Lo abrace fuerte, mi nariz pegada a su cuello, queria despertar con su olor en mi piel. Senti sus brazos rodearme, apretarme, sus labios en mi cien, luego en mi cabello. Sus manos subiendo y bajando por mi espalda y el fuerte latido de su corazón... mi Isael.
— duerme, velare tus sueños — apretó fuerte su hombro, temia a lo que iba a pasar.
— vete Isael — su mano se detiene en mi espalda — no se que pasará... le temo a esa hora.
— no puedo dejarte Merlina.
— por favor — levanto el rostro y beso su barbilla — si me amas vete.
— precisamente por que te amo no quiero dejarte sola — suspiró.
— Isael, el mago que conquisto mi corazón sin usar magia.
Él no respondió, sólo me estrechó un poco más. Su mano subia y bajaba en mi espalda, sentia paz en medio de mi miedo. Esperaba no perderlo.
Abri los ojos al sentir que me caia, odiaba ese tipo de sueños, traté de enfocar bien hasta que pude vislumbrar la hora en el reloj de mesa de Isael. Faltaban diez minutos para las doce... el inició de un nuevo dia.
La respiración de Isael es acompasada, duerme tranquilamente, poco a poco voy saliendo de sus brazos, al ponerme de pie decido salir de puntillas de su habitación, necesitaba estar segura que no haria daño... no a él.
Corro a mi habitación y pongo bajó llave la puerta, mi corazón late a mil, siento un zumbido en mis oidos.
— ...Merlina — miró alrededor, es como si el viento dijera mi nombre, el miedo crece dentro de mi, mientras las manecillas del reloj no dejan de trabajar... deseaba que el tiempo se detuviera pero era imposible.
Me dejó caer de rodillas por que el miedo está tomando el control, respiró y exhalo.
Siento que el suelo debajo de mi cuerpo tiembla, luego un calor empieza a sentirse en mis pies para ir subiendo lentamente, apretó los puños por que sé que algo está cambiando dentro de mi, siento que mi cuerpo por dentro está calentandose, mi corazón late como un caballo desbocado.
Levantó la mirada y miro el reloj de la mesa son las doce de la noche, el dia de mi cumple... podia jurar que escuchaba y sentia mi sangre recorrer con ímpetu mis venas. La presión en mi cabeza duele, en mis ojos.
— ... Merlina — escuchó muchas voces dentro de mi cabeza mientras la sujetó con fuerza, apretó mis dientes mientras el calor me envuelve, siento que estoy ardiendo... no lo resisto...es como si estuvieran ingresando tanta información en mi cerebro, duele... duele mucho, las voces, no más, susurró.
— Bienvenida — abro los ojos y estoy nuevamente en ese lugar, él está sentado, su rostro se ve tranquilo — ¿Eres hija de tu madre o hija de tu padre? — frunzo el ceño ante su estúpida pregunta, me incorporó y me siento mas fuerte.
— me parece que es una pregunta estúpida — él enarca una ceja ante mi respuesta, desde que lo conocia... yo habia sido dócil.
— no lo es pequeña Merlina — recorro con la mirada el lugar donde he venido desde niña — veo en tu rostro que odias mi morada — sonríe y su mirada se dirigi hacia arriba para ver... nada, todo era oscuridad — yo también la odio.
— última vez que me haces venir aqui — me cruzó de brazos y su mirada ahora está puesta en mi.
— Estás preciosa, el cambio te sento muy bien.
— ¿Cambios? — extiendo mis manos, son iguales que ayer... no, la piel se ve tan suave, parece de porcela.
— eres un anzuelo andande — doy un paso hacia atrás — cuerpo prefecto, fuerte... cualquier hombre caerá rendido a tus pies, pero los brujos o lo que sea, usará su magia para tratar de conquistarte más no sabes que cayeron en la telaraña que será su muerte.
— sacame de aqui — el miedo se ha ido, lo he comprobado, cuándo él se ha puesto de pie. Se ve peligroso pero no me muevo... no le temo.
— ¿Qué sientes Merlina? ¿deseas matarme? — entreabro los labios, mientras avanza hacia mi. Sus pizadas resuenan — dime ¿Quieres matarme?
Lo veo a los ojos, sin miedo a su altura, a su cuerpo fuerte.
— si, quiero matarte, romperte en dos — él sonríe mostrando una hilera de dientes perfectos.
— ¿Qué te detiene? — su sonrisa es de burla — te diré, tienes una gran lucha dentro de ti misma, una parte tuya quiere matarme, acabar conmigo pero tu otra parte lo impide, por lo que veo estás dividida en dos. Tus dos partes son fuertes.
— sacame de aqui — sujetó su brazo con fuerza, su mirada se posa en mi mano que está sujetando mi brazo.
— tú puedes salir de aqui ... de hecho... — calla un momento — ¿Qué harás Merlina?
Su pregunta me ha dejado callada un momento, mi cerebro me hacia llegar tanta información, nombres de calles, el número de las casas, luego los rostros de las personas que vivian en esos lugares. No podia con tanta información, dato tras datos, sin descanso.
— visitar cada lugar que... — calló por que me doy cuenta que era un peligro para todos ellos... familias enteras.