El amor de la bestia

Capítulo 15

Aprovecho los últimos rayos de sol mientras sigo admirando el paisaje. Alzo mi vista al ver que el cielo se oscurece de un momento a otro, luego escucho un fuerte rugido seguido por tres más al igual de escalofriantes. 

«¿Qué es eso?», me cuestiono a mi misma. De pronto escucho voces de soldados dando órdenes, me acerco al balcón y trato de ver qué es lo que está pasando, pero desde aquí no veo nada. 

A lo lejos alcanzo a distinguir la voz de mi padre. Esto es extraño, algo importante está pasando y yo no me voy a quedar a adivinar. Me coloco el abrigo y sin darle más vueltas al asunto me apresuro a salir.

Justo al ir cruzando el gran salón, la voz de Dragfor me hace detenerme. 

—Eire, ¿a dónde vas tan aprisa?

—Algo está sucediendo frente al palacio, iré para asegurarme que todo esté bien.

—No te preocupes, no hay nada por lo cual alarmarse, son los nuevos invitados quiénes han llegado —asegura restando importancia.

—¿Nuevos invitados? —indago un poco confusa.

—Sí —asegura mostrando un poco de incomodidad. 

—Entiendo —respondo pensativa—. ¿Sabes por qué nadie me informó que tendríamos invitados? Hace poco menos de un par de horas estuve con Shani y no mencionó el tema.

—Si soy sincero no sabíamos que vendrían ahora, también nos tomaron por sorpresa —responde mostrando una encantadora sonrisa, pero la cuál no funciona conmigo.

—De todas formas iré a saludar —respondo mostrando mi mejor sonrisa; esa que hace saber que no hay argumento que me haga cambiar de idea.

—Sé muy bien que no podré persuadirte —asegura haciendo un gesto de resignación—. Aunque se supone que debería hacerlo.

—Ya me tienes intrigada ¿Por qué no debería ir?

—Mi líder teme a que te asustes ante lo que vas a presenciar —asegura un poco preocupado.

—¿Asustarme yo? Me doy cuenta que no me conocen Dragfor —respondo molesta—, ya he visto criaturas que parecen salidas del mismo infierno, una más, no hace la diferencia —aseguro encogiéndome de hombros.

—¡Después no digas que no te lo advertí! —exclama Dragfor, pero esta vez ya no me detengo a escucharlo.

Sin perder más tiempo, avanzo a pasos rápidos. Al tiempo que atravieso la puerta me quedo conteniendo el aire. Lo que mis ojos ven es algo que nunca en mi vida me habría imaginado.

Frente al palacio hay tres dragones: sus ojos son como llamas de fuego, de sus patas salen grandes garras, sus cuerpos están cubiertos de escamas, las cuales parecen más una gruesa armadura. De su cabeza sobresalen dos largos cuernos y sobre su lomo se alzan sus alas; parecidas a las alas de un murciélago. A diferencia de los otros dos dragones, hay uno que es más pequeño y de un color rosa pálido. Mi corazón late con frenesí al estar frente a tan imponentes criaturas.

De forma inconsciente camino esquivando a los soldados hasta llegar  al lugar donde mi padre se encuentra hablando con Mondrag. Los dos hombres se dan cuenta de mi presencia al mismo tiempo, es mi padre quién se acerca a mí mientras que Mondrag me ignora.

—Eire ¿Qué haces aquí? Deberías estar descansando —me dice mostrándose preocupado.

—Ya estoy mejor, baje porque me di cuenta que estaba sucediendo algo raro y quería verificar que todo estuviera bien —respondo posando mi mirada ante las criaturas.

—No te preocupes, hija, todo marcha bien, solo estamos recibiendo a nuestros invitados —asegura.

—Si son tus invitados, porque no me avisaste para venir a saludarlos, ¿o es que no soy bienvenida? —recrimino cruzándome de brazos.

—No pensé que fuera buena idea teniendo en cuenta que no habías sido prevenida, temí que te llevaras una fuerte impresión, en el mundo mortal ellos tan solo son parte de un mito. Discúlpame por no haber hecho el tiempo para explicarte sobre su naturaleza y su verdadera forma.

—Ahora comprendo —aseguro al recordar la plática que había tenido con Shani el día que llegué a Eirlea. Al parecer mi amiga le había informado a detalle los acontecimientos a mi padre.

—No te preocupes por mí. A estas alturas ya nada me causa temor y ahora que los tengo frente a mis ojos, más bien siento una gran admiración ante tan imponentes criaturas, realmente son bellos —aseguro mostrando una sonrisa.

Sin querer dirijo mi atención a Mondrag, él también me está observando y al parecer escuchó lo que dije. Me regala una media sonrisa y luego sigue en lo suyo.

—Cada día me asombra tu valentía mi pequeña, yo solo he tratado de no agobiarte más de lo que ya estás, sé que todo es nuevo para ti y por eso trato que todo sea lo más parecido a tu vida en el mundo mortal, aunque realmente es imposible, pero cuando puedo evitarte un mal rato lo hago con gusto.

—Gracias padre, pero ya no debes preocuparte por mí, ya soy una chica grande —aseguro mostrando una amplia sonrisa.

—¡Esa es mi pequeña! —exclama ignorando lo de chica grande—, y no creas que no te iba a presentar a los invitados, solo estaba esperando a que tomen su aspecto humano, no lo han podido hacer por su propia cuenta, pues hace mucho tiempo que están alejados de la fuente de su poder y cuando eso sucede tienden a ser un poco agresivos.



#46 en Fantasía
#6 en Magia

En el texto hay: criaturas magicas, romance, drama

Editado: 29.07.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.