El amor de mi Adolescencia

5. Suficientemente bueno.

Justin Ayala.

No hay mejor sonido en el mundo que el de la campana que anuncia el final de clases.  

La campana que anuncia el final de las clases sonó, me apresure a guardar mis cosas y salir del salón. Baje las escaleras casi corriendo, cuando estaba a punto de llegar al salón de Mara, María, me topé con Brenda. 

Oh Brenda, solo quítate. Tengo mucha prisa.

Y esque esta chica no entiende. No he hecho nada para que crea que me gusta, y sigue, y sigue. Es como una clase de maldición, les juro por todo lo que quieran que yo sé que soy atractivo, y que ella no es fea, pero también les puedo jurar que ella no me gusta ni un poco. 

—Justincito, lindo. No te vi en todo el día ¿Nos vamos juntos?— En realidad podría irme contigo, pero no quiero. Me tomo de la mano e iba a entrelazar nuestros dedos, pero solté mi mano.

La mire con una mueca en mi rostro —Si Brenda, no nos habíamos visto. Hoy tengo prisa,— vi a María salir de su salón dando pequeños saltitos a lado de una chica un poco más alta que ella. Sonreí inconscientemente. Regrese mi vista a Brenda —Vendrán a recogerme así que nos vemos luego— Deje un beso en su mejilla e inmediatamente un sonrojo cubrió su cara. Rodé la mirada y me aleje de ahí

Ay por favor, no puede ser cierto¿Se puso roja por un beso en la mejilla? ¿No que era una fuckgirl en todas sus letras?

Seguí mi camino, ahora hacia la salida de la escuela. Una vez fuera de la escuela trate de ver a María entre toda la multitud, no la veo por ningún lado. Tal vez se fue. Ese pensamiento fue borrado en cuanto escuche una pequeña risa detrás mí. Voltee a esa dirección. 

Ahí está, recargada a un lado de la entrada escolar, estuvo ahí todo este tiempo 

—¿Qué pasó Justino necesitas lentes? ¿Se te perdió alguien? ¿Te escondes de la CIA? 

Dijo de manera muy burlona, mientras caminaba hacía mi al mismo tiempo que ajustaba las correas de su mochila marca Disney.

—No, claro que no, mi vista es perfecta. Sin embargo tu eres muy pequeña por lo que no te pude ver,  así que te me perdiste por un momento.— frunció su ceño. Sonreí y puse mi dedo índice entre sus cejas —Arrugas cariño, si sigues haciendo eso te saldrán arrugas

Dio un manotazo a mi dedo, pero antes de que me golpeara quite mi mano. 

—A ti te saldrán arrugas a mí no. Soy joven, mucho más joven que tú. Y no soy pequeña.— sonrió y comenzó a caminar ¿A dónde va? Se supone que yo le voy a presentar a alguien y ella se va

La alcance y camine a su par, camina demasiado rápido para tener unas piernas tan cortas. ¿Cómo lo logra? Es un misterio. 

Divise el carro de Nico a unos cuantos metros, al parecer él también me vio porque se bajó del camaro usando el lado del piloto, la puerta del copiloto se abrió y bajó Matteo. Matteo es el primo de Nico, el primo más cercano, bueno al que más quiere, a mí me agrada es un sujeto súper agradable y amistoso, pero es algo peculiar. Un 99% de mis amigas y las de Nico, se alejan cuando Matteo está cerca.

Me detuve en frente de ellos, María se siguió caminando unos pasos, al darse cuenta que ya no iba con ella. Volteo. Le sonreí y le hice una seña con la mano para que regresara. Me enseñó la lengua y regresó a mi lado medio trotando, medio brincando.

Una vez que estuvimos frente a frente con Nico y Matteo. El primero la miró de arriba a abajo con una ceja alzada. Maldición ¿Acaso todos pueden alzar las cejas, menos yo? Mientras Matteo le miraba curioso

—Hey chicos, ella es Mara

Pase mi brazo por sus hombros. Como era de esperarse ella quito mi brazo y puso un paso de distancia entre nosotros. Creí que María no iba a hablarles, es lo común cuando te presentan a alguien que no tiene nada que ver contigo

María sonrió —Hola, en realidad no me llamo Mara, mi nombre es María. Pero aquí Justino cree que puede cambiarme el nombre— esta chica o toma confianza demasiado rápido o es muy segura de sí misma

Nico la seguía mirando como si algo en ella no le agradara del todo, así que Matteo hablo —Hola Mari, él es mi primo Nicholas yo me llamo Matteo— le extendió la mano para darle una presentación más formal, María se le quedo viendo a su mano con las cejas enarcadas. 

Oh diablos

Las uñas de Matteo están pintadas de colores pastel, él al ver que María no toma su mano de inmediato sonríe de manera nerviosa. Me estaba preparando para un comentario pasivo-agresivo de parte de María, pero, ella simplemente tomo su mano y le comenzó a quitar el barniz de una uña. Todos la miramos raro, de verdad, Matteo la veía tan indignado que podríamos reírnos, pero no sé qué es lo que está pensando María, es algo de lo que te hace querer saberlo todo de ella, pues parece que su mente funciona de manera diferente.

María soltó la mano de Matteo y le sonrió  —Ya, ahora puedes volver a pintarla y no se verá mal,— Matteo le miró aún sin entender. María parecía querer darle un golpe —Tu uña, al barniz en ella le faltaba una pequeña parte, como si se hubiera dañado mientras hacías algo, se veía mal así,—  se encogió de hombros —ahora solo debes de pintar esa de nuevo



#26211 en Novela romántica
#16409 en Otros
#2554 en Humor

En el texto hay: despedidas, primeramorcomediaromantica

Editado: 05.12.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.