El amor en el tiempo de las mariposas.

Capítulo 3

Había empezado a notar que era cierto lo que Logan decía sobre Gabriel, pero no lo sentía mal, tal vez era solo que Logan exageraba porque no sentía malas intenciones de Gabriel hacia mí. 
El no nos había presionado para irnos, de hecho me ofreció quedarme todo el tiempo que quisiera, pues el no vivía con nadie más que solo con algunos empleados y le haría falta compañía, el dilema  era el problema de Logan, habíamos hablado ya sobre eso, no quería que Harrys lo encontrara pero el estaba dispuesto a volver solo para no traerme ninguna consecuencia a mi ya que Harrys me conocía y podía utilizarme en contra de él, por su puesto, manteníamos al margen a Gabriel de esa situación. 
El pensó que sería buena idea si nos llevaba a comprar  ropa para unos días. Logan no quería aceptar y yo no quería abusar, pero Gabriel me convenció y yo convencí a Logan. 
El mundo parecía volverse tranquilo de la nada cuando sostenía la mano de Logan al caminar por el centro comercial, nos envolvimos en una conversación sobre cualquier cosa mientras caminábamos tomados de la mano, Gabriel se había adelantado a nosotros y nos dijo que nos vería en unos momentos. 
Nos sentamos a esperarlo en una banca y luego de  unos segundos, el olor a lavanda me invadió. 
Logan reconoció el tatuaje que le había descrito en una mujer que había pasado por nuestro lado, yo sentí el olor a lavanda, pero por alguna razón no le dije nada a Logan, hubiese acabado con todo eso si tan solo le hubiese dicho que era ella pero al parecer yo ya no quería encontrarla, no quería volver. 
Sentí a Logan levantarse y no pude detenerlo, la mujer parecía llevar prisas. el se acercó a ella y en cuanto lo vió le dijo.

-- ¿que quieres?.--

Era ella, sin duda era madre.

-- Disculpe, es que me pareció que su tatuaje en su muñeca es algo peculiar.-- dijo Logan.--
-- A que te refieres.-- preguntó mamá.--

Logan me miró desde donde estaba sentada a unos tres metros de ellos, entonces me señaló y le preguntó.

-- Me preguntaba si la conocía.--

al escuchar sus palabras, mi corazón se aceleró y apreté el colgante en forma de mariposa en mi mano. esperé con ansias su respuesta y quedé de piedra cuando contestó.

-- No la he visto en mi vida.--

Logan pensaba que era cierto, que no me habia visto en su vida. iba a dejarla ir pero yo no lo soporté y me levanté, me puse de frente a donde ellos estaban y desde nuestra distancia le dije con la voz rota.

-- Mamá.--

Sentí la mirada de Logan sobre mi. estaba confundido, mi madre no se movió mientras que él se acercó y me dijo.

-- No creo que sea ella, esta mujer no es como la describiste, su cabello...--
-- Es rubio.-- le dije sin dejarlo terminar.-- lo sé.--

Gabriel llegó un segundo después, iba a decir algo, pero al ver la situación se quedó en silencio y cuando vió a mi madre parecía sorprendido o indignado. 
escuché que ella le dijo.

-- Tú...maldita sea, siempre eres tú.-- 
-- ¿Ustedes...ustedes se conocen?.-- preguntó Logan.-- 
-- Yo no olvidaría ese rostro.-- dijo Gabriel.--

hubo un silencio lleno de tensión y una mezcla de emociones llenas de lo que parecían ser recuerdos pesados entre mi madre y Gabriel.
ella intentó irse, pero él se acercó rápidamente y la tomó del brazo.

-- Detente ahí mismo, ya deja de huir.--

ella luchó por librarse de su agarre, pero el la sostuvo más fuerte, yo me aferré a Logan y el me envolvió con su brazo para protegerme.

-- ¡Suéltame!.-- dijo ella.-- No sabes nada, no puedes juzgarme.--
-- No estoy en posición de hacerlo, soy quien menos debería hacerlo pero lo haré. Eres una mala persona, Amalya, ¿cómo pudiste dejarla y tras de eso querer irte sin más?. --
-- ¡cierra la boca! tu no tienes ningún derecho, ¡tú  nos abandonaste primero!.--

Logan y yo no decíamos nada, quería saber que estaba pasando mientras que los escuchaba confundida y atenta  a cada palabra, sentía cientos de vistas sobre nosotros, las personas incluso se detenían para observar.

-- ¡sabes que eso no fue lo que pasó!.-- 
-- ¡se muy bien lo que pasó! --respondió mamá.-- ¡te fuiste y me dejaste sola con una hija que sabías bien que no podía criar sola. te odié durante malditos diecisiete años cuando la veía y no podía dejar de pensar en lo que me hiciste. yo tuve que criarla sola, ¡criar a alguien que no quería! arruinaste mi vida, y esa niña estúpida también lo hizo, por si no fuera poco su maldita existencia, también tenía que quedarse ciega y hacer mi vida miserable.--

al escuchar sus palabras, casi pude sentir el crujir de mi corazón rompiéndose poco a poco, no sabía lo que estaba pasando, necesitaba que alguien me explicara pero no podía hablar. 
Logan me abrazó y me susurró que nos fuéramos, pero yo me negué.

-- ¿Como puedes decir eso?.-- dijo, Gabriel.-- ella no tenía la culpa de tus errores ni los míos.--
-- ¡yo se que no tenía la culpa! ese es el maldito problema, no tenía a nadie cerca para culpar. tú sí la tenías y la tienes, y ya que no estuviste, hice que recayera sobre ella. Quédatela, ahora que la has encontrado es toda tuya...y de nada por criarla.--

Gabriel la soltó y ella se dió la vuelta para irse. me liberé de los brazos de logan y me guíe con mis propias manos para intentar llegar hacia ella, pero logan me detenía.

-- ¡Mamá! por favor no te vayas.-- le dije con la voz rota.--¡no te vayas!.--

fue muy tarde, ella se fue ignorando mis súplicas. 
Ese día supe lo que era la diferencia entre que alguien te lastime y que te rompan el corazón. Mi madre fue mi primer amor, la primera que quise, la primera en llevarme a ver las mariposas en el tiempo de las mariposas, la primera en tomar mi mano y la primera en romper mi corazón. 
yo la amaba, a pesar de todo la quería porque estaba aferrada a una esperanza vacía de que ella me quisiera también y sentía culpa de ser quien arruinara su vida. 
Quería ser feliz, pero también la quería a ella porque me había acostumbrado a un falso cariño...solo me preguntaba por qué había fingido, y me asustó la cantidad de odio que guardaba detrás de tanta falsedad.
Gabriel nos llevó a su casa nuevamente, yo aún estaba llorando, Logan me ofreció un baso con agua y me ayudó a sentarme. dirigí mis palabras a Gabriel, pero no sonaron igual de tranquilas que en mi cabeza.




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