El amor de Isael

Capitulo 12

— ¿Tú no duermes? — Black me observó mientras me incorporó en la cama para tomar un vaso de agua de la mesita de noche — son las dos de la mañana.

 — la gente sombra no duerme — se acercó al pie de la cama — a veces desearia volver a experimentar lo que es dormir y alimentarse. El joven Henry disfruta su comida.

— ¿Por qué eres sombra? — él se sentó en el suelo y recosto su espalda en la pared.

 

— hace mucho tiempo los Baary, hacian tratos con los guerreros, nunca pensamos que el precio por ganar batallas y tener el reino en paz era alto.

 

— pero tu peleaste con los Baary.

 

— cuándo se descubrió las prácticas de los Baary, los magos buenos los desterraron y nos libraron a la gente sombra de su yugo de esclavitud.

 

— pero no están descansando — Black me miró o eso creia ya que sus ojos eran dos huecos.

 

— debemos hacer cosas buenas por 500 años, una vez lo hagamos seremos libres para ir a descansar — lo miré con horror.

 

— ¿Tanto? — él asintió.

 

— esos años no son comparados con la eternidad con los Baary, nos castigaron los magos buenos por haber arriesgado nuestro ser con los Baary.

 

— ¿Cuánto te falta para ser libre?

 

— cinco años y a Olen un año — se puso de pie — descanse, no sabe la bendición que tiene de poder dormir.

 

— ¿Cuántos son Black?

 

— tristemente somos bastantes, muchos cayeron en el engaño de los Baary a través del tiempo.

 

No respondí sólo me recoste en la cama, cerré los ojos y no evite sentir lástima por ellos.

 

************

— juró que necesito salir — levantó el rostro y Henry está caminando de un lado a otro — un mes llevamos aqui y estoy por volverme loco. 

 

— pronto regresaremos a casa Henry.

 

— vamos al bosque por lo menos, necesito salir, mirar algo distinto a estas cuatro paredes — mi mirada se desvio hacia Olen y Black, estabamos seguros con ellos. Me puse de pie y tomé mi abrigo.

 

— vamos — cerré mi red social y eché una última mirada a mi habitación.

 

Salimos de la casa en silencio, eran las tres de la tarde, el bosque se veia un poco oscuro, suspire, Levante la.barbilla y pensé que un paseo en el bosque nos caeria bien, observar la naturaleza nos relajaria mucho.

 

Cuando entramos hermosas mariposas revoloteaban, las flores eran coloridas, sonrei y me regañe a mi misma por ser temerosa.

 

Los rayos de sol filtraban a través de las copas de los árboles.

 

— ¿Te gusta? — le pregunte a Henry.

 

Él levanto el rostro y asintió, sus manos iban  en los bolsillos de su pantalón delantero.

 

— ¿Qué le pasará a Isael? Lo veo menos, no me ha estado enseñando magia.

 

— debe ser algún problema familiar, Regina y él pasan mucho tiempo encerrados. Si deseas puedes renunciar Henry y podemos irnos a otro lugar.

 

Él se detuvo.

 

— sabes que me.gusta la.magia, no mesupe pidas que haga algo que no quiero. — avanzó dejándome.

 

Negué y lo segui pero me detuve al escuchar mi nombre, me giré y no habia nadie, Black al parecer no escuchó por que no estaba alerta.

 

Segui avanzando y ante mis ojos el bosque se fue oscureciendo, escuchaba voces, llantos, me sentia desesperada y cuando quise correr casi tropece con alguien, está persona estaba dandome la espalda, miré a mi alrededor y había una muchedumbre todos tenian estopas de fuego en sus manos y sus rostros llenos de furia, no supe cómo pero ya estaba al frente de la muchedumbre. Atados a unos troncos había una mujer joven y un hombre, el pueblo gritaba ¡Quemen a los herejes! La mujer lloraba y miraba hacia todas partes pero luego su rostro se transformó en un remanso de paz.

 

— ¡Se burla de nosotros! — el hombre que instigaba a la muchedumbre los señalaba, miré alrededor y pude notar a una mujer que nadie habia notado, me acerqué y ella entre sus manos tenia una luz azul... pero un hombre a su lado puso su mano en la de ella y le susurró.

— ya son mortales — ella asintió y separó sus manos — sé que deseabas quitarles su inmortalidad para que no sufrieran no por tu deber.

 

— sabes bien que no puedo hacerlo — su voz sonó triste — no puedo cumplir con mi deber.

 

— pensé que si lo ibas a hacer por lo que te hicieron.

 

— vamos — ella se giró y por extraño que pareciera no podia ver bien su rostro pero si, sus ojos, por un momento senti que ella me miró aunque era difícil por que nadie de ahi parecía hacerlo. Sus ojos me parecieron conocidos pero no sabia el por qué.



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En el texto hay: brujos, maldicion de amor

Editado: 14.07.2018

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