Justin Ayala.
¿Les ha gustado tanto alguien que se imaginan cómo sería si este alguien conociera a sus amigos y se llevaran genial entre todos? Yo nunca creí que algo así me pasaría, pero aquí estoy con mis amigos esperando a que Mara salga de la escuela.
Durante la escuela hablamos un poco, pero al finalizar las clases yo salí corriendo, no literalmente porque nadie tendrá el placer de verme correr si no es en la clase de deportes, pero sí salí muy rápido de la escuela. Volviendo al tema de enamoramientos... ¿Qué mierda dije? Quería decir de ligues de una semana, y personas que nos parecen atractivas, eso era.
Bien mis mejores amigos luego de Nico y Matteo, aunque a este último nunca se lo diga, está Axel, es moreno, con algunos lunares en la cara, es diez centímetros más bajo que yo, su cabello está casi rapado. Luego Renata, mi mejor amiga, es alta, cabello castaño claro, ojos claros, de pequeños decían que eramos hermanos, buenos tiempos. Por último Valentina Solari, extremadamente delgada, cabello negro, cara alargada. Y son todos, bueno son los más cercanos.
Así que estamos afuera del auto de Axel, a unos metros de la salida de la escuela, esperando a que Marita salga.
—¿De verdad existe?
Mire mal a Renata. —Sí, sí existe.
Ignoré los murmullos de esos tres, en cuanto vi salir a una niña con uniforme de falda y unos Vans negros en lugar de zapatos femeninos.
—¡Ahí está!
Todos giraron en dirección de Mara y Valentina hizo una mueca indescifrable.
—¡Mara!
Ella me miró e hizo una sonrisa que más bien pareció una mueca, y se acercó hasta estar frente a nosotros. Les dio una mirada rápida a mis acompañantes. —Hey Justino.
Tome su mano. —¿Terminaron bien tus clases?
—Algo así,— Se mordió el labio y ladeo su cabeza varias veces. —No es mi culpa que en la clase de Diseño Gráfico nos eligieran a Jonathan y a mí como Jefe y subjefe de grupo, molesto a varias personas, incluyendo Daniel así que para que dejaran de hacer drama puede y escúchame bien porque solamente puede que haya abierto la ventana que da a la calle y haya arrojado los papeles de las votaciones, así que también puede que el maestro se haya enojado conmigo y haya escogido a Daniel como subjefe, en lugar de a mí.
—Oh, oh, oh, esta chica es genial Justin.— Dijo Renata mientras miraba a Mara con un sonrisa.
Mara la miró con sus cejas enarcadas. No digas nada Mara, por favor. Déjame hablar. —Mara bonita ella es mi mejor amiga Renata,— Señale a Valentina y Axel. —Ellos son mis otros amigos Valentina y Axel.
Mara les dio una sonrisa pequeña y además fingida. ¿Ahora qué?
Valentina sonrió burlona. —¿Mara, cierto? Comenzábamos a pensar que eras falsa, solo escuchábamos lo hermosa que eres y tu perfecto sentido del humor, pero bueno ahora que te vemos, si se siente todo falso.
—Que graciosa eres Val, pero sí habíamos escuchado de ti solamente. Es genial verte y saber la travesura que hiciste.
Gracias Renata.
—No fue una travesura, fue algo como un acto para mantener tranquilos a los estudiantes pubertos que se enojan por no ser el centro de atención,— Miro a Valentina con una sonrisa nada amigable. —Hay muchos de esos hoy y bastante cerca si me permites agregar.
Dios; sé que no he sido la mejor persona ni la más devota pero donde quiera que te encuentres en este momento, dales paz para que no hagan alguna estupidez.
—Qué lástima,— Dijo Axel y Mara inmediatamente lo miró. —Digo que, qué lástima que las personas sean tan estúpidas.
Ella enarcó una ceja. —Einstein decía; "Dos cosas son infinitas la estupidez humana y el universo, y no estoy seguro de lo segundo". Y a mi parecer todos somos estúpidos en diferentes maneras.
Axel silbo largo y me palmeo el hombro. —Vaya Justin que encontraste a una chica lista y bonita.
Sonreí. —Es mucho más que eso.
—Como sea,— Valentina puso su mano en su cintura. —Supongo que tu padre es maestro, uno de los super estrictos que todos odiamos, porque nadie se aprende esas frases.
¿Eso que tiene que ver con que probablemente le guste leer sobre Einstein? Aunque también puede ser que por esa razón Mara sea muy especial en su carácter.
Mara rodó los ojos. —No, mi papi no es maestro.
Bien, jamás creí que su padre fuera maestro.
—¿Filósofo?,— Intentó Renata.
La niña linda hizo una mueca. —Tampoco.
Axel habló. —¿Químico?
Mara frunció el ceño y rodó los ojos, de nuevo. —Miren que no estamos jugando a atinale al precio.
Valentina dio un paso enfrente quedando más cerca de Mara. —¿Entonces, en qué trabaja tu padre?
—Mi papi es tabiquero.
Mira que yo no sabía esto, tampoco sé qué es eso. Pero no preguntare porque seguramente descargara todo el sarcasmo que su pequeño cuerpo tiene.