El amor después de amar

Capitulo 4

"La libertad no era un lugar, sino un estado de ser que ella buscaba en cada rincón de su mente."

Kate

Hoy se cumple un mes desde que mi hermana y mi cuñado se mudaron a mi ciudad. Ha sido un cambio significativo, tanto para ellos como para mí. Ella ha empezado a trabajar en una empresa de biotecnología, un paso importante para obtener la experiencia que necesita para su carrera en enfermería. Sé cuánto le ha costado transferir todo su expediente académico a la universidad local, con todas las complicaciones y dificultades que esto conlleva, pero lo hizo. Reconozco que su decisión de mudarse aquí fue en parte para estar cerca de mí, para no dejarme sola en este momento difícil.

Mi hermana y mi cuñado hicieron todo lo posible para adaptarse rápidamente, y me alegra ver que están construyendo su vida aquí. A veces me siento como una carga para ellos, especialmente cuando pienso en cómo se han sacrificado para estar conmigo. La realidad es que aún estoy lidiando con mi propio proceso de recuperación, asistiendo a la psicóloga y con la psiquiatra que sigue manteniéndome bajo medicación. Mi bienestar sigue siendo una montaña rusa, y no puedo evitar sentir que ellos están aquí en parte por eso, para asegurar que no me hunda completamente.

Agradezco cada día que pasamos juntos, aunque a veces me pregunto si estoy haciendo lo suficiente para no ser una carga. No quiero que mi hermana sienta que ha dejado todo atrás solo para cuidarme. A pesar de que su presencia me brinda un consuelo inmenso, también siento una responsabilidad por no defraudarla.

El hecho de que ella y mi cuñado hayan decidido cambiar sus vidas para apoyarme es un recordatorio constante de cuánto me quieren, de cuánto me han apoyado, incluso cuando yo misma no estoy segura de cómo seguir adelante. A veces me siento como si estuviera atrapada en un limbo entre el pasado y el presente, entre la necesidad de sanación y la realidad de tener que seguir adelante.

Este mes ha sido un torbellino de emociones. Cada día es una mezcla de gratitud, duda y una esperanza tenue de que algún día todo esto se pondrá en su lugar. Mientras tanto, me aferro a la presencia de Ali y Kev, buscando en ellos el apoyo que necesito para seguir adelante, y esperando, con todo mi corazón, que este camino hacia la recuperación sea más que una simple rutina, sino una verdadera oportunidad para sanar y encontrar la paz nuevamente.

- Ali, cuéntame, ¿cómo te ha ido en el trabajo? - me encontré preguntando, y me sorprendió lo natural que se sentía. Era la primera vez en mucho tiempo que me interesaba por algo que no fuera mi propio mundo interior o el de mi familia.

- Pues bien, Kate. Estoy bastante impresionada con el nivel de tecnología que manejan en la empresa. Hay muchos avances que realmente van a salvar vidas - respondió mi hermana con entusiasmo. Su pasión por su trabajo era palpable, y no pude evitar sentirme un poco envidiosa de esa energía positiva.

Una idea cruzó por mi mente: tal vez podría ir a conocer la empresa, ver de cerca lo que hace que mi hermana esté tan emocionada. Pero la deseché rápidamente, pensando en lo complicado que sería manejar una visita. Sin embargo, la idea persistió, como una pequeña chispa de curiosidad.

- Claro, pues a eso se dedican, Ali. Y dime, ¿algún día podré ir a conocerla? - le pregunté, intentando mantener mi voz casual. La psicóloga me había sugerido explorar lugares nuevos para encontrar motivos adicionales para seguir adelante. Quizás comenzar con un recorrido por el lugar donde mi hermana trabaja podría ser un buen primer paso.

- ¡Oh! ¿Lo dices en serio? Claro, podrías ir mañana mismo si quieres. Nuestro jefe es bastante tranquilo, siempre y cuando no haya disturbios o peleas. De lo contrario, tiene un carácter bastante osco - dijo, con una sonrisa juguetona. Me sorprendió escuchar eso, pero también me dio una visión más clara de la empresa.

Imaginé cómo podría ser el lugar. Mi hermana me había hablado de un entorno de trabajo moderno, lleno de tecnología avanzada. El edificio era grande y elegante, con paredes de vidrio que permitían que la luz natural inundara los espacios. El área de trabajo era abierta y espaciosa, con estaciones de trabajo organizadas y equipos de última generación. Me imaginé a los científicos y técnicos moviéndose entre los equipos, inmersos en sus investigaciones.

- Perfecto, entonces. Me encantaría ver cómo es - le respondí, sintiendo un pequeño alivio al planear algo que me sacara de la rutina.

- Genial, mañana te enviaré los detalles. Solo asegúrate de no causar ningún disturbio - me dijo con una risa ligera.

- No te preocupes, prometo ser un visitante modelo - le aseguré, tratando de ocultar mi nerviosismo. No estaba segura de cómo me sentiría en un entorno desconocido, pero la idea de salir de mi burbuja cotidiana me daba un ligero sentido de propósito.

Esa noche, me sentí inesperadamente emocionada. Conocer el lugar donde mi hermana trabaja, ver lo que le apasiona, era una forma de conectarme más con su vida y quizás también con la mía. Quizás al explorar algo nuevo, encontraría un pequeño respiro en medio de la tormenta interna que había estado navegando.

Y así, la idea de salir y enfrentar un nuevo entorno se sintió como una pequeña victoria. Era un paso hacia adelante, un intento de abrirme a nuevas experiencias y, tal vez, encontrar un rayo de luz en medio de la oscuridad que a veces parecía envolverme.

Al anochecer, como siempre, no pude pegar ojo por más que lo intenté. Sabía que debía descansar para estar presentable al día siguiente, cuando visitara el lugar de trabajo de Ali, pero mi mente no cooperaba. Los pensamientos se arremolinaban en mi cabeza, alimentando la ansiedad que ya se había convertido en una vieja compañera. Aun así, no quería que mi falta de sueño arruinara la visita.

Por la mañana, decidí ducharme y dejar que mi cabello se secara al natural. Me paré frente al espejo, observando mi reflejo mientras elegía mi atuendo. Finalmente, opté por unos jeans negros, una blusa lila, zapatillas blancas, y un bolso a juego con la blusa. Había estado intentando alejarme del look total black, y aunque el negro siempre había sido mi refugio, sentí que hoy era un buen día para agregar un poco de color. Dejé mi cabello suelto, permitiendo que sus ondas naturales cayeran suavemente hasta debajo de mis glúteos. Me sorprendió lo largo que había crecido; hacía tiempo que no me fijaba en esos detalles.




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