Abrir los ojos a un nuevo dia, no me pareció feliz, ya que al dia siguiente mi vida iba a cambiar. Me muevo en la cama, Isael ya no está en ella, sólo la huella en su almohada.
Me levantó con el gran peso en mi corazón, me dirigí a mi habitación, a darme una ducha.
Al bajar a desayunar, sólo mi hermano Henry estaba en la mesa y a juzgar por su rostro de muy mal humor.
— ¿Dónde estabas? — lo veo pinchar con demasiada fuerza el salchichón en su plato.
— ¿Qué te pasa Henry? Ya no eres el niño dulce, te has vuelto en un gruñón, amargado.
Lo veo respirar profundo y dejar de sujetar con fuerza sus cubiertos.
— el estar encerrado en este lugar por mucho tiempo, me tiene asi pero mañana es tu cumpleaños ¿Si habrá revelación? — frunzo el ceño, tenia la impresión de que él me hablaba cómo si quisiera saber que aún yo era una mujer virgen pero era imposible que a eso se refiriera ya que no conocia las recomendaciones de mamá ¿O si?
— claro — miró a mi alrededor y el estar sólo los dos en el comedor me causaba tristeza — ¿Dónde están todos?
Henry se ha encogido de hombros y lleva su vaso de jugo a sus labios, mientras bebia del líquido, su mirada no se apartaba de mi, me hacia sentir incómoda. Este encierro había cambiado totalmente a mi hermano. Ya no parecia el niño dulce que siempre conocí, habia algo en él que no me gustaba.
— sólo bebere un poco de jugo, no tengo hambre ¿Qué harás tú?
Suelta una rizotada, su mirada es fria.
— estar en mi habitación, es lo único que hago en está maldita casa...
— ¡Henry!— lo interrumpo molesta — ¿Qué rayos te pasa?
— nada — tira su servilleta sobre la mesa y se pone de pie — iré a matar el aburrimiento en la portatil que me cedió nuestro captor por que no sé si te has dado cuenta que somos prisioneros en está maldita mansión.
Henry sale del comedor dando un portazo. Me encogo dentro de mi, no sabia lo que me deparaba el dia de mañana pero si no recordaba nada como sospechaba, lo menos que yo queria era estar molesta con mi hermano, lo dejaria que se calmara para hablar con él.
Buscaria a Regina, le pediria que si yo olvidaba, que se hiciera cargo de mi hermano, ambos habian hecho una bonita amistad asi que esperaba que aceptará.
Ella estaba de pie, junto a su escritoria, suponia que estaba anotando en su diario pero al sentirme se giró con una gran sonrisa.
— te tengo un regalo — extiende una caja con un hermoso lazo rosa, lo veo y le sonrió, con cuidado lo voy devolviendo, mis ojos se ponen vidriosos al sacar aquel retrato, el marco era de plata pero la foto me ha causado tantas ganas de llorar, era yo en brazos de Isael... él tenia su rostro pegado al mio, ambos dormidos — está mañana llegué a preguntarle algo a mi hermano, me gustó tanto verlos asi que saque mi móvil y se las tomé. Ahi se me ocurrió que este amor aqui plasmado, eso te haría recordar Merlina.
Gruesas lágrimas escapaban de mis ojos, yo lo amaba pero muy tarde lo supe, habia pasado el tiempo y no lo habíamos aprovechado.
— Isael — murmure mientras pasaba mi mano por el cristal — gracias Regina.
Ella se acercó y me abrazó fuerte.
— lamento los malos ratos que te hice pasar Merlina, deseo de todo corazón que no nos olvides.
— tambien lo deseo Regina.
Isael
El mensaje llegó en la forma de aquella mariposa... el consejo, junto a los magos de todo el mundo estaban listos para destruir a la guardiana, aún no entendia cómo se habían enterado que su cumpleaños era al dia siguiente. Era claramente una guerra desigual, ella, recien descubra quién es y su misión, iba a desconocer como destruirlos prontamente.
Solté el aire retenido y me deje caer en mi silla.
— una decisión difícil amo — Lucio me observaba con lástima.
— no... — desvío la mirada — ambos sabemos que decisión he de tomar.
— peleará contra su gente, su pueblo por ella y al final ella acabará con su vida — le sonrió con tristeza por que había descrito justamente lo que iba a pasar, definitivamente el amor era mi perdición, por amor me iba a enfrentar a los magos, brujos, hechiceros, Braary. Iba a traicionar a mi gente por amor... yo, el hombre que nació entre magos, me iba a enfrentar a ellos por amor a una mujer, la amaba tanto que no iba a permitir que nadie le hiciera daño, aunque mi destino estaba descrito... yo moriria en sus manos.
Abro el cajón de mi escritorio y sacó un sobre.
— toma — Lucio observa el sobre y luego a mi — es una escritura de una de mis propiedades, te la estoy cediendo, asi mismo te daré dinero para que... — él levanta su mano enguantada.
— no lo dejaré amo — cruza sus brazos detrás de su espalda y me oberva — cuándo estuve a punto de convertirme en un hombre sombra usted me ayudó, usó su magia y no me convertí en un esclavo de los Braary para la eternidad, si tuvo sus efectos, he vivido cuatrocientos años, sin ser brujo, ni mago. Fui tocado por los Braary y eso me hizo un inmortal a su manera.