fija en la ventanilla.

— lamentó esto — susurra, doy un manotazo al volante y lo veo.

— si lo lamentarás,  no estaríamos nuevamente en la delegación. No entiendo por que te has dedicado a robar.

— ya no quiero ser pobre — niego y lo veo a los ojos.

— ¡estudia y no serás pobre! Mamá debe estar retorciéndose en su tumba por lo que estás haciendo Henry.

El bajó su cabeza pero ya no iba a caer en su juego, venían las lágrimas, luego el arrepentimiento y la promesa de no volver a hacerlo.

Solté el aire contenido y arranque el auto, me sentía cansada, estaba llegando a casa, cuando me llamó Henry Kgerals e lo fuera a sacar de la delegación.

— no puedo estar trabajando sólo para pagar tus fianzas, la próxima vez te enviarán a un correccional para menores.

Henry pega su cabeza al respaldo del asiento.

— Merlina, perdóname — no respondó, conduzco hacia el viejo edificio donde alquilaba un apartamento.

Al detenerme en un semáforo, en un café donde tenían dispuestas las mesas afuera, se veía un tumulto de gente muy animada, Henry pegó su nariz en la ventanilla.

— bajemos — lo miró furiosa y niego pero él insiste — es el mago — ruedo los ojos.

— ¿sigues con eso? Te dije que son trucos lo que hace, además podemos verlo otro día.

— ¡no!, él no se presenta en el mismo lugar dos veces. Te prometo que limpiare el apartamento todos estos días, sólo déjame verlo.

— está bien pero si no limpias Henry, te juro que te despellejo vivo, daré la vuelta para estacionarnos.

— ¿bajarás? — negué — Merlina, por favor.

— oh Henry, creo olvidas que ando las zapatillas de cristal y el vestido de seda.

Henry hasta ese momento se fija en las fachas que ando.

— con lo que te pongas te ves preciosa — ignoró sus palabras pero siento su mirada puesta en mi —no miento, eres muy bonita Merlina y me duele que te mates trabajando por mi, renunciaste a tus sueños.

— no he renunciado, sólo están pausados por el momento, luego los retomó.

— baja, en la comisaría te vieron  así.

Suspiró y asiento, en fin, que más daba que la otra parte de la ciudad me viera en mis peores fachas.

Al bajar, nos acercamos al grupo, Henry mi hermano menor de trece años, era un admirador del famoso "Mago".

Se escuchaban los ahhhh de la gente por cada cosa que hacia.

En sus manos se veian lenguas de fuego, rojo vibrante y danzantes pero él no hacia ningún gesto de dolor o señal de que se estaba quemando.

Henry lo veía maravillado, sus ojos brillaban de la emoción.

Miré a mi alrededor y pensé que este tipo llevaría buen dinero està noche, ya que la gente estaba encantada. A mi parecer todo lo que él hacia era un engaño óptico, nada de magia.

No podía negar que el tipo sabía lo que estaba haciendo, no podía ver su rostro por que estaba cubierto con la sombra de un sombrero y llevaba una capa negra... supongo para crear la ilusión de que estábamos ante un verdadero mago y no ante un hombre que sabía hacer muy bien sus trucos.

Miré el cielo que de repente se había puesto negro, preparado para una tormenta, un viento fuerte nos rodeó, causando que mi cabello mal arreglado se soltará cayendo mechones sobre mi rostro y en la espalda.

Sentí que Henry, jalaba la manga de mi bata, así que pase una mano por mi cabello negro para apartarlo de mi rostro.

— ¿ya terminó? — pregunté a Henry pero no lo miré ya que mi mirada fue directo hacia el "mago". Me quedé sin aliento al darme cuenta que al parecer él había detenido sus piruetas por que su mirada estaba fija en mi ¿cómo rayos sabía que me estaba viendo? Sentía su mirada recorrer mi piel causando que está hormigueara como si la estuvieron tocando.

— v...vamos Henry — los nervios se apoderaron de mi, no podía ver sus ojos pero sabía que estaban fijos en mi.

— un rato mas, Merlina — negué y me di la vuelta.

Sentí los pasos y escuché las palabras de molestia de Henry.

Agradecía llevar las pantuflas por que si hubiera llevado zapatillas de tacón, no hubiera avanzado ni un paso, ya que las piernas las sentía pesadas.

Isael

la gente, sigue esperando amo — mi mirada estaba fija en la figura que se perdía entre la mechedumbre.

— terminamos por hoy — acomodé el ala del sombrero — vamos.



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En el texto hay: brujos, maldicion de amor

Editado: 14.07.2018

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